Un total de 124.000 documentos de los archivos de Uber dan cuenta de que los ejecutivos de esa empresa habrían usado técnicas carentes de ética para expandir a la compañía por todo el mundo, según reveló una investigación de seis meses del diario británico The Guardian.

En la interpretación de los archivos, los periodistas advierten que Uber cruzó los pasillos oscuros de los gobiernos para hacer encajar su proyecto a las legislaciones de cada nación, cuyas letras, inicialmente, les cerraron las puertas para operar.

Con el fin de traspasar a los personajes que tendrían la capacidad de hacer las transformaciones en las leyes, Uber consideró invertir cerca de 90 millones de dólares en 2016 depositados en el lobby, técnica de relacionamiento público frecuentada por los privados para incidir en las decisiones políticas.

“Su estrategia a menudo implicaba pasar por encima de las cabezas de los alcaldes de las ciudades y las autoridades de transporte, y llegar directamente a la sede del poder (…) los documentos indican que Uber era experto en encontrar rutas no oficiales hacia el poder”, se lee en la primera entrega de la filtración.

La influencia se habría ejercido por medio de amigos e intermediarios que usaron su cercanía para buscar encuentros con los políticos. Ahí cayeron, según la investigación, grandes figuras de Rusia, Italia y Alemania.

Supuestamente, el hoy presidente de Francia, Emmanuel Macron, también habría ayudado a la organización cuando estaba en el cargo de ministro de Economía “permitiendo que Uber tuviera acceso frecuente y directo a él y su personal”. Sin embargo, las primeras revelaciones no evidencian provechos personales.

Cosa contraria habría ocurrido en otros despachos. Al parecer, el empujón que le darían a Uber desde sus funciones se vería reflejado en considerables participaciones financieras en el negocio, donde les habrían prometido convertirlos en inversionistas claves.

La empresa confesó que en el pasado tuvo prácticas que los llevaron a dar pasos en falso. | Foto: Europa Press 2019

Ahora bien, después de haber logrado estar en la agenda de discusión para flexibilizar las políticas de transporte en algunos países, The Guardian aseguró que la compañía dio un paso cuestionable para probar su importancia.

“Pagó a destacados académicos cientos de miles de dólares para producir investigaciones que respaldaran las afirmaciones de la empresa sobre los beneficios de su modelo económico”, reseñó el texto que fue publicado este 10 de julio y que está causando estruendos en Europa.

No obstante, la presunta jugada sucia obtuvo resultados mixtos, como lo definió el estudio. En algunos sitios, la empresa sí alcanzó el objetivo dándole vueltas a las leyes de transporte perdurables en el tiempo. Mientras que en otros países el camino fue bloqueado por los representantes de los taxistas, máximos opositores de Uber.

Justamente, cuando se estaba dando el debate en Francia y los conductores de taxi salieron a manifestar rechazo en las calles, desde la dirección de la compañía se les pidió a las personas que estaban en ese país a que “contraprotestaran”.

El pedido fue realizado por Travis Kalanick, cofundador de Uber, quien justificó la medida con un polémico comentario que salió a la luz pública: “Creo que vale la pena. La violencia garantiza el éxito”, afirmó el empresario que también habría protagonizado las escenas de lobby.

Las comunicaciones divulgadas, que se habrían hecho por medio de WhatsApp y otros medios digitales, probarían que estaban conscientes del actuar. En repetidas ocasiones, los documentos plasman comentarios de este tipo:

“No somos legales en muchos países, debemos evitar hacer declaraciones antagónicas. Nos hemos convertido oficialmente en piratas”, fueron textos enviados a través de un correo electrónico.

En respuesta a la revelación, la empresa aceptó que se cometieron errores y pasos en falso que habrían quedado en el pasado cuando en 2017 tomó las riendas el actual director ejecutivo, Dara Khosrowshahi.

“No tenemos ni daremos excusas por el comportamiento pasado que, claramente, no está en línea con nuestros valores actuales. En cambio, le pedimos al público que nos juzgue por lo que hemos hecho en los últimos cinco años y lo que haremos en los próximos años”, le dijo la compañía a The Guardian.