Durante cinco décadas, la Fundación Solidaridad por Colombia ha recorrido el país llevando acompañamiento, oportunidades y esperanza a miles de familias. Bajo el liderazgo de María Carolina Hoyos, su presidenta, la organización reafirma hoy un principio esencial: la inclusión, la diversidad y la equidad no son conceptos abstractos, sino una forma de estar y actuar en los territorios.
Para Hoyos, estos valores son la esencia de todo el trabajo que realiza la fundación. “En Solidaridad por Colombia, la inclusión y la diversidad no son palabras distintas; son el corazón de lo que somos y de lo que hacemos cada día”, afirma. Esta visión se traduce en abrir las puertas a cada niño, joven, adulto o familia que necesita apoyo, sin importar su género, cultura, lengua o región.
Esa mirada amplia y humana ha llevado a la fundación a llegar a rincones donde pocas organizaciones han estado. Comunidades indígenas, afrodescendientes, campesinas, urbanas y rurales han sido parte de sus procesos. “Hemos estado presentes desde la montaña más alta hasta la comunidad más lejana, acompañando historias que, aunque distintas, comparten el mismo sueño de salir adelante”, señala.
Uno de los proyectos que más ha marcado a Hoyos es la intervención en la Alta Guajira para mejorar el acceso al agua. Las familias consumían agua amarilla, con un sabor fuerte, hasta que la fundación inició un proceso pedagógico y técnico para demostrar los beneficios del acceso a agua limpia. Ese trabajo permitió transformar hábitos y proteger la salud de niños y niñas de la región. Esta labor se suma a programas de empoderamiento económico que han impactado especialmente a madres cabeza de hogar. Gracias a los procesos formativos, hoy existen 27 emprendimientos liderados por mujeres que transformaron sus miedos en oportunidades reales.
De cada experiencia, María Carolina ha aprendido una lección profunda que guía su liderazgo. “Todos tenemos realidades distintas, cada proceso es único, y precisamente allí radica la riqueza de la inclusión: en reconocer que nuestras diferencias nos transforman y nos hacen más fuertes”, asegura.
A lo largo de sus 50 años, la Fundación Solidaridad por Colombia ha confirmado que la transformación social solo es posible cuando se trabaja con y para las comunidades. El enfoque ha sido siempre valorar las voces, los saberes y los contextos, para construir soluciones que respondan a las necesidades reales de cada territorio. “La verdadera transformación sucede cuando trabajamos juntos, cuando valoramos nuestras diferencias y construimos un país con más oportunidades para todos”, destaca la presidenta.
Ese compromiso continuará marcando el camino de la fundación. Medio siglo después, su apuesta sigue siendo clara: impulsar procesos que unan, dignifiquen y generen equidad. Un camino que, como dice Hoyos, seguirá avanzando “de la mano de cada colombiano, de cada empresa y de cada comunidad que abre sus puertas para seguir transformando al país”.