TERREMOTOS EN AMÉRICA LATINA

Por su ubicación geográfica, América Latina es vulnerable a los terremotos: en 1976, fue el de Guatemala, de 7,5 grados en la escala de Richter, con 23.000 muertos y daños por valor de 1.100 millones de dólares; en 1985, pasó el de México, de 8,1 grados en la escala de Richter, ocurrido en Ciudad de México y alrededores, con más de 10.000 personas fallecidas y daños por más de 4.000 millones de dólares; en el caso de Colombia, el terremoto de Armenia se presentó en 1999, marcó 6,2 grados en la escala de Richter, cobró la vida de 1.185 personas y tuvo un costo directo aproximado de 900 millones de dólares e indirecto de 600 millones de dólares. El sector asegurador pagó el 10 por ciento de los costos directos por ese sismo. “El impacto que tiene un terremoto sobre la economía y, por ende, en el desarrollo de un país, es realmente alto”, explica Nohora Díaz Pinedo, investigadora de Asuntos Técnicos de Seguros de la dirección de la Cámara Técnica de Incendio y Terremoto de Fasecolda, en su artículo Colombia: el impacto de sus terremotos a lo largo de la historia. Allí explica, además, que este movimiento telúrico representó en su momento el 1,58 por ciento del Producto Interno Bruto nacional.

ATENTADO A LAS TORRES GEMELAS

Este es uno de los casos más interesantes para el sector de seguros, pues planteó un debate en torno a si ocurrieron dos eventos o solo uno. De ese detalle dependía el monto a pagar por parte de las aseguradoras. Por un lado, la firma Silverstein Properties arrendó las Torres Gemelas en julio de 2001 –dos meses antes del ataque el 11 de septiembre– y las había asegurado bajo el ramo de incendio y líneas aliadas (incluyendo terrorismo). Sin embargo, el valor asegurado de 3.550 millones de dólares por evento no cubría la pérdida, por lo que la inmobiliaria reclamó el pago por cada edificio, es decir, 7.100 millones de dólares. A lo anterior se sumaron dos elementos clave: el primero es que en las pólizas de seguros no estaba definido el concepto de ‘evento’, a excepción de catástrofes naturales; y el segundo, que aunque ya había una cobertura y participaron 22 aseguradoras, no se había emitido la póliza de seguro. Para estructurar el programa de seguros intervino un corredor que propuso como definición de ‘evento’ “todas las pérdidas o daños atribuibles a una misma causa o serie de causas”. Esta finalmente se adoptó y la discusión terminó en que fue un solo evento, evitándose un daño devastador en el sistema financiero de las aseguradoras. Así lo relata el abogado y economista Bernardo Botero Morales en el documento Seguro, Reaseguro y Terrorismo, publicado en el año 2003.

HURACÁN KATRINA

Con vientos de más de 280 kilómetros por hora, el huracán Katrina llegó a categoría 5, la más intensa, y ocasionó, el 28 de agosto de 2005, una inundación generalizada en el 80 por ciento de la ciudad de Nueva Orleans, Estados Unidos. El balance fue de 1.833 muertos, lo mismo que miles de propiedades residenciales y comerciales en Luisiana, Mississippi, Alabama, Florida y Georgia destruidas. De esta manera, Katrina se mantiene como la catástrofe natural más costosa para la industria mundial de seguros hasta la fecha, de acuerdo con la publicación 15 años después de Katrina: ¿estaríamos preparados hoy?, del Swiss Re Institute. Este documento señala que el fenómeno natural impactó notablemente las industrias de reaseguros y seguros. “El daño económico total de Katrina se estima que es superior a 160.000 millones de dólares (valor actualizado a 2020). Las compañías de seguros privadas pagaron 41.000 millones de dólares en 1,7 millones de reclamaciones por daños residenciales, comerciales y automotores en Estados Unidos”, indica el informe elaborado por Marla Schwartz Pourrabbani, experta en peligros naturales de Swiss Re.

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