La renuncia de la ministra de Educación, Gina Parody, es el primer remezón en la Casa de Nariño de la victoria del No el pasado 2 de Octubre. Y se anticipa que podrán venir más. Se sabía que esa derrota significaría la salida de altos funcionarios. Sin embargo, había un ambiente de calma después de que el lunes, el presidente Santos no aceptó la dimisión del jefe negociador del Gobierno, Humberto de la Calle, y, por el contrario, lo designó el puente del necesario diálogo que vendrá con el uribismo. No es probable que a Parody, quizás la funcionaria más cercana al primer mandatario, tenga la misma suerte.

A las 7 de la mañana en el Ministerio de Educación, la ministra anunció su renuncia después de dos años de gestión. "En las últimas horas, he presentado al señor presidente de la República, Juan Manuel Santos, la renuncia al cargo de ministra de Educación por considerar que ha culminado un ciclo de servicio a los jóvenes y niños del país", dijo.

Parody había pedido una licencia de dos meses para entrar al equipo, liderado por el expresidente César Gaviria, que lideraba la campaña por el Sí. Un papel similar había desempeñado durante el proceso reeleccionista del presidente Santos, cuando se desprendió del Sena para unirse a la campaña, y regresó al Gobierno en calidad de ministra después de la victoria.

En esta ocasión la situación es muy diferente y su salida tiene muchos significados. Parody se apartó de la cartera de Educación, después de quizá las más multitudinarias marchas en las ciudades contra el gobierno de Juan Manuel Santos.

La razón era producto de una mezcla de malentendidos, argumentos de fondo y mal manejo de crisis. Las cartillas de educación sexual “ambientes escolares libres de discriminación’’ generaron un cisma entre el país creyente y el país progresista. El malestar entre padres de familia, profesores y miembros de comunidades religiosas se expresó en las marchas que llenaron las principales plazas de ciudades y pueblos de Colombia.

La ministra fue víctima de ese episodio. Por cuenta de su orientación sexual fue acusada de querer imponer la homosexualidad en los niños. Sin embargo, tampoco supo salir de esa crisis. En uno de los momentos de mayor polarización del país acusó a los padres de familia de haber salido a las calles con mensajes redactados desde las “guaridas de los políticos”, lo cual dejó la percepción de la arrogancia del Gobierno.

La verdad es que los políticos sí se montaron en ese bus. Tanto Álvaro Uribe como Alejandro Ordóñez se sumaron a las protestas. Acusaron al Gobierno de querer imponer una “ideología de género”, un concepto que se utiliza para describir a quienes consideran que la mujer y el hombre no necesariamente tienen que cumplir con los papeles tradicionales.

Uribe y Ordóñez aprovecharon ese momento díficil de Parody para asestarle un golpe emocional al Gobierno. El exprocurador la llamó "mentirosa" y se dedicó a criticarla en los medios. La ministra le respondió en el mismo tono y acusó a la Procuraduría de estar detrás de la conspiración de unas cartillas pornograficas falsas que habían circulado en la costa.

El expresidente también se regodeó. Parody había sido la congresista estrella del uribismo en el pasado. Pero por cuenta del escándalo de la parapolítica se había salido de esa colectividad. Cuando comenzaron las críticas del exmandatario al proceso de paz, ella fue quien salió con más ahínco a defender a Santos. Acusó a su exjefe de tener vínculos con grupos armados ilegales. "Uribe, famoso por su microgerencia, autoriza la entrada del asesino paramilitar Job a Palacio por la puerta de atrás, como los mafiosos", fue uno de sus trinos.

Uribe comenzó a motivar a los colombianos a asistir a las protestas contra el minsterio. Y envió a todos sus congresistas a acompañarlas en varias ciudades. Quienes lo conocen aseguran que su defensa de la familia tradicional es una convicción personal, pero que también se estaba "sacando un clavo".

