El mercado inmobiliario colombiano ha encontrado un motor clave para su dinamismo. Entre enero y junio de 2025, los colombianos residentes en el exterior compraron más de 5.500 unidades de vivienda nueva en el país, lo que representa entre el 6 y el 7 % de las ventas nacionales, según cifras de Viventa.
El valor promedio de estas adquisiciones fue de 320 millones de pesos, un 6 % superior al registrado en 2024. La mayoría de las compras (58 %) corresponde a vivienda No VIS, de gama media y alta, mientras que el 42 % se concentró en proyectos de interés social, principalmente destinados a uso familiar.
“Estamos viendo un comprador más activo, que combina motivaciones emocionales, como el arraigo familiar, con razones de inversión a mediano y largo plazo. El segmento migrante está aportando dinamismo a las ventas nacionales y generando ingresos de divisas para el país”, señaló Sandra Amézquita, presidenta del Consejo de Administración de Viventa.
Las principales ciudades receptoras son Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y Pereira, aunque cada vez más compradores están apostando por opciones en ciudades intermedias como Chía, Rionegro, Armenia y Manizales, así como en zonas costeras como Cartagena y Santa Marta, en buena parte impulsados por proyectos de renta vacacional.
El comportamiento está siendo favorecido por una tasa de cambio competitiva, el acceso a crédito hipotecario desde el extranjero —que financia cerca del 92 % de las operaciones— y la digitalización de trámites, que permite a los compradores concretar procesos sin necesidad de viajar al país.
De acuerdo con las proyecciones, el mercado cerrará 2025 con un crecimiento en la participación de colombianos en el exterior y en 2026 se espera que factores como la estabilidad macroeconómica, la mejora en las condiciones de financiación y el avance de soluciones digitales refuercen esta tendencia.