El Tolima es un departamento lleno de encantos y rico en naturaleza, en la que se pueden apreciar montañas, ríos, cascadas y planicies, pero también cargado de historia, pues muchos de sus territorios han sido protagonistas en el pasado y presente del país.

Allí hay 47 municipios y cada uno de ellos tiene una amplia oferta turística que resulta imperdible. Uno de los que no se escucha hablar mucho, pero que tiene una importante cantidad de cosas para hacer es Falan, un territorio en donde existían asentamientos indígenas antes de la época de la conquista. Las principales familias españolas que se radicaron en la zona datan de 1640.

Una de las particularidades de estas tierras es que eran ricas en oro y plata, lo que produjo que se diera una gran afluencia de españoles, especialmente hacia la hoy vereda de Lajas, siendo 1640 el año de mayor apogeo en la producción minera con nueve minas y tres ingenios de caña trabajados por indios y negros, según información de la Gobernación del departamento, en su página web.

Por el aumento en los trabajos mineros, se fueron formando poblados a su alrededor, entre ellos Rosario de Lajas en 1745, caserío que fue muy importante en la época de la colonia. El hallazgo de más minas generó la creación de Santana de Lajas, que fue destruido años más tarde por un incendio, lo que llevó a que la Asamblea Departamental le cambiara el nombre de Santana por Falan, en memoria de Diego Fallón, su hijo más ilustre.

La ‘ciudad perdida’, uno de sus principales atractivos

Este es un municipio lleno de atractivos y uno de los más importantes, pero también más escondidos es la ‘ciudad perdida’, en donde se aprecian ruinas del siglo XVIII. Estos sitios en donde se instalaron los españoles para extraer el oro y la plata también tienen una gran importancia histórica debido a que por allí pasaron personajes como José Celestino Mutis, Francisco José de Caldas, Alexander van Humboldt y Simón Bolívar, entre otros.

El canopy es una de las actividades que los turistas pueden realizar en La ciudad perdida de Falan, Tolima. (Imagen de referencia). | Foto: Getty Images

De esta ciudad minera que estaba perdida en la selva, aún se conservan túneles, murallas y bodegas de piedra. De acuerdo con la Gobernación, todas estas ruinas se encuentran en la ronda hídrica de la quebrada Morales, distante a unos dos kilómetros del casco urbano de Falan, por donde se ha construido un sendero ecológico con puentes artesanales de guadua, por lo que los viajeros tienen la posibilidad de disfrutar de los bosques tropicales, cascadas naturales y charcos de aguas cristalinas, en un recorrido de aproximadamente tres horas.

En este sitio es posible realizar diferentes actividades turísticas. Una de ellas es el canopy, ideal para los amantes de la aventura, además de senderismo, pues para llegar a las ruinas perdidas se debe atravesar por muchos paisajes naturales, tres cascadas, piscinas naturales y túneles. En la Reserva Ciudad Perdida de Falan, los turistas encuentran diversas caídas de agua que generan piscinas naturales en donde los viajeros se pueden bañar y disfrutar en medio de un ambiente tranquilo.

Como si fuera poco, para los amantes de las actividades diferentes hay un plan en cada caverna, en donde es posible conocer de su historia y de la importancia en diferentes momentos del pasado. En la ‘ciudad perdida’ también se pueden observar especies de todas las formas, tamaños y colores, por lo que, sin duda, resulta un plan imperdible para quienes aman caminar, tener contacto con lo natral, además de empaparse de historia.

La cascada de Jiménez es uno de los atractivos turísticos en el municipio de Falan, en el Tolima. Foto: Gobernación del Tolima. | Foto: Foto tomada de la web de la Gobernación del Tolima.

Otros atractivos

Así mismo, en Falan se encuentra la cascada de Jiménez, que es un imponente salto de agua rodeado de vegetación y fauna silvestre, adonde se llega tomando un vehículo o moto, dado que la carretera es bastante agreste, con barro y mucha piedra.

La ruta es corta, pero, de acuerdo con los datos de la Gobernación, el descenso hacia la cascada se hace por un camino por el que se debe tener precaución, debido a sus características. En este lugar de aguas cristalinas de más de 100 metros de alto se puede disfrutar de un baño relajante en las inmensas piedras que le rodean.