Hace veinte años llegué a Bristol Myers Squibb como gerente de Impuestos en México. Cuando pienso en lo que me han dejado estas dos décadas, vienen a mi mente tres aprendizajes que hoy quiero compartir.
El primero: crecer con raíces firmes. Los valores -ética, disciplina, gratitud- sostienen cada paso, incluso en los momentos más difíciles.
El segundo: trabajar para dejar un legado. Liderar no es acumular logros individuales, sino construir comunidades basadas en la diversidad y la inclusión. Haber acompañado programas como B-Now Latam, que impulsa a las mujeres profesionales, me mostró que empoderar a otros no es un gesto simbólico: es una decisión que transforma culturas.
Y el tercero: ampliar la mirada. Pasar de una visión técnica a un liderazgo integral me enseñó que cada decisión debe considerar a los pacientes, a los aliados, a los equipos y a la sociedad en su conjunto.
Después de recorrer áreas como Finanzas, Acceso y Relaciones con Gobierno, Estrategia y Operaciones, y de liderar equipos en Colombia y Perú, entiendo que aquella joven que estudiaba Contaduría Pública y soñaba con ser gerente de impuestos para varios países solo avanzaba hacia el primer peldaño de muchos otros que se abrirían en el camino. Con el tiempo descubrí que los límites más grandes están dentro de uno mismo, y que crecer implica aceptar la incomodidad de lo nuevo. Aprendí a soñar sin fronteras y a caminar con curiosidad: aprender, desaprender y volver a aprender. Ese fue el inicio de una transformación mucho más profunda.
Hoy sé que el liderazgo no se mide por los títulos ni por la cantidad de cargos ocupados, sino por las oportunidades que abrimos para otros, por las conversaciones que iniciamos y por los espacios que dejamos listos para quienes vienen detrás. He tenido la fortuna de rodearme de equipos, mentores y colegas que me han retado a crecer, y esa es la mayor riqueza de este camino.
El liderazgo cobra verdadero sentido cuando se convierte en servicio. Estos aprendizajes no son solo míos. Cualquiera que esté construyendo su historia puede preguntarse: ¿Qué raíces me sostienen?, ¿Qué oportunidades estoy creando para otros?, ¿Qué puertas estoy abriendo para quienes vienen detrás?
Hoy miro mis veinte años de carrera con gratitud. Si pudiera dar un consejo desde mi experiencia, sería este: confía en tus valores, busca mentores, aprende de tus equipos y no temas al cambio. Porque, al final, las carreras no se cuentan en años ni en títulos: se cuentan en las huellas que dejamos en los demás.
Lupita León, General Manager, Bristol Myers Squibb para Colombia y Perú