La imagen es impactante. Un hombre se mueve desesperado sobre la cornisa de una de las derruidas edificaciones que están en la denominada zona del Bronx, en pleno centro de Bogotá. A pocos metros, sobre los techos, se observan dos personas enmascaradas que lo acechan. Se trata, nada más y nada menos, de los sanguinarios ‘sayayines’, como se denomina allí a los encargados de mantener a sangre y fuego el control de todos los negocios ilegales del lugar.El angustiado sujeto de camiseta azul, que por momentos parece querer lanzarse al vacío para escapar de sus perseguidores, es un turista holandés, según las autoridades. Se trataría -dijo un investigador a Semana.com- de uno de los tantos extranjeros que habría terminado acudiendo al ‘narcoturismo’, que no es otra cosa que buscar todo tipo de drogas en la que es conocida como la ‘olla’ más grande del país.De acuerdo con las pesquisas preliminares, el holandés llevaba varios días en el lugar, supuestamente, consumiendo estupefacientes. Al no poder cancelar el dinero de la dosis, fue secuestrado por los sayayines y sus secuaces hasta que pudiera pagar la deuda.En un descuido de sus captores, el extranjero escaló los laberintos de la casa donde estaba retenido hasta alcanzar el tejado. Sus llamados de auxilio alertaron a algunos policías que se acercaron a verificar qué estaba ocurriendo.Visiblemente angustiado, el hombre señalaba hacia el lugar del techo donde estaban escondidos los sayayines que lo acechaban. Con los rostros cubiertos, para evitar ser identificados, trataban de determinar dónde estaba el extranjero, pero no osaban acercarse ante la presencia policial.La impactante secuencia se prolongó por cerca de una hora, el tiempo que tardó en llegar un carro de bomberos que, por medio de una escalera expandible, logró rescatar al extranjero y no dejó otra opción a los captores que dejar escapar a su presa.Este inédito video que revela Semana.com ocurrió días antes de la impresionante toma por parte de la Policía y la Fiscalía que comenzó el sábado y que este martes aún continúa.Se estima que en ese lugar decenas de personas fueron secuestradas, torturadas y asesinadas por las mismas razones por las que llevaron al turista hasta ese lugar, así como por vendettas, tráfico de armas, drogas y personas.El holandés pudo ser rescatado con vida, pero las revelaciones de lo hallado allí por las autoridades han evidenciado que otros no contaron con la misma suerte en ese inframundo que durante años funcionó a pocas cuadras del palacio presidencial.