Frente a la magnitud de las manifestaciones en la calle, el presidente tuvo que salir a ponerle la cara al escándalo. Después de una reunión con los altos jerarcas de la Iglesia católica hizo una alocución de prensa con Parody a su lado. Rechazó que el Gobierno estuviera implantando la ideología de género y desautorizó el uso de las cartillas.

Parody se retiró semanas después discretamente del ministerio para liderar la campaña del Sí. Hay quienes dicen, quizás injustamente, que su papel no ayudó al Gobierno en las votaciones del domingo. Para algunos analistas políticos el quiebre de la tendencia a favor del No se dio por cuenta de las iglesias cristianas y de familias de corte conservador que asociaron el acuerdo de Paz con la ideología de género.

Desde su cuenta de Twitter la funcionaria trinó: "Gracias a los 6,3 millones de colombianos que ondearon banderas blancas y vibraron con la esperanza. Seguiré defendiendo el sueño de la paz".

No se ve viable que a Parody le pase lo mismo que a De la Calle y no le acepten la renuncia. Ni siquiera porque el presidente no quiera mantenerla en el gabinete, pues se sabe que la funcionaria cuenta con su confianza y su apoyo. Sin embargo, ha dicho en privado que está pensando en hacer un doctorado en el exterior y alejarse del agitado mundo político.

La gran pregunta que se hace en este momento la clase política es si la renuncia de Gina es un caso aislado o es la primera de una crisis ministerial. En círculos políticos se dice que otro que podría apartarse del cargo es Juan Fernando Cristo. El ministro del Interior se la jugó a fondo por la paz y desde hace un par de meses decía que quizás había llegado el momento de retirarse. A pesar de su empeño, fue uno de los perderores del domingo, pues fue a hacer campaña a su región, Norte de Santander, en donde el No ganó por más del doble de los votos (282.000 contra 123.000).

Se decía también que una vez se refrendara la paz, la canciller María Ángela Holguín se iría del gabinete. Ella ha acompañado al presidente Santos desde el inicio de su período y creía que ya era hora de dar un paso al costado. Sin embargo, el lunes el presidente le asignó una nueva responsabilidad: estar en el equipo que negociará con el uribismo y los partidarios del No. En La Habana demostró que es una mujer práctica y que su papel es muy valioso en un escenario adverso. No se ve viable que la dejen ir. Otros altos funcionarios que podrían reacomodarse para tener un papel en la crisis son Rafael Pardo, ministro del Posconflicto, y Alfonso Prada, quien se había retirado del Sena a hacer campaña.

Todo el mundo del poder está a la expectativa de lo que pueda pasar en estos días. Después de la derrota del Sí, ya casi nadie se atreve a hacer cábalas.

Una ministra estrella

Parody puede ser una de las funcionarias a las que mejor les ha ido en esa cartera. Llegó al cargo precisamente después de que se conocieron los resultados de las Pruebas PISA del 2012 y el 2014, que ubicaron en ambas oportunidades a Colombia en el último lugar entre los participantes de la evaluación organizada por la OCDE. Debido a esto, el presidente Santos le encomendó a Gina el reto de convertir a Colombia en “la más educada”, lo que se traduciría en la política de educación más ambiciosa del país en mucho tiempo, pues busca llevar a Colombia para el año 2025 al primer lugar en las pruebas entre los países de América Latina.

En su corta intervención, Parody resaltó su labor: la implementación de la jornada única, la entrega de infraestructura, "que permitirá cubrir el 60 % del déficit de infraestructura educativa del país", según aseguró. Además, sostuvo que durante su período, las oportunidades para acceder a la educación no dependían de la situación socioeconómica de los niños: "Demostramos que lo importante no es cuánto tienen los jóvenes en su bolsillo, sino lo que tienen en la cabeza, permitiendo el acceso de los estudiantes más pobres y talentosos a educación de alta calidad con el programa Ser Pilo Paga”. Ese programa permitió a cientos de estudiantes de bajos recursos a acceder a las mejores universidades del país.

Según voceros del Ministerio de Educación, Francisco Cardona quedará en el cargo.