Hace más de 500 años, decenas de miles de judíos huyeron de España a causa de la persecución. Antes de la Inquisición española del siglo XV, alrededor de 300.000 judíos vivían en España. Era una de las mayores comunidades de judíos en el mundo. Actualmente, hay unos 40.000 o 50.000, pero ese número podría aumentar de forma espectacular. En noviembre, el ministro de justicia de España Alberto Ruiz-Gallardón, anunció un plan para dar a los descendientes de la comunidad judía original de España –conocidos como judíos sefardíes- una vía rápida para obtener la nacionalidad española. Ahora a sus descendientes se los invita a regresar. (Vea: Sefardíes: Adquisición de nacionalidad española). A cualquiera que pudiera probar sus orígenes judíos españoles, dijo el ministro, se le haría ciudadano español. La noticia se regó como la pólvora entre los judíos sefardíes en todo el mundo. El anteproyecto de ley contempla una reforma del Código Civil que permitirá a los descendientes de los sefardíes expulsados de España en 1492 obtener el pasaporte español sin renunciar a su nacionalidad de origen. El Artículo 23 del Código Civil que versa sobre los requisitos para obtener la nacionalidad española, establece en el apartado b) "que la misma persona declare que renuncia a su anterior nacionalidad. Quedan a salvo de este requisito los naturales de países mencionados en el apartado 1 del artículo 24 (países iberoamericanos, Andorra, Filipinas, Guinea Ecuatorial o Portugal). Con la reforma, el nuevo artículo 23 añade explícitamente a los sefardíes en la categoría de personas que no tienen que renunciar a su anterior nacionalidad. El borrador legal todavía debe someterse a un debate parlamentario. De ahí, según Juan Bravo, subsecretario de Justicia de España, la ley puede entrar en vigor en julio o a la vuelta del receso vacacional, en septiembre. Cuando se presente al Parlamento, se espera que indique expresamente que todos los descendientes de origen sefardí -sean judíos o no– tienen derecho a la ciudadanía. Qué cambia con la ley El anteproyecto de ley es la respuesta a una vieja deuda con los judíos expulsados de Sefarad (España en hebreo) en 1492, por un edicto de los Reyes Católicos que los obligaba a convertirse a la religión dominante o abandonar el país. Muchas familias se convirtieron al catolicismo para escapar de las garras de la Inquisición. Fueron conocidos como "conversos". Se estima que dos tercios de los judíos españoles optaron por la misma solución. Habían vivido 1.500 años en España antes de la expulsión y, según los libros de historia, a partir de su salida se establecieron en el norte de África, los Balcanes y el antiguo Imperio Otomano, aunque luego la diáspora se amplió a otros territorios. Hasta ahora, los sefardíes podían optar a la nacionalidad española por dos vías: después de dos años de residencia en España (al igual que los nacionales de Iberoamérica, Portugal y Filipinas) o por "circunstancias excepcionales", con la llamada carta de naturaleza, una forma de tener la nacionalidad con criterios más discrecionales prevista en el Código Civil que data de un decreto de 1924. Sin embargo, el Ministerio de Justicia reconoció que "esta segunda vía, al tratarse de un acuerdo del Consejo de Ministros en el que se valoran las excepcionales circunstancias de su vinculación con España, quedaba al arbitrio de los respectivos gobiernos" y por ello emprendió la reforma legal para agilizar los procesos de nacionalización de los sefardíes. Quién podrá beneficiarse

Migración sefardí. Foto: Webislam.com. De aprobarse la nueva ley, unos 150.000 sefardíes podrán solicitar la nacionalidad española, siempre y cuando demuestren el origen y el mantenimiento de su "vinculación con España". La cifra de posibles beneficiarios es producto de cálculos preliminares, reconoce el subsecretario de Justicia, español, Juan Bravo. El número total solo se confirmará cuando pasen los dos años de plazo para hacer la solicitud -prorrogables a uno más- una vez se apruebe la ley. Por el momento, no hay un censo de sefardíes interesados en pedir la nacionalidad, afirma Bravo, pero las mayores poblaciones están en Israel, Turquía, Venezuela, y "un número más reducido" en Marruecos, Argentina y México, entre otros países. A partir del anuncio del Consejo de Ministros