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ELECCIONES 2018

Uribismo: se abre el juego

Con el retiro temporal de Zuluaga, se amplía el abanico y se desbloquean las demás opciones. Los caminos parecen despejarse para Iván Duque.  

9 de marzo de 2017

La noticia del aplazamiento de la precandidatura de Óscar Iván Zuluaga se conoció a las 6:18 de la tarde de este miércoles. A esa hora, el senador Iván Duque se fajaba, como un pugilista en el cuadrilátero, contra el Gobierno y la Unidad Nacional, para atajar la aprobación de la Jurisdicción Especial de Paz (JEP). Tan encendido fue el debate, que se enteró casi una hora después. O por lo menos, a las 7:20 de la noche se conoció su primera reacción: “Con mucho respeto a la decisión que él (Zuluaga) tomó, solidaridad y con todo el deseo que salga exitoso de las dificultades que enfrenta”.

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Zuluaga se había reunido horas antes en Rionegro, Antioquia, con el expresidente Álvaro Uribe, quien, conocedor como nadie de los secretos de las elecciones, siente que a un año de la campaña hay que tomar decisiones. Por estos días de recuperación no ha parado de hacer movimientos para conformar su lista de precandidatos a la Presidencia. Y tenía que resolver el caso de Óscar Iván, mencionado en la maraña del caso Odebrecht.

Trascendió que la reunión fue por iniciativa de Zuluaga y que Uribe le concedió la audiencia para pronunciarse sobre la hipótesis del fiscal general, Néstor Humberto Martínez, que el pasado lunes dio por hecho que la firma brasileña, que admitió pagar sobornos en Colombia por cerca de 11 millones de dólares, financió las dos campañas presidenciales del 2014 que se enfrentaron en la segunda vuelta.  

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Desde cuando Zuluaga terminó mencionado en uno de los muchos capítulos del Caso Odebrecht, su aspiración de volver a disputar la Presidencia de la República pareció derrumbarse como un castillo de naipes. Primero, Uribe pidió al Comité de Ética de su partido investigar, con ese gesto pareció abandonar a quien siempre fue su favorito en el 2014.

A pesar del terremoto que el caso Odebrecht provocó en la imagen de los representantes de la clase política, Zuluaga era el de mejor imagen favorable entre los otros precandidatos del Centro Democrático, el senador Duque y Carlos Holmes Trujillo. A ellos Uribe los graduó de presidenciables desde la campaña del plebiscito.

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En la encuesta Gallup, la imagen favorable de Zuluaga es del 28 %, y la desfavorable casi lo dobla, 52 %; Carlos Holmes Trujillo registra una imagen favorable del 22 %, y desfavorable del 24 %; Iván Duque, el senador revelación del Centro Democrático, tiene una imagen favorable del 11 % y una desfavorable del 14 %.

A diferencia de estos registros, Iván Duque disfruta del respaldo de Álvaro Uribe, es el principal impulsor de su candidatura, y quizás en su corazón es el que más querría ver enarbolando sus banderas. En el capitolio, incluso, hay quienes dicen que es el nuevo consentido de Uribe.

Y no es una afirmación exagerada. Uribe se la jugó por Duque y lo reclutó del Banco Interamericano de Desarrollo, donde trabajó casi una década. Lo puso en lugar preferente en la lista del Senado para asegurarle una curul y lo ubicó a su lado en la plenaria, se le ha visto ‘robándole’ del paquete de papas fritas, y desde el primer momento resaltó el liderazgo de quien hoy es su principal apuesta. Así como en el 2010 era Andrés Felipe Arias, en el 2014 Zuluaga, el dueño del guiño en el 2018 parece ser Iván Duque.

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A pesar de ello, al interior del Centro Democrático a Duque no lo ven como el más purasangre uribista. Incluso hay quienes cuestionan su verdadero compromiso con la tesis de Uribe. El ala más conservadora del uribismo lo ve liberal, incluso con la capacidad de atraer a la izquierda. Por eso hay un sector que trata de convencer al expresidente para que invite a Alejandro Ordóñez a someterse al mecanismo de selección del candidato presidencial. Uribe ya se reunió con él y el diálogo sigue abierto.

Sin embargo, ni sus contradictores en el partido se atreven a controvertir  las virtudes de Duque, las que han convencido a Uribe. “Yo represento un sector que ha sido más afín a Óscar Iván Zuluaga y al mismo exprocurador Ordóñez, que representa una plataforma clásica republicana. Pero que yo hable mal de él, no. Lo respeto por su inteligencia”, dice María Fernanda Cabal, representante a la Cámara.

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Pero las fuerzas podrían cambiar y favorecer a Duque. La decisión de Zuluaga podría despejar de su camino al que, de momento, era su principal competidor. El dueño de 6,9 millones de votos, los que el uribismo sacó en la segunda vuelta de las presidenciales del 2014. Duque habría deseado derrotarlo en algún mecanismo, no por sustracción de materia. En todo caso, la circunstancia lo favorece.

Sin embargo, la decisión de Zuluaga de aplazar su candidatura hasta aclarar todo lo relacionado con Odebrecht obliga al expresidente Álvaro Uribe a buscar nuevas alternativas. Ya ha venido haciéndolo, antes de la reunión con Zuluaga en Rionegro.

Uribe ha invitado a varios dirigentes a que aspiren a competir por la candidatura del Centro Democrático. Se reunió con el exprocurador Alejandro Ordóñez, con quien quedó de salir a marchar el próximo primero de abril. También invitó al exministro Juan Lozano, pero este declinó; también al ex viceministro Rafael Nieto, quien fue uno de los voceros del No en los diálogos con el Gobierno después del plebiscito.

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El lunes pasado, Uribe le propuso participar en la contienda a la senadora María del Rosario Guerra, quien es considerada la jefe de la bancada uribista en el Senado. La senadora, minutos después de concederse la noticia de Zuluaga, entregó otra primicia a los periodistas. Aceptó la invitación del expresidente y desde ahora integra la lista de precandidatos.

Una lista a la que podría llegar Luis Alfredo Ramos, quien espera un fallo absolutorio de la Corte Suprema de Justicia, el mismo que lo podría poner de regreso en la política electoral. Sería el de mayor experiencia electoral, y probablemente un hueso casi imposible de roer para Duque, en caso de una consulta interna.  

Mientras Óscar Iván Zuluaga tendrá que ocupar su tiempo para aclarar cualquier relación entre su campaña y Odebrecht, Iván Duque disfrutará de la vitrina del Senado para fortalecer su imagen, darse a conocer y pelear por la candidatura. Con el respaldo de Uribe, el camino parece despejado, pero no lo tendrá exento de espinas.