Desde que se radicó la reforma tributaria en el Congreso el pasado 20 de julio han llovido propuestas de todo tipo para incluir en el llamado Proyecto de Inversión Social.

Algunas de las iniciativas y proposiciones que más suenan son las de colocar impuestos a las importaciones que llegan a Colombia para, supuestamente, proteger a la industria nacional y fomentar el empleo en el país.

“Si queremos más empleo, el estado debe garantizarlo, bajando impuestos a la empresa productiva y subiéndolos a patrimonios no productivos, los dividendos y las importaciones que afectan nuestra producción”, dijo el senador Gustavo Petro días atrás.

Sin embargo, el ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, aclaró que el objetivo del proyecto no es discutir la implementación de más impuestos o aranceles a las importaciones que lleguen al país.

“Poner más aranceles a importaciones no es objeto de una ley de Inversión Social, eso se define a nivel de decreto. Ni siquiera es objeto de este proyecto”, dijo el ministro Restrepo.

Y es que según los expertos, aumentar los impuestos a las importaciones afecta de manera directa a los usuarios y consumidores, en especial a los de bajos recursos, pues van a tener que pagar más caro por los productos a los que acceden de manera normal.

“Todas las barreras a la entrada para un país que tiene excesos de gasto (insuficiencia de productos locales para abastecer la demanda interna) terminan creando escasez y espirales hiperinflacionarias imposibles de combatir, como en Argentina”, dijo el economista jefe del Banco Agrario, Fabio Nieto.

Este incremento de precios afectaría de manera más radical a los hogares y personas de bajos ingresos, quienes son los que menos capacidad adquisitiva tienen.

“La idea arcaica de fomentar el mercado local y apoyar sus productores vía trabas al comercio exterior, es ridícula de entrada cuando no se entiende el efecto colateral de la hiperinflación. Esto último es el impuesto más regresivo para la población, en particular para los más pobres y vulnerables. Además, erosiona la inversión, el emprendimiento y, en consecuencia, se termina creando aún más escasez, pobreza e inflación”, agregó Nieto.

También se estima que los aranceles a las importaciones puede frenar la llegada de capitales al país, lo que podría desencadenar en una mayor devaluación del peso colombiano, el cual ya está bien cerca de los $4.000.

¿Impuestos a envíos y compras electrónicas?

Una proposición que fue presentada incluso por el mismo partido de Gobierno, Centro Democrático, busca que todos los envíos postales urgentes y de entrega rápida cuyo valor supere los US$30 (alrededor de $120.000) tengan impuestos.

En la actualidad, los envíos que no superan los US$200 (alrededor de $790.000) no tienen que pagar tributos. Este es un aspecto fundamental para los negocios de compañías digitales como Amazon, quienes no cobran los envíos después de que las compras superan un valor determinado.

Sobre esta propuesta, el ministro Restrepo dijo que está siendo estudiada en detalle para determinar si recibe el apoyo del Gobierno o no.

“Estamos revisando ese tema con mucho cuidado y es algo que todavía está en estudio”, dijo Restrepo.

Si bien el Ministerio de Hacienda puede oponerse y no presentar artículos que fomenten más impuestos a las importaciones o a los envíos de cierto valor, el Congreso al fin y al cabo es el que aprueba e incluye las iniciativas que quiera la mayoría de los legisladores.

La gran cantidad de proposiciones que ha recibido la reforma tributaria ha impedido que inicie su debate en el Congreso. En un principio, el Ministerio de Hacienda esperaba que la reforma fuese aprobada en agosto, pero todo parece que tomará más tiempo.