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Emprendimiento

¿Cómo hizo Andrés Moreno, fundador de Open English, para emprender?

Los comerciales de televisión por suscripción dispararon el reconocimiento de la plataforma de aprendizaje de inglés. Ese hito sucedió por una serie de aciertos que llevaron a la creación de Open Education, holding que reúne varios servicios de educación virtual.

2 de agosto de 2017

Persistir y perseverar, dos palabras que usa frecuentemente Andrés Moreno, ese empresario que está tras el desarrollo de la escuela virtual de inglés Open English, la punta de lanza de Open Education. Hoy está conformada por Open Labs, NextU y Open English Junior, esta última lanzada en Bogotá. La apuesta más reciente de innovación está orientada al aprendizaje del inglés en los niños de 7 a 14 años, con subconjuntos de enseñanza y clases relativamente más cortas que las que toman los adultos.

Precisamente, en 2017 la empresa está cumpliendo 10 años de operaciones y puede considerarse un ejemplo de emprendimiento digital por sus resultados. Está en 21 países, domina toda la región hispanohablante de América Latina, tiene presencia en Brasil y además cuenta con operación en Rusia y Turquía. Unos 500.000 estudiantes han pasado por las ‘ciber aulas’ de Open English y sus otras plataformas. Además reúne un capital de $125 millones de dólares, una cifra que en 2013 representó un récord de recursos para una empresa tecnológica latinoamericana.

Los inicios para Moreno no fueron fáciles. Recuerda que cuando decidió emprender dejó sus estudios universitarios, que estaba a punto de culminar y que sus padres lamentaron al comienzo el rumbo que tomó. Fue cuando creó Optimal, una escuela de inglés para ejecutivos top de compañías como Microsoft, Procter&Gamble, entre otras, donde traían profesores nativos de norteamérica. “Funcionó bien pero escalar ese modelo de negocio es sumamente difícil. Había que tener nuevos profesores para cada cliente corporativo nuevo y reclutarlos, traerlos a la región”, explica.

Fue cuando nació la idea de ofrecer las clases en inglés de manera virtual. Cada quien desde su computador, uno enseñando y los que decidieran aprender en línea, conectados desde su equipo. Esa flexibilidad de aprender en cualquier momento del día y conservando el contacto humano, fue el génesis del negocio.

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En su apartamento acomodó a 22 programadores, todos ingenieros y amigos de la Universidad y comenzaron a generar código y ensayar el modelo más conveniente para la plataforma. Después de 7 meses el dinero comenzaba a escasear y con los ahorros que quedaban, solo unos $700 dólares y unas millas que tenía de American Airlines, Moreno se marchó a Sillicon Valley, el paraíso de las empresas tecnológicas y lugar de los ángeles inversionistas.

Llegó a dormir durante 2 años en el sofá de un amigo que le dio posada y durante el día recorría los sitios de inversores para conseguir $10.000 dólares o cheques por $20.000 dólares para persistir en la idea. El producto estuvo listo en 2007 y con una campaña de publicidad bien económica pero creativa y de mucho humor, dieron el salto que necesitaban para ganar reconocimiento. Ahí fue cuando Moreno se volvió actor.

Lo siguiente fue crear Open Labs, la base de toda la creatividad del negocio. “La innovación corporativa es compleja cuando se tiene el negocio principal pero con Open Labs tenemos emprendedores motivados dentro de la empresa”, señala.

¿Qué se requiere para emprender?

Moreno ha sido de todo. Como fundador, tiene que buscar los inversionistas para seguir creciendo, pero reconoce que desde el inicio se necesita tener pasión y perseverancia, ya que las cosas no salen fáciles cuando se empieza con algo nuevo. Además, mete una cuña y recomienda el curso de emprendedores de NextU, el cual pasaron mucho tiempo escribiéndolo y volviéndolo accesible a todas las personas.

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Como innovador, también señala cuáles son las barreras del aprendizaje de idiomas, ya que está demostrado que en la región latinoamericana hay ‘hambre de aprender inglés’. En su experiencia, la mayoría de instituciones tradicionales se centran en la gramática pero descuidan la enseñanza de hablar el inglés fluido, que es el que sirve para entablar una conversación de trabajo, cerrar negocios o defenderse en los viajes al exterior.

Los docentes locales pueden enseñar muy bien los tiempos de conjugación, el presente, pasado, pero pueden caer en el error de no explicar bien la pronunciación. Por eso,  señala que ya sea en escuela tradicional, en plataformas virtuales o porque puede aprender en Estados Unidos lo importante para dominar el idioma es aprender con profesores locales que pueden enseñar la parte hablada correcta. Si el acento no es ideal, entonces se corre el riesgo de aprender un inglés que no es adecuado.

Enseñando al futuro: los niños

Open English presentó el curso de inglés virtual para niños Open English Junior y Colombia fue escogido como el país para el lanzamiento. Tras un año de pruebas, de regalarlo para mejorarlo, ya cuentan con un modelo más robusto que ofrece las ventajas de los profesores nativos y la disponibilidad de horarios de clases flexibles, los siete días de la semana, que potencian el aprendizaje del idioma mediante las clases en vivo.

“Sabemos que los padres tienen muchas preocupaciones por la seguridad de sus hijos y por ello hemos habilitado una plataforma que les permite acceder y monitorear las lecciones de sus pequeños. Además, aseguramos la calidad de nuestros contenidos con profesores norteamericanos que cuentan con más de tres años de experiencia y que dan lecciones en pequeños grupos que se ajustan al nivel de conocimiento de cada niño”, añadió Moreno.

El acceso a Open English Junior es sencillo: sólo se necesita de una conexión a internet, un computador o tableta, micrófono y audífonos. El uso de una cámara web es opcional.