SEMANA: Actualmente, el ministerio lidera uno de los proyectos más ambiciosos en la historia de la cultura colombiana. ¿De qué se trata Artes para la Paz?

Yannai Kadamani Fonrodona: Este es el mayor proyecto que se ha hecho en arte y cultura en la historia del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes en Colombia. Su génesis fue la intención de garantizar la educación integral en todo el país para niños, niñas y jóvenes. Eso significa, como lo ha señalado el Plan Nacional de Desarrollo, que todos los niños, niñas y jóvenes tienen derecho a las materias tradicionales, pero también debemos evolucionar como país y ofrecer educación artística, física, deportiva y en ciencias y tecnología.

Para nosotros, la educación artística y cultural es un derecho fundamental que debe estar presente en todos los colegios públicos del país.Tradicionalmente, la educación artística ha sido un privilegio asociado a sectores sociales con acceso a clases adicionales como ballet o piano, pero el arte y la cultura pertenecen a todo el país.

El ministerio cuenta con la asignación presupuestal más alta en su historia. En estos tres años hemos tenido las asignaciones más altas, superando el billón de pesos, algo que nunca había pasado en ningún ministerio de Cultura. En estos tres años hemos invertido alrededor de 615.000 millones de pesos, mientras otros Gobiernos habían hecho inversiones de solo 60.000 millones en cuatro años.

Con esos recursos garantizamos la educación artística en más de 2.700 establecimientos educativos, contratamos 4.000 artistas formadores y acompañamos con equipos profesionales en lo psicosocial, gestores territoriales, universidades y equipos pedagógicos y misionales. Hoy por hoy, sin miedo a equivocarme, somos el mayor contratador del sector artístico y cultural en Colombia y con un enfoque descentralizado.

ministra de las Culturas, las Artes y los Saberes, Yannai Kadamani Fonrodana | Foto: SEMANA

SEMANA: ¿Qué nos puede decir en términos de presencia territorial?

Y.K.: El programa se está implementando desde 2023 y ha crecido rápidamente. Jamás se había tenido la oportunidad de hacer un despliegue territorial ni la inversión necesaria para hacerlo; es muy novedoso. Desde el año pasado estamos en 2.500 establecimientos educativos con 3.000 artistas formadores contratados, y seguimos sumando disciplinas artísticas. El gran logro de este programa, además de la empleabilidad, la formación y el derecho a la educación artística, es la regionalización.

No solo llegamos a grandes ciudades, sino a municipios categoría 5 y 6, la llamada Colombia profunda, territorios excluidos a los que antes no llegaban este tipo de programas.

Por ejemplo, hoy hay artistas formadores contratados en Bojayá, Tumaco y en los Llanos Orientales. También es importante porque contratamos sabedores y sabedoras, portadores de tradición, personas que llevan años sembrando la cultura, pero que no tenían la cualificación formal para ser contratados. Hemos logrado, junto con el Ministerio de Educación, formalizar su contratación bajo la figura de artista formador de saber o sabedora. Además, estamos presentes en 120 establecimientos penitenciarios con educación artística a través de organizaciones de base como Batuta.

SEMANA: ¿Cómo se ha convertido la cultura en un eje principal para este Gobierno?

Y.K.: Esta es la primera vez que el ministerio recibe más de un billón de pesos y en sus tres años hemos tenido las asignaciones más grandes en la historia del ministerio. Es una apuesta del Gobierno, desde el Plan Nacional de Desarrollo, y el mismo espíritu del Gobierno nacional, reconocer el valor social del arte y la cultura. Ese es el logro más importante: reconocer el valor social del arte y la cultura, dejar de creer que el arte y la cultura son solo entretenimiento y divertimento exclusivamente, sino las bases para los valores culturales de la sociedad.

SEMANA: A los detractores sobre la ejecución del presupuesto y el impacto real del ministerio hoy, ¿qué les diría?

Y. K.: Todo cambio requiere un tránsito. A veces pienso que no es el Gobierno del cambio, sino el Gobierno del tránsito, porque estamos transitando hacia un cambio estructural. Lo que ha hecho el Gobierno nacional es que al Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes le otorguen un presupuesto histórico, que ha logrado que se garantice el derecho a la educación artística y cultural en más de 2.700 establecimientos públicos del país, que más de 400.000 niños, niñas y jóvenes de todo el territorio estén recibiendo clases de educación artística, se ha logrado democratizar el presupuesto asignado en convocatorias públicas para toda la ciudadanía, hoy tenemos 13 convocatorias, 13 ofertas públicas para acceder a recursos del Estado. Y eso qué significa: que estamos democratizando el recurso.

La ministra nació en Bogotá y tiene ascendencia árabe por parte de su padre. Kadamani es un apellido de origen árabe, específicamente del Líbano. Mientras que Fonrodona tiene su origen en los caballeros del río Ródano, en la vertiente mediterránea. | Foto: Lina Rozo

SEMANA: ¿Cómo fue su transición como ministra con su antecesor Juan David Correa?

Y. K.: Fue una transición muy amena. Trabajé con Juan David desde que estaba en coordinación de danza y siempre admiré a Juan David y los sigo admirando por su coherencia y pensamiento. Mantenemos una buena relación incluso cuando necesito algún tipo de consejo alrededor de la gestión pública él siempre está presto para conversar. Es una persona muy coherente con sus pensamientos y sus convicciones. Ha sido un tránsito muy ameno que me ha servido para entender los procedimientos desde la estructura base del ministerio a generar toda la política pública y el manejo de todas las dependencias.

SEMANA: ¿Qué opina sobre los consejos de ministros del actual Gobierno?

