Creció con la idea de ser baterista de jazz o bailarín, pero una infancia de episodios violentos cambió sus planes. Su padre, Marlon Brando como él, un vendedor de pesticidas alcohólico, solía pegarle a su madre, Dorothy Pennebaker, actriz afectada también por la bebida y que con frecuencia protagonizaba escenas vergonzosas. Una noche, Brando, que entonces tenía 15 años, intervino en una de las golpizas a Dorothy y amenazó de muerte a su progenitor, si volvía a tocarla.

Este y muchos otros detalles de la dramática historia del actor, nacido en Omaha, Nebraska, en 1924, salen a la luz en The contender: the story of Marlon Brando, en la que su autor, William J. Mann, relata que dos años después de aquel episodio fue enviado a una academia militar para que se forjara un carácter más duro. Al poco tiempo fue expulsado por fumar, aunque el biógrafo sugiere que en realidad ese solo fue el pretexto para ocultar un encuentro sexual con su profesor de teatro, Earl Wagner, de 44 años y el que primero lo animó a iniciar una carrera en las artes escénicas.

El día de su boda con Anna Kashfi en 1957. Momentos antes, su secretaria lo había descubierto con otra mujer en la cama. Conoció a su primera novia en Nueva York, a donde había llegado a los 19 años para estudiar teatro. Celia Webb era casada y, según sus amigos, se convirtió en una especie de madre sustituta para Brando. Fue, también, la primera en ilusionarse con que la convirtiera en su esposa, pero él se resistió a sus insinuaciones. Mientras tanto, en las clases, su apariencia empezaba a causar furor entre sus compañeras, que fingían desmayos solo para que él las atrapara.

Según Mann, a los 21 años la futura estrella llevaba un ritmo de casi un idilio por noche. Cuando empezó a participar en obras de teatro se acostaba tras los bastidores con la que encontrara en las pausas entre las escenas. Su cama fue desde entonces un lugar de tránsito para cientos de conquistas y sin importar que todos los días despertara con una al lado, su primer pensamiento en la mañana era con quién lo haría en la noche. Brando vivió su sexualidad con fluidez, utilizaba su apariencia y su fama para tener a quien quisiera, fuera de uno u otro género. El texto recuerda la forma en la que compartía tríos con el actor francés Christian Marquand. Cuando la mujer se iba o se cansaba, ellos continuaban la faena.

Con el actor francés Christian Marquand sostenía tríos sexuales. Cuando la mujer se cansaba o se iba, ellos seguían la acción en la cama. El comediante Richard Pryor también fue su amante en los años 1970, según la viuda de este y el músico Quincy Jones. El comediante Richard Pryor también fue uno de sus amantes, según confirmó la propia viuda de este. Así mismo, Marlon no ocultaba que se lio con un cadete en la academia militar. Entre 1957 y 1962 se casó tres veces, siempre con actrices de menor categoría. Cuando se estaba vistiendo para su primer matrimonio, con Anna Kashfi, su secretaria lo encontró con otra en el lecho. Pero en medio de tantas esposas y flirteos no podía evitar sentirse solo y envidiaba a quienes no lo estaban. En una ocasión, invitó a su casa al esposo de una de sus amantes solo para que los encontrara juntos.

Una de sus relaciones más duraderas fue con Rita Moreno, ganadora del Óscar por West side story. La aventura perduró incluso durante su compromiso con Josanne Mariani, una joven francesa que lo dejó por sus infidelidades. Cuando Moreno quedó embarazada, el actor la obligó a abortar. Poco después, agobiada por su displicencia, ella intentó suicidarse en su casa tomándose un frasco entero de somníferos.  La única a la que sostuvo haber amado fue Jill Banner, una actriz veinte años menor a quien conoció en un trío con Marquand en los años 1970. A diferencia de otras, ella nunca lo persiguió ni pretendió que la llevara al altar, que repelía tanto como él. Sin embargo, la artista también terminó por cansarse de su comportamiento errático y desaforado, y lo abandonó.  Brando aseguraba que, en venganza, Jill sedujo a Christian, su hijo mayor, fruto de su unión con Anna Kashfi, de 18 años.

Junto con Marilyn Monroe conformó el dúo de actores más aclamado de su generación. Fueron amantes hacia 1955, tras el divorcio de ella de Joe DiMaggio. Después de haber sido uno de los hombres más deseados de Hollywood, cayó en la obesidad y en la desgracia. Pesaba más de 130 kilos cuando tuvo que acudir a una corte para testificar en el juicio de Christian por el asesinato, en 1990, de Dag Drollet, el novio de su media hermana Cheyenne, que estaba embarazada. El crimen tuvo lugar en la mansión del actor en Los Ángeles y el amplio cubrimiento mediático del caso afectó a todos los involucrados.

En 1991, Christian fue condenado a diez años de cárcel, pero solo pagó cinco. Durate el proceso, Cheyenne regresó a su natal Tahití, pero en 1995, al perder la custodia de su hijo, se suicidó en la casa de su madre Tarita Teriipaia. 

Luego de ser uno de los hombres más esbeltos y bellos del cine, llegó a pesar más de 130 kilos en sus últimos años. De hecho, tres años antes de su muerte un paparazzo lo captó con su última compañera sentimental, María Ruiz, quien era su ama de llaves. Con ellos, Myles y Ninna Priscilla, dos de sus tres hijos. Ella lo demandó por 100 millones de dólares.

Su última pareja fue la guatemalteca María Ruiz, en principio su ama de llaves. Hacia el final de su vida, cuando la relación se terminó, ella lo demandó por 100 millones de dólares para su sostenimiento y el de los tres hijos que tuvieron, Ninna Priscilla, Myles Jonathan y Timothy. Aunque en el momento los abogados de Brando llegaron a un acuerdo privado, difundieron la historia de que se encontraba muy cerca de la bancarrota. Una versión que contrasta con el millonario testamento que se revelaría poco después de su muerte, en 2004, en el que se incluyeron bienes como su mansión en Mulholland Drive, o una isla privada en Tahití. * Este artículo hace parte de la última edición de la revista Jet Set. Puede leer otros aquí.