Calarcá Córdoba, uno de los jefes de las disidencias de las Farc más poderosos en armas y hombres, sigue sentado dialogando sobre paz con el gobierno del presidente Gustavo Petro.

La semana anterior, Calarcá, vestido de civil, pero rodeado de sus hombres de seguridad, se reunió con los delegados de las negociaciones de paz. Se comprometió a no reclutar a menores de edad, un anuncio que celebró la Defensoría del Pueblo, pero que fue visto con recelo por algunos sectores políticos.

Calarcá Córdoba habló con SEMANA en las profundidades del Guaviare días después de que sus hombres asesinaran a siete militares en ese departamento. Según dijo, se trató de un “accidente” porque se confundió a los soldados con las disidencias de Iván Mordisco. | Foto: ESTEBAN VEGA LA-ROTTA

Horas después, terminó envuelto en un nuevo escándalo: Noticias Caracol reveló el escabroso contenido de sus computadores, que fueron obtenidos por las autoridades en junio de 2025, cuando fue capturado en carreteras de Antioquia por el Ejército y la Policía, porque se negó a detener la caravana de vehículos blindados en que se movilizaba. La razón: llevaba oro, armas y dinero que movía por las vías del país burlando el control de las autoridades.

El jefe guerrillero quedó libre, la mesa de negociación de paz sufrió un fuerte impacto, pero no pasó a mayores. Calarcá volvió a la selva y siguió dialogando de paz.

Calarcá Córdoba y Gustavo Petro. | Foto: NO

A finales de abril de 2025, guerrilleros al mando de Calarcá asesinaron a seis militares. El escándalo no fue menor. El jefe guerrillero, mientras hablaba de paz con el Gobierno, atacaba a la Fuerza Pública que se acercó a sus guerrilleros.

La mesa sintió un nuevo coletazo por las actuaciones de Calarcá Córdoba, quien habló con SEMANA en las profundidades de Guaviare y entregó una explicación sobre lo ocurrido. Su argumento: fue un error.

“Lo ocurrido en Guaviare fue un acto en el que se hizo uso de la legítima defensa, como está consignado en los protocolos. En esa región hay una unidad que se llama Isaías Carvajal, del bloque Jorge Suárez Briceño, y estaba a unos 5 kilómetros del caserío Guanapalo. Se encontraban estudiando el decreto de cese al fuego que expidió el presidente Petro. Permanecían en un campamento”, explicó.

Y agregó: “Nosotros, como lo hacen las Fuerzas Militares, sacamos las descubiertas, las exploraciones diarias. En el día podemos sacar tres, cuatro, montar avanzadas, porque de ahí depende la seguridad y la vida de los combatientes. Salió una descubierta a hacer el giro que corresponde y entró en choque con el Ejército, que estaba a 300 metros del campamento. Ya estaban acomodándose para asaltarlos. Esa descubierta entró en combate. Y se formó el tiroteo, en medio de la confusión, pensando que se trataba de tropas de Iván Mordisco, porque ellos están en esa región”.

Foto 1: Calarcá Córdoba el día en que lo entrevistó SEMANA. / Foto 2: Calarcá en el momento en que lo retuvo el Ejército. | Foto: NO

La mesa duró congelada varios meses. Córdoba siempre insistió en la necesidad de seguir en la mesa de negociación y lograr —de paso— un cese de hostilidades de la Fuerza Pública, como ocurrió. Gustavo Petro meditó lo sucedido en Guaviare. También el alto comisionado para la paz, Otty Patiño. Pese a lo ocurrido, se pasó la página y Calarcá fue llamado nuevamente por el Gobierno Petro para seguir avanzando en las conversaciones.

El 15 de agosto de 2025, hombres, al parecer al mando de Calarcá Córdoba, atacaron un helicóptero de la Policía y dejaron como saldo a 13 uniformados muertos. El hecho generó la condena del Gobierno, de los sectores políticos, de la Iglesia y de la comunidad internacional.

Córdoba negó al interior de la mesa de negociación la participación de sus guerrilleros en el atentado que enlutó al país. Sin embargo, no lo aclaró ante los colombianos. En la zona, algunos líderes dicen que el frente 36 de las Farc —responsable de lo ocurrido— obedece a Calarcá. Otros hablan de Iván Mordisco.

Ahora, Calarcá Córdoba apareció envuelto en un escándalo de infiltración en el Estado y las Fuerzas Militares, pero lo más probable es que su teflón le permita seguir en las conversaciones de paz.

El jefe guerrillero no se ha referido al tema y lo más probable es que niegue su participación, pese a lo que dicen sus computadores. Acudirá a la estrategia de los otros responsables y una vez más saldrá avante de este nuevo novelón que, sin duda, sacude otra vez la mesa de negociación.

No se puede olvidar que Gustavo Petro le apuesta a la paz total. Y el único guerrillero de peso que tiene sentado en una mesa de diálogo es Calarcá Córdoba.

Romper las relaciones y los diálogos con él supondría una nueva derrota política que, difícilmente, el presidente estaría dispuesto a afrontarla. Por eso, lo más probable es que el alto comisionado para la paz, Otty Patiño, le deje la investigación a la Fiscalía, mientras él, con su equipo, sigue hablando de paz con el temido guerrillero.