Con las calles custodiadas por la Policía, las autoridades chinas intentaron dispersar unas manifestaciones de alcance histórico, en el que la población pide que se terminen las medidas contra el covid-19 y se respeten sus libertades.

La jornada anterior, una multitud respondió a la convocatoria hecha por redes sociales para congregarse en ciudades como Pekín, Shanghái y Wuhan, donde se escuchaban consignas como: “¡Xi Jinping, renuncia! ¡PCC (Partido Comunista Chino), renuncia!” o “No a los confinamientos, queremos libertad”.

Según medios internacionales, la “ira” civil no tiene precedentes desde que Jinping se juramentó como presidente hace una década, a medida que la frustración es el sentimiento compartido en las calles a casi tres años de que se extendiera el virus. La economía, una de las más grandes del mundo, también está empezando a sentir los efectos; por ejemplo, CNN informó que los índices bursátiles y su moneda estaba cotizando hoy a la baja.

Amnistía Internacional pidió a las autoridades que lleven a cabo un ejercicio de contención ante las protestas desatadas en varios puntos del país. Estas se agudizaron tras un incendio en la ciudad de Urumqi, en la región de Xinjiang, donde murieron al menos 10 personas ante, lo que varios ciudadanos aseguran, fue negligencia en el rescate por las restricciones.

“En lugar de penalizar al pueblo, el Gobierno debería escuchar sus llamados. Las autoridades deben permitir que las personas expresen sus pensamientos libremente y protesten pacíficamente sin temor a represalias”, dijo la subdirectora regional de ese organismo, Hana Young.

El Gobierno mantiene su defensa

Entre tanto, el gobierno de Jinping defiende a “capa y espada” su estrategia. El Ministerio de Relaciones Exteriores agregó que, sobre el incendio (uno de los detonantes de las marchas), había fuerzas con “motivos ocultos” que relacionaban la política sanitaria con el número de víctimas que dejó esa emergencia. Con respecto a la política de salud, insistió en que estaba siendo efectiva.

“China ha estado siguiendo la política dinámica de ‘cero covid’ y ha estado haciendo ajustes en función de la realidad sobre el terreno, y mientras hablamos, China está siguiendo la novena versión de los protocolos pandémicos (...). Creemos que con el liderazgo del Partido Comunista y la cooperación del pueblo, nuestra lucha (...) será exitosa”, mencionó el portavoz Zhao Lijian.

En Urumqi, de 4 millones de habitantes, se permitirá desde este martes utilizar el bus, los servicios de mensajería y comercios en áreas de “bajo riesgo” podrán retomar paulatinamente sus actividades. A pesar de que a nivel regional se han “aliviado” en parte las restricciones, el descontento de los ciudadanos se ha hecho sentir, bajo acusaciones por una presunta falta de transparencia y represiones a la libertad de expresión.

Una jornada de arrestos

En Shanghái, se registró la detención de dos personas y, según un agente, esto a razón de que supuestamente “habían desobedecido” las “disposiciones” de la policía. Reporteros de AFP señalaron que las patrullas también dispersaron a quienes se encontraban en el lugar y obligaron a eliminar fotografías de sus celulares.

Un periodista de BBC fue “golpeado”, mientras cubría las protestas, según señaló la cadena británica que condenó no haber recibido ningún tipo de explicación “creíble”. Entre tanto, en Pekín, se desplegaron uniformados cerca del río Liangma, donde más de 400 jóvenes se habían concentrado durante varias horas diciendo a una sola voz “¡Todos somos habitantes de Xinjiang!”.

Protesta solidaria en Tokio contra los confinamientos por COVID-19 en China. | Foto: Reuters / Autor: KIM KYUNG -HOON

Este lunes, en horas de la mañana (tiempo local), AFP pudo constatar que las fuerzas de seguridad seguían desplegadas en la capital y Shanghái, no muy lejos de los sitios en los que se desarrollaron las manifestaciones. Teniendo en cuenta su magnitud, algunos las han calificado como las de mayor relevancia desde las movilizaciones pro democracia de 1989.

El malestar se continúa extendiendo en el país, una de las últimas economías en las que sigue vigente la estrategia para mitigar las infecciones de coronavirus. Esto en un momento en el que la nación ha registrado más de 30.000 nuevos contagios diarios.

*Con información de AFP y Reuters.