También es conocido como pavón piquiazul, pavón colombiano u opón. Foto: El Pato Salcedo vía WCS | Foto: El Pato Salcedo vía WCS

CONSERVACIÓN

EN IMÁGENES: El paujil de pico azul, un regenerador de bosques bajo amenaza

Esta especie, que solo existe en Colombia, está en peligro crítico de extinción por cuenta de la destrucción de los bosques y la cacería. Su desaparición provocaría un gran desequilibrio en los ecosistemas donde habita. Conozca algunos datos de esta asombrosa ave.

20 de diciembre de 2020

El paujil de pico azul (crax alberti), también conocido como pavón piquiazul, pavón colombiano u opón, es una de las 8.800 especies endémicas que, según el Instituto Humboldt, tiene el país. Eso quiere decir que solo existen en Colombia.

Pese a que solo existe en el territorio nacional, está catalogada como una especie en peligro crítico de extinción, según la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Se estima que quedan alrededor de 2.500 ejemplares en libertad. 

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Sus principales amenazas son la cacería para tráfico ilegal de fauna y la deforestación de su hábitat para actividades económicas como la agricultura, ganadería, construcción de carreteras. La extracción de sus huevos para consumo, también lo ponen en riesgo. 

Su cresta crespa y negra, además de su pico azul, lo hacen una de las aves más llamativas del país. Foto: Pato Salcedo vía WCS

Además, un factor que propicia aún más la disminución en la población del paujil de pico azul es que llega a su madurez sexual a los dos o tres años, se reproduce una vez por año y pone pocos huevos, aproximadamente dos. Esta tasa de reproducción baja hace difícil repoblarla.

Hace parte de la familia de los crácidos, la misma de las guacharacas y las pavas. 

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Vive en el norte de Colombia, específicamente en tierras bajas, hasta los 1.200 metros sobre el nivel del mar, desde el valle medio del río Magdalena y el bajo Cauca, hasta la Sierra Nevada de Santa Marta. Habita más que todo en los bosques húmedos tropicales.

Es muy sensible a los cambios en las condiciones de su hábitat, por lo que normalmente requiere de extensas áreas de bosque para vivir. Es por eso que su ausencia o presencia en un territorio es un indicador del estado de conservación en el que se encuentra ese lugar. Busca su alimento en el suelo donde invertebrados y alrededor de 15 tipos de brotes y frutos distintos componen su dieta. 

Habita principalmente en los bosques húmedos tropicales de Colombia, a 1.200 metros sobre el nivel del mar. Foto: El Pato Salcedo vía WCS

Su papel en los ecosistemas es clave. Tanto así que su desaparición podría ser catastrófica para los bosques, pues esta ave es dispersora de semillas y esto ayuda a regenerar los terrenos degradados. También alerta a otras especies del peligro pues emiten sonidos agudos cuando hay depredadores cerca. 

Bajo el cuidado de los humanos puede vivir hasta 30 años, pero en libertad no hay certeza pues los pumas y jaguares se alimentan de esta especie. Puede medir hasta 90 centímetros y su cresta crespa y negra, junto con su pico azul, lo hace una de las aves más llamativas del país.

 

Las hembras son un poco distintas a los machos. Es negra en las alas, pero tiene la parte delantera castaño claro. Su pico es blanco pálido. Foto: El Pato Salcedo vía WCS

Por su importancia, el Proyecto de Vida Silvestre de la Wildlife Conservation Society en Colombia, y la Fundación Biodiversa se pusieron a la tarea de luchar por esta especie. 

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Por un lado se propusieron mejorar la conectividad de su hábitat con corredores biológicos en el Magdalena Medio, durante 2014 y 2017. Además, acompañaron la implementación de planes de manejo en reservas naturales de la sociedad civil y acuerdos de conservación en esa región. 

Se estima que hay 2.500 ejemplares en libertad. Foto: El Pato Salcedo vía WCS

En el marco de esa iniciativa, han sembrado más de 5.000 plántulas de especies nativas como el roble, la ceiba bonga, el iguá y el polvillo, para restauración. También han hecho 122 registros de esta ave a través de cámaras trampa, lo que ayuda a saber el estado de la especie. Asimismo, han firmado cuatro acuerdos de conservación con propietarios y han logrado registrar dos reservas naturales de la sociedad civil.