Uno de los casos más sonados en los últimos días es el Ober Ricardo Martínez Gutiérrez, mejor conocido como Negro Ober, y quien desde una celda en la cárcel de Palogordo, en Santander, amenazó a los comerciantes de Barranquilla y otras ciudades del país luego de conocer que su esposa había sido detenida por las autoridades.

Los videos provocaron que este sujeto, condenado a 50 años de cárcel por su actuar delictivo al frente de la banda criminal Los Rastrojos-Costeños, fuera trasladado a la cárcel de La Dorada, lugar donde se encuentran algunos de los presos más peligrosos del país y donde, según fuentes del Inpec, consultadas por SEMANA, se encuentra alejado del contacto con otros reclusos y no tiene la posibilidad de acceder a lujos o celulares, algo de lo que gozaba, de manera ilegal, en su antiguo lugar de reclusión.

Según revelaron las personas consultadas, el Negro Ober paso de disfrutar de una celda amplia con comodidades y con otros presos a su disposición, a sentir el rigor de una prisión de máxima seguridad donde se encuentran detenidos otros delincuentes con un alto perfil delictivo como miembros del Clan del Golfo, extraditables, o narcotraficantes.

Ober Ricardo Martínez Gutiérrez, alias el Negro Ober, cabecilla de la organización criminal Los Rastrojos Costeños, quien fue trasladado de prisión luego de grabar un video con amenazas. | Foto: Inpec

Martínez Gutiérrez se encuentra en el pabellón 1 de La Dorada en una celda pequeña que tiene los espacios básicos donde puede realizar sus necesidades fisiológicas y descansar, expresó uno de los dragoniantes del Inpec que habló con SEMANA.

“Eso es aislamiento, son solo celdas de aislamiento, donde solo hay capacidad para un recluso. Hay ducha, baño, un mesón para el escritorio, el mesón donde duerme, y atrás hay como un patiecito donde entra el sol”, explicó la fuente a este medio.

Sobre qué tan grande puede ser la celda, el miembro del Inpec señaló que “debe tener como unos tres por dos (metros), más o menos”, algo que contrasta con las condiciones en las que este peligroso delincuente estaba detenido en Palogordo.

Alias el Negro Ober apareció en varios videos en una celda donde se le veía fumando, en un comedor y tomando sopa, mientras amenazaba a los comerciantes de Barranquilla. | Foto: Captura de video.

Sobre los lujos de los que gozaba allí también, ahora, según lo conocido por SEMANA, el Negro Ober tiene que conformarse con las mismas condiciones del resto de reclusos, lo cual lo incomodó desde el primer momento en el que pisó la cárcel de La Dorada, pues se percató que ya no iba a tener televisor en su celda, un lujo con el que antes contaba de forma ilegal y que en su nuevo lugar de reclusión ya no tiene.

“Ahí no hay televisor. No hay ventilador, el teléfono es el de la cárcel, el del servicio público”, explicó la fuente, quien además confirmó el malestar del delincuente con el estricto trato que le da la guardia en la cárcel de La Dorada.

Aunque el Negro Ober es considerado como uno de los bandidos más peligrosos del país, las amenazas que envió desde Palogordo dejaron al descubierto la facilidad y la comodidad con la que este sujeto se desenvolvía en esa cárcel, algo que motivó no solo su traslado, sino que obligó al Inpec a encontrarle un sitio de máxima seguridad en el que no tuviera acceso a celulares ni contacto con sus cómplices para seguir delinquiendo, por lo que terminó recluido en La Dorada.

Ober Ricardo Martínez Gutiérrez, alias el Negro Ober, está condenado a más de 50 años de cárcel por su actuar delictivo. | Foto: Captura de video.

Lo primero que hizo el Negro Ober tras llegar a su nuevo sitio de reclusión fue insultar al director del centro de reclusión: “Director cabeza de monda hp”, le gritó. Posteriormente, se quejó por el trato que le estaban dando, propio para un detenido de alta peligrosidad.

Alias el Negro Ober llegó esposado de manos y pies, con traje de detenido, con un dispositivo de seguridad. La escena, de la que el Negro Ober fue protagonista, le causó impotencia y rabia. Advirtió que en las cárceles donde ha estado jamás había recibido el trato que ahora le otorgaban en La Dorada.