el pasado 7 de febrero, la Federación de Comunidades Judías recibió hasta 6.000 consultas los primeros días, sobre todo del extranjero. Entre ellos también de Colombia y Estados Unidos. Diarios israelíes publicaron una lista de 5.200 apellidos sefardíes los días siguientes. Y una lista similar viralizó las redes sociales. "Si tu apellido aparece en esta lista podrás recibir nacionalidad española", se titulaba y muchos se alegraron con la coincidencia, sobre todo latinoamericanos. Pero el gobierno español no da esas listas por oficiales. "No son listas oficiales del gobierno. No le puedo dar ninguna credibilidad", aseguró el subsecretario de Justicia. Vinculación con España "Los judíos normalmente suelen traer talento y espíritu empresarial y eso sería bueno para España. Y también para los judíos que se establecieran aquí", opina Isaac Querub, presidente de la Federación de Comunidades Judías de España. "Es la comunidad judía sefardí de España quien ha solicitado esta legislación al gobierno. Sí hay herederos, estamos los que estamos aquí y hemos mantenido a lo largo de los siglos nuestra fuerte y directa vinculación con España", agrega Querub. En España, los judíos no llegan a las 100.000 personas, estima Querub. El 80 % de ellos, dice, son sefardíes. En el anteproyecto de ley, esta Federación –que según Querub es el "interlocutor oficial del Estado judío"- será una de las entidades autorizadas para confirmar, en caso de duda, la acreditación del origen sefardí del solicitante. Ello se haría con un certificado de origen que emitirían la autoridad rabínica y el consulado español, para corroborar el origen sefardí de los apellidos. El solicitante también ha de demostrar una "vinculación con España". Esta puede pasar por la conservación de la lengua ladina –la versión del español hablado por los judíos sefardíes y que algunos conservaron como lengua familiar durante siglos- y de otras costumbres, como los matrimonios. ¿Otras motivaciones? Más allá de la deuda histórica de España con los sefardíes -también conocidos como "españoles sin patria"-, en medios israelíes y españoles hubo una interpretación política de esta medida desde el momento en que el ministro de Justicia español, Alberto Ruiz-Gallardón, la anunció en noviembre del 2012, en la Casa Sefarad-Israel de Madrid. Según esas lecturas, la ley es un llamado a reactivar la economía española, todavía en crisis, con una comunidad de reputación en el comercio y la banca. También, según algunos analistas, es una forma de contentar a Israel después de que España apoyara a los palestinos en su aspiración a formar parte de la Organización de Naciones Unidas. El subsecretario de Justicia dice que "en modo alguno" la ley tiene un propósito económico o político. "La finalidad última es resolver un problema histórico al que España se ha enfrentado solo parcialmente hasta la fecha", contesta. En los últimos siete años, 746 sefardíes obtuvieron la nacionalidad por circunstancias excepcionales. Quedan pendientes unos 3.500 expedientes, afirma Juan Bravo. Cuando España expulsó a los judíos en 1492 esto tuvo un efecto desastroso en la economía. Muchos eran ricos comerciantes textiles, joyeros y banqueros. "En la época del Imperio otomano, se dice que el sultán comentó que no podía entender por qué un gran rey español como Fernando se deshacía de los judíos, que eran una fuente de riqueza", dice Josep Maria Estanyol, un historiador de la Universidad de Barcelona. Durante décadas, ha habido un movimiento para permitir el regreso de los judíos sefardíes, pero no está claro por qué el gobierno español ha optado ahora por plantear la cuestión. En teoría, atraerlos de nuevo podría dar un impulso a la debilitada economía de España, aunque Estanyol duda que muchos vuelvan a establecer raíces en la nación ibérica. "Teniendo en cuenta lo desastrosas que están las cosas aquí, yo les aconsejaría que no lo hicieran", dice. También se ha sugerido que España hizo la oferta para apaciguar a Israel, después de que el año pasado Madrid apoyara la aspiración palestina a un asiento en las Naciones Unidas. Cualquiera que sea el motivo, algunos eruditos musulmanes están denunciando la oferta como injusta. Señalan que sus antepasados fueron expulsados de España durante la Inquisición. Pero nadie los invita a regresar.