La artritis es la hinchazón y sensibilidad de una o más de las articulaciones, además, es una de las principales afecciones que impactan a las personas mayores.

Según especialistas, hay diferentes tipos de artritis y con mecanismos totalmente diferentes, pero todas tienen un factor común y es el dolor e inflamación de las articulaciones.

Los tipos más frecuentes de esta afección son la artrosis y artritis reumatoide. La artritis corresponde a un dolor inflamatorio en un contexto de patología sistémica, es decir, con posible compromiso de otros órganos, mientras que la artrosis solo afecta las articulaciones en forma mecánica-degenerativa.

Entre el centenar de enfermedades y afecciones que comprende la artritis, hay otras formas frecuentes: artritis del pulgar, artritis idiopática juvenil, artritis psoriásica, artritis reactiva, artritis séptica, espondiloartritis anquilosante, fibromialgia, gota y osteoartritis.

Las personas que sufren de esta enfermedad buscan la manera de mitigar los síntomas. Por ejemplo, el portal especializado Saber Vivir destaca las propiedades del ajo para cuidar los huesos y combatir la artritis. Esta característica se debe a que contiene selenio y sulfuro.

Así mismo, diversos estudios han comprobado que este ingrediente ayuda a reducir la pérdida de densidad ósea y contiene minerales necesarios para mantener los huesos sanos y fuertes, como calcio y hierro.

Para sacar provecho de dichas propiedades del ajo para los huesos es posible realizar una bebida en la que se debe machacar un diente de ajo y mezclarlo con el jugo de un limón. Se aconseja tomar esta preparación en ayunas y agregar un poco de agua para diluir los ingredientes.

Además, aunque para muchas personas su sabor es desagradable al igual que su aroma, consumir ajo crudo es una gran alternativa para fortalecer los huesos y prevenir las enfermedades que se pueden generar en ellos.

Cabe resaltar que la salud ósea es importante para alejarse, por ejemplo, de las caídas frecuentes y, por ello, es necesario tener prácticas saludables a lo largo de la vida que promuevan y disminuyan la pérdida de densidad ósea naturalmente. Entre estas están las siguientes:

1. Adquirir vitamina D: tiene grandes beneficios para nuestro organismo, dado que ayuda a fortalecer los huesos y el sistema inmunológico; además, incide en el funcionamiento cardiovascular. Por ese motivo, es relevante mantener la presencia de esta vitamina en el cuerpo sin tener que recurrir necesariamente a la exposición al sol.

Saber qué alimentos se pueden consumir para aumentar la vitamina D en el cuerpo es la mejor alternativa. El medio El Español indica que algunos de estos son la leche y cereales fortificados; los pescados grasos como salmón, atún o sardinas; el hígado vacuno; la yema de huevo; los champiñones; y las bebidas vegetales de soya y avena.

2. Hacer ejercicio: el Centro Nacional de Información sobre la Osteoporosis y las Enfermedades Óseas, que hace parte de los Institutos Nacionales de la Salud de EE. UU. (NIH, por sus siglas en inglés), señala que al igual que sucede con los músculos, los huesos son tejidos vivos que responden al ejercicio y se fortalecen.

“En general, las mujeres y los hombres jóvenes que hacen ejercicio con regularidad alcanzan una mayor densidad ósea (el nivel más alto de consistencia y fuerza de los huesos) que los que no hacen ejercicio”, dice el Centro.

3. Comer alimentos ricos en calcio: mantener todos los sistemas corporales en óptimas condiciones requiere una buena alimentación y una dieta rica en calcio, el mineral más abundante en el cuerpo.

La cantidad que se requiere de este mineral depende de la edad. Por ejemplo, las mujeres menores de 50 años necesitan 1.000 miligramos al día, al igual que los hombres menores de 71 años. Por su parte, las mujeres mayores de 50 años deben incrementar esta cantidad a 1.200 miligramos diarios.