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Ladrón que roba a ladrón

Robar a cómplices de la dictadura les pareció una legítima revancha contra el Gobierno. Ladrón que roba a ladrón tiene 100 años de perdón.

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Alberto Donadio
29 de octubre de 2022, 4:36 a. m.
Alberto Donadio Foto: David Estrada Larrañeta

Sin quererlo, dos venezolanos que viven en la Florida escribieron el guion de una película. Se alzaron con 10 millones de dólares sin disparar un solo tiro. Solo necesitaron su acento venezolano y unos pasaportes falsos. Él llegó primero, huyendo de la crisis económica en su país. Ella llegó dos años después, por el mismo motivo. Se conocieron en un bar donde ella trabajaba. Se fueron a vivir juntos. A él se le ocurrió la idea. Son varios los venezolanos cercanos al régimendictatorial que tienen casas y apartamentos en el sur de la Florida que no pueden ocupar porque el Gobierno de los Estados Unidos los puso en la lista negra y no pueden viajar a Miami. Las mansiones y los condominios permanecen vacíos. Ella consiguió un pasaporte venezolano falso a nombre de la propietaria de un lujoso apartamento.

Se presentó donde un abogado y le pidió que le ayudara a tramitar una hipoteca de 3,5 millones de dólares sobre el apartamento. Llenó los papeles y en una hora tenía el cheque en la mano. ¿Absurdo? Sí, pero en la Florida hay prestamistas que conceden créditos a extranjeros con cierta facilidad porque cobran tasas de interés superiores a las de los bancos. Ella se llama Génesis Martusciello, hoy de 29 años, según la investigación del diario The Wall Street Journal. Llegó en 2016 a los Estados Unidos con su esposo, procedente de Barquisimeto. Trabajó de modelo, manejando un Uber y luego en un bar. Se separó de su marido. Cuando trabajaba en el bar, conoció a Carlos Castañeda, que hoy tiene 35 años.

En 2019 él le planteó la idea a ella. Ambos detestan el régimen de Nicolás Maduro. Robar a cómplices de la dictadura les pareció una legítima revancha contra el Gobierno. Ladrón que roba a ladrón tiene 100 años de perdón, diría otro venezolano que entró a la red como cómplice. Su primer objetivo fue Luis Carlos de León Pérez, beneficiario de sobornos pagados a ejecutivos de PDVSA. Llegó a tener 22 millones de francos en un banco suizo. Martusciello y Castañeda consiguieron a dos venezolanas que se hicieron pasar por la esposa y la suegra del petrolero. Obtuvieron la hipoteca sobre dos apartamentos en Bal Harbour.

En el caso de apartamentos, los venezolanos enviaban por e-mail a la portería del edificio un nuevo número telefónico haciéndose pasar por el dueño y pedían que actualizaran los datos de contacto en el sistema. Así, cuando llegaba el avaluador de la compañía de hipotecas que haría la inspección del apartamento, llamaban a Martusciello, y ella, como propietaria registrada, autorizaba la entrada. Luego se enfocaron en otra víctima, el empresario venezolano Samark López Bello, acusado por narcotráfico y lavado de activos. Se ofrecen 5 millones de dólares por información que lleve a su paradero.

La mansión de López en Pinecrest, un suburbio de Miami, tiene seis alcobas. Aunque todas sus propiedades fueron congeladas, la mansión no lo fue porque estaba a nombre de una sociedad cuya representante legal era su hija. López no podía pagar el recibo de la luz de la casa porque le congelaron todas las cuentas. Sin electricidad, las alarmas dejaron de funcionar. Era, pues, posible entrar y salir de una casa desocupada sin despertar sospechas. Uno de los cómplices fue a hacerle mantenimiento al jardín para que la casa se viera bien cuando llegara el avaluador. La novia del “jardinero”, haciéndose pasar por hija, obtuvo un préstamo hipotecario sobre la casa por 1,95 millones de dólares.

Luego refinanció la hipoteca y le dieron 3 millones de dólares en total. En el garaje de la casa había un Ferrari. Los venezolanos lo vendieron. Martusciello y Castañeda y el “jardinero” y la novia empezaron a gastar a manos llenas. Compraron un perro pomerania por 8.000 dólares, un Lamborghini y pagaron 6.000 dólares a adivinas. Viajaron a Las Vegas a apostar en los casinos. Se movilizaban en carros que encontraron en los garajes de las viviendas que asaltaron: un Bentley, un Ferrari, un Rolls-Royce. En total acumularon 10 millones de dólares. Vivieron por un tiempo en algunos de los apartamentos de sus paisanos ausentes. La dicha les duró un año. La novia del “jardinero” fue detenida en un banco cuando trató de transferir dinero a otra cuenta con un pasaporte falso.

El cajero sospechó y le entregó el pasaporte a una policía sin uniforme que casualmente estaba en el banco en su día de descanso. Ella salió al parqueadero y encontró en el carro de la venezolana su licencia de conducción. La fotografía coincidía con la del pasaporte, pero el nombre era distinto. Toda la red fue capturada, pero no se recuperó todo el dinero. Con el botín, Castañeda compró centenares de miles de dólares en relojes que envió a República Dominicana, donde vive su mamá.

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