La búsqueda inminente de propósito hace que haya más ansiedad en muchos. Pareciera que si no tenemos claro el discurso del propósito en una frase clara y elocuente la vida no tiene sentido. Al final siempre hay un sentido pero vivimos tan pendientes de lo que piense el resto de la humanidad que nos afana más tener ese norte para quedar bien, es algo así cómo hay que tener teléfono móvil, redes y propósito (por mencionar lo básico).

Es lindo encontrar esa misión en la vida, no se si para dejar legado por que eso termina siendo un poco al propio ego, pero al menos para saber que la existencia se trata de conectar con algo más allá que tener plata y un gran cargo, o una gran empresa.

Hace un par de semanas fui asistente a una charla interesante. De esas que te hacen parar para darle masaje al señor que está sentado adelante. Me preguntaba si al señor le interesaba mi masaje, pero si noté que todo el mundo se puso de pie a seguir la instrucción, incluso yo misma, a pesar de que personalmente tenía otra preocupación que no me daba para dar un masaje a un extraño. No quise ser grosera y lo hice con mi mejor sonrisa.

Pero al final lo que veo es que somos como ovejas guiadas. Permanentemente nos guían y nos dicen que hacer y lo peor es que hacemos caso así no queramos. Hacer consciencia es un primer paso y por eso hoy quiero tener la reflexión de qué estas haciendo para generar valor agregado en tu empresa. Para no actuar en automático construyendo quizás un propósito que solo te suma al ego.

Recuerdo alguna vez que en mi vida corporativa me vino a visitar desde un país lejano un personaje de la Región a la que pertenecía Colombia en aquellos años. El señor vino a decirme de manera bastante arrogante (bajo mi percepción) que venía a retarme por que sentía que podíamos “dar más”.

Por supuesto me pareció que todo estaba mal. Cómo lo dijo y lo que dijo. La conversación salió fatal por que en esos años decía todo sin filtro, así que le respondí que yo no necesitaba que me retaran por que ya tenía ese disparador adentro desde el nacimiento y que si él tenía mejores ideas las recibía feliz. Le dije con cara de no tan buenos amigos, que me dijera más bien cuál era el valor agregado de su visita para mí y mi equipo.

Recuerdo esa conversación en este momento de mi vida con una sonrisa en la boca. En ese momento la verdad no fue chistoso. Pero recordar la cara de sorpresa de este personaje hace que esto se vuelva una anécdota que hoy comparto solo para ilustrar la falta de valor que a veces ofrecemos.

La reflexión está en pensar por un momento con la mirada hacia mi mismo y pensar cuál es el valor agregado que genero en los espacios donde participo habitualmente. Que tal hacernos unas preguntas poderosas que nos den algunas luces. ¿ a qué tantas reuniones asistes por día? ¿Crees que debes estar en todas? ¿qué pasa si no vas a alguna? ¿qué tanto conoces a tu equipo? ¿qué tanto tiempo le dedicas a entender que le pasa a los que te rodean? ¿cuántas veces exiges que te manden mails que ni lees o donde quizás no opinas porque no tienes nada más que decir? ¿sientes que repites más algo evidente o realmente generas nuevas ideas? ¿impulsas tu equipo a pensar diferente o solo hacen lo que tú dices?

El ego nos juega muchas veces mal y queremos creer que el mundo profesional (para no profundizar en el personal) no tiene sentido sin nuestra imperiosa presencia. Sin embargo seria interesante hacer la gran pregunta, ¿ cuál es el valor agregado que generamos en nuestro equipo?. No hay que responderlo desde el ego sino desde la observación, tal vez esa respuesta se demore más y seguro no te la va a dar chatGPT.

“El mejor líder es aquel que sabe elegir a los mejores para hacer las cosas, y tiene la templanza suficiente para no entrometerse mientras lo hacen.” – Theodore Roosevelt