El café, antes de germinar en un grano, suelta una flor blanca que decora los sembrados | Foto: Fundación Compaz

Buenos Aires, Cauca

Un café cultivado por firmantes de la paz que enamora al mundo

En la ETCR de La Elvira, en el Cauca, un grupo de desmovilizados cultivan un café que ha logrado importantes reconocimientos. A pesar de que la violencia ha vuelto a mostrar su cara en la región, siguen comprometidos con la paz.

9 de febrero de 2021

“No podemos condenar a las generaciones futuras a la guerra. Debemos construirles un escenario distinto. No podemos permitir que, una vez más, la guerra nos someta”, dice Antonio, de la Mesa Nacional de Café, en una reunión virtual con otras iniciativas productivas que le apostaron al Acuerdo de Paz. Cuenta que, en las filas de la guerrilla, de tanto andar por todo el país, los acentos de las regiones se cruzaron y hasta se crearon nuevas palabras. Por eso hoy en su voz se entremezclan entonaciones propias del Valle del Cauca con las del Pacífico nariñense

 

La Mesa Nacional de Café es la cristalización de varias cooperativas de excombatientes, como la que conformó Antonio junto con otros firmantes del Acuerdo de Paz. La suya surgió del ETCR de La Elvira, en el Cauca. “En la cooperativa hay unos más visibles que otros, pero todos remamos igual”, asegura Antonio, quien sabe que el trabajo comunitario es la clave.

 

Pese a que iniciaron cuatro ETCR en el Cauca, ya sólo quedan dos. La seguridad es un tema que los golpea cada día, pero el enamoramiento de sus ideas sobre lo colectivo y la responsabilidad de cumplir su compromiso con las comunidades que no quieren más violencia los empuja a apostar por este proceso de reincorporación.

 

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Antonio Pardo de la Mesa Nacional de Café

©Compaz

 

En el Cauca, entre los cafetales de la cooperativa, Romario, uno de los firmantes, se mueve a toda prisa para llegar a la cita infaltable que tiene con el café. El día términa, pero no así el trabajo en La Parábola, el invernadero donde se secan los granos. El golpe seco del rastrillo al moverlos deja en el aire partículas diminutas que al caer la tarde, en la penumbra, sólo se ven con la imaginación.

 


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El sonido se detiene y el blanco pálido de su sonrisa ilumina su cara. Ama su oficio. Al dejar las armas, le apostó todo a la paz. Para cumplir su sueño tenía que lograr que su proyecto fuera exitoso y, sobre todo, sostenible. Se puso en la tarea de hacer que su café fuera el mejor; de eso depende en gran parte su proceso de reinserción, el de él y el de todos sus compañeros.

 

No ha terminado de salir el sol y Romario ya está listo: “Vamos a buscar aguacates para desayunar que ya deben estar buenos, están aquí cerquita de la casa”, dice mientras enfunda su machete y ajusta sus botas. Se ha hecho experto en el café y con toda precisión habla de alturas, porcentajes y procesos técnicos y también ancestrales.

 

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Romario de la Mesa Nacional de Café.

©Compaz

 

El conocimiento de la plantación es algo nuevo, pero los saberes del territorio y las enseñanzas de los mayores no. Ese es el diferencial de nuestro café, la forma como lo cultivamos”, dice Romario. Mucho de lo que ha aprendido lo ha combinado con el conocimiento indígena y campesino, de donde provienen sus antepasados, de quienes se siente orgulloso.

 

Ese diferencial les ha valido un premio como el mejor café del mundo de la compañía Illy , con la que además tienen un acuerdo comercial. También fueron escogidos como “Héroes de la caficultura” por la Federación Nacional de Cafeteros en 2019, un reconocimiento a la calidad de su café.

 

Para Antonio, la Mesa Nacional de Café ha tenido mucha suerte, gracias al acompañamiento que ha recibido. Los campesinos, las campesinas, los indígenas y los afrocolombianos, desde los territorios, desde sus cultivos y con su tiempo, siempre han estado en la disposición de acompañar la construcción de paz.

 

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Plantaciones de café en el Cauca.
 

©Compaz

 

La Mesa Nacional de Café es un buen ejemplo de articulación entre diferentes cooperativas productoras de café lideradas por excombatientes y comunidades víctimas, que se unen con el objetivo de lograr el acceso a mercados internacionales. Los cultivadores también han contado con el acompañamiento y capacitación de distintas organizaciones, empresas, entidades gubernamentales y aliados. Esto muestra cómo los procesos de reincorporación económica puede jalonar el desarrollo en una región, beneficiando a las comunidades en los entornos de los ETCR.

 


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En la finca, el agua ha empapado todas las hojas de los cafetales. Lentamente, Romario llena la canasta de mimbre terciada con frutos de árboles que sirven de sombra al cultivo. “Hace un tiempo un compañero que me había preguntado por mi familia me dijo que tenía el número de mi padre, de quien yo no sabía nada hacía mucho. Al escucharlo decir 'Aló', al contestar, de la felicidad, no pude decirle nada y colgué”, recuerda Romario al pensar en lo más valioso que había vivido tras la firma del acuerdo. 'Pitufo', ese era su apodo de niño con el cual se identificó. Fue la llave que abrió el llanto de sus padres, con quienes pudo hablar después de varios nudos en la garganta, de muchos silencios. 

 

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Marcas de café de emprendimientos agremiados a la Mesa 

@Compaz

 

 

“Y ya ahorita que entramos al proceso de paz, pues fue una felicidad. Casi 20 años sin haber podido darle un abrazo a un hermano,  a mi padre y a mi madre. La oportunidad de haber podido pasar un 31 de diciembre con ellos. Eso fue una alegría inmensa. De verdad son cosas que lo motivan a uno. Día tras día, a pesar de las adversidades, las contradicciones y la politiquería, de verdad estamos convencidos de que la paz sí es posible, y que esto es un clamor que hace el pueblo colombiano… La paz es un derecho constitucional que debemos de cumplir. Y a eso estamos comprometidos más del 95 por ciento de la guerrillerada que firmó el Acuerdo. Necesitamos el acompañamiento del pueblo colombiano, de las organizaciones sociales y que, día a día, se reclame ese derecho que tanto nos pertenece”.

 

Aquellos que, como la Mesa Nacional de Café, le apostaron a la paz  con proyectos sostenibles, saben que la cultura organizacional es esencial para el éxito, y que esto es posible cuando logran como comunidad crear relaciones que permiten el diálogo, la participación y el crecimiento ordenado. Es imprescindible que los campesinos encuentren en lo asociativo la oportunidad  para salir adelante y que vean cómo, a partir de una iniciativa productiva sostenible, es posible cambiar realidades.

 

Esa es la apuesta de la Mesa Nacional de Café una de las iniciativas que la Fundación Compaz, en asocio con Naciones Unidas y la Embajada de Suecia, ha priorizado para estudiar y acompañar con el objetivo de visibilizar sus acciones y aprender de lo que día a día realizan para fortalecerse y crecer. Para conocer más sobre esta investigación, puede ingresar a https://fundacioncompaz.org/aprendizajes-de-paz/

 


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