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Kalmanovitz nació el 12 de noviembre de 1943. Crédito: León Darío Peláez.

Reseña

La vida para la economía, según Salomón Kalmanovitz

‘Obra selecta' es una reflexión acerca del mundo que le tocó vivir al autor y economista, y del contraste de esa realidad con las teorías económicas vigentes en su tiempo.

Aldemar Moreno*
11 de agosto de 2017

Obra selecta, de Salomón Kalmanovitz, es interesante especialmente por la reedición y actualización del ensayo “Una autobiografía intelectual”, en el que el autor hace una crónica de su recorrido intelectual desde sus tiempos como estudiante de Ingeniería Química, Humanidades y Economía en Estados Unidos, y como profesor de la Universidad Nacional que pregonaba los principios marxistas, hasta llegar a su cargo como codirector del Banco de la República, silla destinada para los más ortodoxos economistas que ha dado el país.

Tal recorrido, en apariencia contradictorio, solo puede ser entendido como producto del ejercicio puro de reflexión acerca del mundo que le tocó vivir y del contraste de esa realidad con las teorías económicas vigentes en su tiempo. Solo así se puede explicar que haya pasado del marxismo a la economía clásica, de la agitación social por medio de sus ensayos académicos a los escuetos comunicados del Banco emisor de Colombia.

Kalmanovitz ha mostrado la suficiente sindéresis para reconocer cuándo se deben combatir los dogmas de izquierda o de derecha: en el primer caso, fue capaz de controvertir durante la década de los setenta con Mario Arrubla, un reputado académico y economista que postuló la teoría de la dependencia económica. Kalmanovitz le criticó a Arrubla su tesis sobre la imposibilidad del desarrollo capitalista en Colombia; se equivocaba Arrubla, pues desestimó que la inserción —aunque fuera insípida— de Colombia en los mercados internacionales podría facilitar la llegada de tecnología que permitiera impulsar la acumulación de capital. Así, Kalmanovitz entiende que lo que marca la diferencia en las economías abiertas no son solo los incrementos de rendimiento del capital, sino los aumentos de la productividad. También ha criticado la fe excesiva en el mercado, porque debatió con quienes defendían la liberalización del sistema financiero. Para él, la otra cara de la moneda de ese proceso era una enorme inestabilidad macroeconómica. Esta es una buena forma de conocer a uno de los más coherentes intelectuales colombianos en temas de economía.

*Editor de Dinero.