Un grupo de científicos llevó a cabo una investigación en la que se encontró que el ritmo de enfriamiento del núcleo de la Tierra –un lugar ubicado a casi 3.000 km de profundidad y que es fundamental para conservar las condiciones vitales en la superficie del planeta– es mucho más acelerado de lo que se podría haber previsto.

En condiciones normales, la temperatura en ese lugar oscila entre los 4.400° C y los 6.000° C, es decir, condiciones similares a las del Sol. Si en algún momento esa temperatura llegara a enfriarse totalmente, la Tierra dejaría de tener las condiciones necesarias para albergar vida y se convertiría en un lugar inerte, como recoge el portal de noticias de la BBC, que tuvo acceso al estudio.

Los investigadores explicaron que aún es necesario entender mejor este tipo de dinámicas y las reacciones que podría generar un enfriamiento del núcleo terrestre. | Foto: Libre de derechos

Durante más de 4.500 millones de años, el núcleo de la Tierra ha conservado su temperatura extremadamente caliente. Sin embargo, durante los últimos años dicha temperatura ha bajado y los expertos advierten que este proceso de “enfriamiento” está ocurriendo a un ritmo mucho más acelerado de lo que se había previsto.

Cabe resaltar que aunque la investigación alerta sobre la aceleración de este fenómeno en los últimos tiempos, las consecuencias no se verán de la noche a la mañana. Se trata de cambios que pueden tomar millones de años en generar efectos devastadores, aunque los científicos insisten en que es necesario avanzar en las investigaciones.

La investigación, citada por BBC Mundo, resalta que los científicos aún no saben con precisión cuánto tiempo tomará el enfriamiento del núcleo terrestre al punto de que pueda generar consecuencias devastadoras para albergar vida, pero destacan que dicho escenario implicaría, por ejemplo, la desaparición del campo magnético.

El campo magnético es el encargado de proteger al planeta Tierra de los efectos dañinos que podrían tener el viento solar y los rayos cósmicos del Sol. El núcleo interno de la Tierra está compuesto mayormente de hierro, mientras que el externo ( donde se forma el campo magnético) está hecho de un líquido maleable compuesto de hierro y níquel.

Cabe resaltar que aunque la investigación alerta sobre la aceleración de este fenómeno en los últimos tiempos, las consecuencias no se verán de la noche a la mañana. | Foto: derechos de autor no

Entre las consecuencias que identificaron los expertos está la desaceleración de las placas tectónicas a un ritmo mayor al esperado. No obstante, los investigadores explicaron que aún es necesario entender mejor este tipo de dinámicas y las reacciones que podría generar un enfriamiento del núcleo terrestre.

Alerta sobre la temperatura terrestre

Un equipo de expertos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) alertó a mediados del año pasado que el calentamiento global conducirá hacia una temperatura terrestre de +1,5 °C respecto a la era preindustrial de aquí al año 2030, una década antes de lo que se había previsto en estimaciones hechas hace tres años.

Además, el aumento de las temperaturas en nuestro planeta seguirá creciendo hasta superar este umbral –uno de los principales límites del Acuerdo de París– de aquí al año 2050, incluso si el mundo consigue reducir drásticamente las emisiones de gas de efecto invernadero, agregaron los científicos en un informe.

Ese fenómeno implicará riesgos de desastres “sin precedentes” para la humanidad, como se recoge en el documento, por lo que los expertos insisten en que la única alternativa será reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero.

Si no se avanza con la determinación necesaria en ese objetivo, entes de 2050 se superaría este umbral, e incluso se llegaría a una temperatura terrestre de +2 ºC si no se reducen drásticamente las emisiones. Lo anterior supondría el fracaso del Acuerdo de París, que pretendía limitar el calentamiento por debajo de los +2 ºC o de +1,5 ºC si fuera posible, como recoge la agencia AFP.

Actualmente la Tierra ya ha alcanzado los +1,1 ºC, lo que ha intensificado los fuegos en el oeste de Estados Unidos, Grecia o Turquía, diluvios que inundan Alemania o China, o termómetros que rozan los 50 ºC en Canadá.