El cometa 3I/ATLAS, catalogado como el tercer objeto interestelar en ingresar al sistema solar, volvió a posicionarse en el centro del debate científico debido a una reciente teoría que salió a la luz.

Se trata de la hipótesis propuesta por científicos que continúan analizando la trayectoria del cometa 3I/ATLAS, la cual sugiere que este objeto interestelar habría depositado compuestos reactivo-orgánicos capaces de alterar la estructura química de la atmósfera marciana.

Según los primeros modelos desarrollados por los investigadores, el acercamiento del cometa a Marte pudo detonar un proceso de “terraformación accidental”, un término empleado en el campo científico para describir transformaciones inesperadas provocadas por la interacción entre cuerpos celestes y ambientes planetarios.

Esta hipótesis, aunque aún en fase preliminar, abre la posibilidad de que dichas modificaciones atmosféricas hayan favorecido condiciones para el surgimiento de formas de vida inteligentes.

Ante esto, equipos de investigación subrayan que los indicios recopilados hasta el momento no permiten llegar a conclusiones firmes y que, por ahora, “los efectos observados aún no son concluyentes”. Además, recalcan que se trata de “un planteamiento sin validar, que requiere más análisis”, por lo que las observaciones deberán ampliarse antes de emitir cualquier afirmación definitiva.

Postal de Marte. | Foto: Getty Images

Es decir, la hipótesis sugiere que el objeto interestelar, al trasladar una abundante carga de compuestos volátiles, habría interactuado con la superficie marciana de una manera significativamente distinta a lo previsto inicialmente.

Esta posibilidad, aunque continúa en el terreno de la especulación, ha reactivado discusiones en la comunidad astronómica sobre la forma en que la ciencia debe abordar fenómenos que se apartan de los patrones habituales.

En el caso del cometa 3I/ATLAS, los estudios espectroscópicos han dejado al descubierto propiedades químicas sin precedente. Los resultados preliminares muestran una composición inesperada formada por dióxido de carbono, agua, trazas de cianuro y una aleación de níquel jamás registrada en el entorno natural.

Imagen del cometa 3I/ATLAS, detectado por la NASA a mediados de este 2025. | Foto: El País

Este desequilibrio elemental —caracterizado por un contenido extraordinariamente alto de níquel y una presencia casi nula de hierro— se aparta por completo de los modelos conocidos para los cometas del Sistema Solar, lo que refuerza el interés científico por entender su origen y naturaleza.

“El cometa 3I/ATLAS es posiblemente lo más antiguo que hemos visto en nuestro Sistema Solar. Nuestro Sistema Solar se formó hace 4600 millones de años, mientras que investigaciones recientes apuntan a que podría tener más de 7000 millones de años o más”, señaló Nicole Driessen, investigadora postdoctoral en radioastronomía de la Universidad de Sidney.

Por su parte, aunque esta teoría no es confirmada, astrofísicos como Avi Loeb, quien ha seguido de cerca el comportamiento de 3I/ATLAS, insisten en que el cuerpo celeste podría esconder “tecnología extraterrestre”.

En una reciente entrevista compartida en su blog de Medium para FOX 32 Chicago, Loeb afirmó que el enfoque correcto es buscar activamente cualquier indicio tecnológico, como el posible calor no atribuible al Sol que, según él, el telescopio James Webb podría detectar en las próximas semanas.

Finalmente, señaló que será imprescindible aguardar hasta el 19 de diciembre —día en que 3I/ATLAS alcanzará su punto de mayor proximidad con la Tierra— para examinar con mayor detalle varios de sus atributos. “Recopilemos más pruebas y luego decidamos si se acerca más a ser anómalo como un objeto tecnológico o si tal vez se parecería a un iceberg”, afirmó.