El azúcar en la sangre, también llamada “glucosa”, es el azúcar principal que se encuentra en la sangre, la cual proviene de los alimentos que se consumen y es la principal fuente de energía, de acuerdo con Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.

Además, cuando se elevan los niveles de azúcar en la sangre, es posible que se desarrolle una enfermedad llamada diabetes, que se presenta cuando el páncreas no secreta suficiente insulina o el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Por ello, el diario La Prensa reveló que unos científicos del Centro Médico de la Universidad de Maastricht, en Países Bajos, encontraron que “limitar la ingesta de alimentos a una ventana de 10 horas muestra beneficios metabólicos prometedores, ya que se puede mantener el azúcar en sangre bajo control”.

Asimismo, otros expertos aseguran que el ayuno puede ayudar a mejorar el aparato digestivo y desintoxicar el organismo.

Es importante señalar que el ayuno puede tener efectos secundarios desagradables, pero normalmente desaparecen en un mes y los efectos pueden incluir los siguientes: hambre, fatiga, insomnio, náuseas o dolores de cabeza.

Sin embargo, hay inquietudes sobre los posibles efectos secundarios del ayuno regular para determinadas personas o en circunstancias específicas y por ello Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, indicó que no se recomienda el ayuno para:

  • Personas con trastornos alimentarios o que tienen bajo peso.
  • Mujeres que están embarazadas o amamantando.
  • Personas que toman medicamentos para la diabetes.
  • Personas con enfermedad hepática en etapa terminal.

De todos modos, antes de realizar un ayuno, lo primero que hay que hacer es consultar a un experto de la salud para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona, pues la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica.

Por su parte, otras formas de controlar los niveles de azúcar en la sangre son:

1. No fumar. Fumar aumenta el riesgo de tener diabetes tipo 2 y varias complicaciones de la diabetes, que incluyen:

  • Reducción del flujo sanguíneo en las piernas y los pies, lo que puede provocar infecciones, úlceras que no cicatrizan y una posible amputación.
  • Control más deficiente de la glucosa en la sangre.
  • Enfermedades cardíacas.
  • Accidente cerebrovascular.
  • Enfermedades oculares, que pueden provocar ceguera.
  • Daño en los nervios.
  • Enfermedad renal.
  • Muerte prematura.

2. Cuidar los dientes. La diabetes puede aumentar la predisposición a tener infecciones en las encías. Por ello, hay que cepillarse los dientes al menos dos veces por día con una pasta dental con fluoruro, usar hilo dental una vez por día y programar exámenes dentales al menos dos veces al año.

3. Reducir el consumo de alcohol y hacerlo con moderación. Para los adultos sanos, esto significa una copa por día, para las mujeres de todas las edades y para los hombres, mayores de 65 años. Y hasta dos copas por día, para los hombres menores de 65 años.

4. Hacer ejercicio con regularidad. La OMS sugiere realizar actividades físicas aeróbicas moderadas durante al menos 150 a 300 minutos o actividades físicas aeróbicas intensas durante al menos 75 a 150 minutos, o una combinación equivalente de actividades moderadas e intensas a lo largo de la semana.

5. Controlar el estrés. El estrés aumenta los niveles de azúcar en la sangre, de acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).

6. Dormir bien. Hasta una sola noche de muy poco sueño puede hacer que el cuerpo use la insulina de manera menos eficaz.