Y. K.: Me parece admirable que el presidente haya decidido democratizar el ejercicio de la gobernanza, porque la verdad es que el ciudadano jamás había tenido un acercamiento a una gobernanza estatal, a lo que sucedía en el interior de la toma de decisiones, cómo se gestiona el relacionamiento entre los mandatos del Estado, cómo se ejerce, y creo que fue una decisión muy audaz y muy respetable del presidente.

Finalmente, lo que se requiere es democratizar el Estado, ese es el fin último, creo yo, del presidente con su decisión y también la disposición de los ministros al exponer y socializar la gestión de su ministerio frente a Colombia. Que reconozcan lo que se está haciendo, cómo se está haciendo, dónde están las dificultades, qué ha pasado históricamente y en qué momento estamos. Para mí es un ejercicio de transparencia absoluto y creo que ha demostrado muchísima gestión, donde están las problemáticas y lo que se debería gestionar también por parte de la ciudadanía.

SEMANA: Desde una esfera más personal, ¿qué nos puede contar sobre su herencia cultural?

Y.K.: Tengo una ascendencia libanesa por parte de mi padre, y mi madre –a pesar de que nació acá su abuelo– sí tiene una historia heráldica y el apellido tiene toda una historia alrededor del río Ródano. Hay todo un ejercicio de interculturalidad estética y espiritual. Eso es algo que defiendo mucho, porque creo que todos somos hijos de una fe idiosincrática en Colombia y que es una de las potencias que deberíamos explorar en el arte y la cultura.

Febrero 27 de 2025. Presentación del nuevo gabinete del Presidente Gustavo Petro en el teatro Delia Zapata. En la foto Yannai Kadamani Fonrodona, Ministra de Cultura | Foto: SEMANA

SEMANA: Usted representa un nuevo modelo de liderazgo, mujer joven y multicultural. ¿Cómo ha vivido ese liderazgo?

Y. K.: Los cambios siempre generan algún tipo de rechazo y las transiciones siempre son difíciles más cuando en el campo de la gestión cultural siempre ha estado liderada por personas de larga trayectoria. La llegada de una mujer joven a un liderazgo nacional siempre ha sido incómoda para un sector, pero Colombia estaba preparado para recibir un liderazgo fresco, creativo e innovador. Porque creo que las nuevas necesidades de la juventud artística y cultural demandaban una urgencia por una visión muchísimo más ampliada del arte y la cultura y creo que ha sido una recepción que se ha recibido de la mejor manera.

Por supuesto los retos son innumerables porque las estructuras anquilosadas en las formas no solo burocráticas dentro del ministerio, sino también en los sectores que llamamos o subsectores, pues son muy fuertes, sin embargo, creo que la disposición ha estado para para recibir nuevos lineamientos.

SEMANA: ¿Qué relación tiene con la moda? ¿Qué nos puede contar sobre el proyecto que se está desarrollando en la casona Villa Adelaida?

Y.K.: Estando en el Ministerio de las Culturas, identifiqué que no hay ninguna institución nacional que trabaje el diseño, la moda y el tejido colombiano. ¿Y por qué llego a esta reflexión? Porque, sin duda, Colombia es un país de textiles, de diseños, de patrones de todo tipo de ecosistemas y de biodiversidad. Tenemos una riqueza en tejidos, diseño y moda impresionante que ninguna institución a nivel nacional está amadrinando.

A pesar de que Artesanías de Colombia trabaja con todas las manualidades, en los procesos artesanales, hace falta darle un lugar relevante, porque creo que puede ser una oportunidad de economías populares y de reconocimiento de memoria a través del tejido y del diseño que Colombia tiene que empezar a reconocer. Con esa intención y convicción de poder apadrinar estos proyectos, hemos decidido también resignificar espacios de Bogotá que siempre han estado relacionados con otro tipo de ambientes y empezar a habitarlos desde la región.

ministra de las Culturas, las Artes y los Saberes, Yannai Kadamani Fonrodana | Foto: SEMANA

Casa Adelaida está en este momento en posesión de la Sociedad de Activos Especiales por medio de un relacionamiento y una gestión que hicimos con ellos. Acordamos que sería un espacio que vendría a gestionar el Ministerio de las Culturas y vendría a ser esta casa del diseño o del tejido nacional, donde vamos a tener distintos procesos de formación, de residencias, de intercambios de conocimiento entre mujeres tejedoras indígenas, artistas o diseñadores urbanos para que se pueda hacer toda una construcción e innovación en el tejido y en el diseño colombiano. Este gran sueño va a ser poder formalizar la casa del tejido nacional en alianza con Artesanías de Colombia.

Va a ser como una casa viva de memoria, porque tampoco queremos que sea solo una casa de formación, sino que sea una casa viva de las artes escénicas, la estamos adecuando para que tenga espacios de entrenamiento de danza, de teatro, que tenga una biblioteca, que sea un espacio además donde estos nuevos diseñadores emergentes puedan generar sus unidades productivas y tener un reconocimiento económico por las ventas que se hagan.

SEMANA: ¿Qué faceta suya cree que pocos conocen?

Y. K.: Yo prefiero estar en la agenda territorial que en el despacho del ministerio. Porque entonces puedo relacionarme con la gente, puedo bailar, cantar, puedo ponerme a hacer artesanías con ellos, puedo disfrutar del desarrollo típico cultural y no tanto de la gestión estatal, que creo que es lo que finalmente me mantiene con la fuerte convicción de hacer lo que estoy haciendo. Siempre reconocer la sensibilidad y la estética que está pasando en los territorios.