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Óscar Iván Zuluaga. | Foto: Guillermo Torres

POLÍTICA

Óscar Iván Zuluaga, la soledad de un candidato

El exdirector del Centro Democrático pasó de tener el guiño de Álvaro Uribe para las presidenciales en el 2014 a enfrentar la petición de su jefe para que lo investiguen por el caso Odebrecht. Su segunda aspiración está comprometida.

3 de febrero de 2017

No es la primera vez que a Óscar Iván Zuluaga la suerte le cambia en un abrir y cerrar de ojos. Apenas dos semanas atrás, su camino a la Presidencia se había despejado cuando la Fiscalía lo exoneró de culpas en el caso del hacker Andrés Sepúlveda. El giro judicial del caso le había dado municiones para poder enfrentar una campaña al interior de su partido sobre la base de haber perdido las elecciones del 2014 por una “persecución” de la Fiscalía.

Sin embargo, esta semana todo cambió cuando su nombre apareció vinculado en el caso Odebrecht. Hace unos días era difícil pensar que las investigaciones sobre el escándalo de sobornos de la compañía brasilera pudieran llegar a tener tantas ramificaciones. Se hablaba de sobornos para la adjudicación de contratos en la Ruta del Sol y otras licitaciones. Pero hace unos días al complejo entramado de corrupción le salió otra rama: la financiación de campañas políticas.

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Según reveló un reportaje de la revista brasilera Veja, Odebrecht le habría pagado a Zuluaga los honorarios del reconocido publicista de ese país, Duda Medoça. Este habría comenzado cobrando 4,3 millones de dólares, pero al final lo habría asesorado por la suma de 1,2 millones de dólares.

A diferencia de lo que sucedió con el hacker, cuando el Centro Democrático se alzó para denunciar una persecución política de la Fiscalía en contra de su candidato presidencial, esta vez ni siquiera el expresidente Álvaro Uribe, su mentor, metió las manos en el fuego por él.

Por el contrario, pidió al propio partido investigar cualquier falla ética de quien estuvo a punto de ganar las elecciones en el 2014, tal como lo recomendó Luis Carlos Restrepo en una carta desde la distancia.

La polémica que se generó alrededor de estos hechos tiene pocos antecedentes en el uribismo. Esa colectividad, que suele trabajar en bloque y defender a los suyos a capa y espada, ha ido dejando solo a Zuluaga. Primero fue Luis Carlos Restrepo, quien desde el exilio pocas veces se mete en alguna controversia. Luego el mismo expresidente Álvaro Uribe y en la tarde del jueves el mayor contrincante en las elecciones internas por la Presidencia, el senador Iván Duque.

En una entrevista con Semana.com, el senador aseguró que en febrero del 2014, el entonces candidato Zuluaga y su hijo David lo invitaron a que los acompañara a Brasil para conocer un publicista. Según Duque, ellos cubrieron sus gastos a Sao Paulo y allí hubo una reunión con Duda Mendoça y su equipo para conocer estrategias publicitarias. Agregó que él no tenía responsabilidad alguna en esa campaña, que en esa reunión no se habló de plata y que Zuluaga debía aclarar los gastos de esas elecciones.

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El efecto dominó que puedan tener las acusaciones contra Zuluaga en el uribismo está por verse. Como el escándalo de corrupción de la firma brasileña, comprometida en el pago de sobornos a cambio de contratos en Colombia, ha indignado a la opinión pública nacional, resulta apenas lógico que el futuro político del dirigente caldense vuelva a quedar en el limbo en caso de que no pueda aclarar las razones por las que contactó al estratega brasileño a través de una empresa contratista del Estado.

Desde cuando su nombre apareció comprometido, Zuluaga aseguró que su campaña no puede hacerse responsable de los acuerdos y pagos que la empresa Odebrecht tuviera con Duda Mendoça al margen de lo convenido con su campaña.

Para Luis Carlos Restrepo, es “éticamente reprochable” el hecho de que a través de una empresa que contrata con el Estado se contactara a Duda Mendoça. Si bien le da credibilidad a la versión de Zuluaga, en el sentido que desconocía de los pagos paralelos que al parecer hizo la empresa brasilera Odebrecht al asesor Duda Mendoça, “se configura de todas maneras de su parte una falla ética”, según el excomisionado de paz y hombre de confianza de Álvaro Uribe.

Lo que sorprende es que sea desde el mismo Centro Democrático donde se ponga en aprietos a Zuluaga. Más aún cuando había recibido una bocanada de oxígeno de la Fiscalía para aspirar a la candidatura única del partido, que, como están las cosas, tiene muchas posibilidades de pasar a la segunda vuelta.

Al interior del uribismo, algunos parlamentarios aseguran que la carta de Restrepo a Uribe pretende favorecer la aspiración política de Iván Duque. Dicen que goza de los afectos de Restrepo y que el expresidente Uribe y muchos pesos pesados del Centro Democrático lo tienen como su favorito.

Por eso la petición que Uribe hizo al comité de ética del partido es interpretada por algunos como el despeje del camino a favor del senador. Otros reconocen que el jefe natural del Centro Democrático no tenía otro camino diferente al de activar el mecanismo de control interno, como para librar de responsabilidades al partido.

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En cualquier caso, con la sorpresiva decisión de Uribe, Zuluaga afronta una precampaña con una mancha y un reproche ético a cuestas, incluso desde sus propios copartidarios. Tal circunstancia podría favorecer a Duque, quien tiene en Zuluaga el precandidato más difícil de vencer en una eventual consulta, pues llega con el antecedente de haber ganado la primera vuelta en el 2014 y haber sacado más de seis millones de votos en la segunda.

Sin embargo, que la suerte le dé la espalda a Zuluaga no significa que le sonría a Duque. El hoy senador integró el equipo programático de la campaña presidencial del 2014, y aseguran que por recomendación de Uribe era la mano derecha del candidato en temas de programa de gobierno. En esas funciones fue que acompañó a Zuluaga a Brasil a una reunión con el estratega Duda Mendoça.

Desde el pasado 2 de octubre, cuando se impuso el No en el plebiscito, el uribismo comprobó las altas posibilidades de pelear la presidencia en el 2018, y las cartas que tiene a la mano, de momento, se reducen a Zuluaga, Duque, y Carlos Holmes Trujillo, al que pocos chances le dan en el propio partido. Muchos dan por descontado que uno de los cupos de la segunda vuelta ya lo tiene alguno de ellos.

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Pero en el Centro Democrático estos tres nombres no generan consenso y cada uno presenta resistencia entre muchos sectores. Varios dirigentes del partido insisten en la necesidad de escoger un solo candidato, en una consulta interpartidista, con aspirantes de otros sectores, como Marta Lucía Ramírez y el exprocurador Alejandro Ordóñez. Como también piden no descartar a Luis Alfredo Ramos, que aunque recuperó su libertad, aúno no ha sido exonerado plenamente por la Corte Suprema de Justicia y no se sabe si llegue al 2018 habilitado para participar en las urnas. Un escenario que podría resultar en caso de que Zuluaga no salga limpio del caso Odebrecht.

La gran incógnita de la política será quién será el ungido para pelear por los seis millones de votos que sacó el uribismo en el 2014. Por ahora, Zuluaga comienza el 2017 con un complicado revés.