Según la Clínica Mayo, el ciclo menstrual “es la serie de cambios que el cuerpo de la mujer experimenta todos los meses”. Mensualmente, los ovarios expulsan óvulos (ovulación) que, cuando no se fertilizan, “el tejido que recubre el útero se expulsa a través de la vagina”, precisa la entidad.

Es importante mencionar que en este proceso el útero se prepara para un posible embarazo y, cuando no es así, el resultado es el periodo menstrual.

La menstruación no es igual para todas las mujeres y esto puede ocurrir cada 21 a 35 días; asimismo, durar de 2 a 7 días, de acuerdo con cada organismo.

Los ciclos menstruales son diferentes y para unas puede ser regular; para otras es irregular. Es entonces que el regular se considera que tiene una duración mes a mes, pero el irregular tiene una variación de tiempo no determinado.

Coágulos menstruales

Dicho revestimiento del útero se llama endometrio, que según el Instituto Nacional del Cáncer (NCI), al ser expulsado, suele ser fluido, pero cuando su aspecto es denso o espeso, se le denomina coágulo. Este, aunque se considera normal, en algunos otros casos, puede ser una señal de alerta para posibles enfermedades, incluso la anemia está asociada, por la pérdida abundante de sangre.

Tras la aparición de coágulos, los síntomas como dolores agudos, debilidad, cansancio y flujo menstrual irregular se destacan. No obstante, algunas mujeres pueden experimentar, otros signos.

Por lo tanto, se recomienda consultar con un profesional de la salud que determinará el causante de dicho comportamiento menstrual, con la ayuda de algunos exámenes médicos para descartar o diagnosticar posibles enfermedades relacionadas con ellos.

La menstruación es regular o irregular, según cada mujer. | Foto: Getty Images

Miomas

La Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, MedlinePlus, precisa que los miomas uterinos son comunes en las mujeres mayores de 50 años, concluyendo que por lo menos una de cada cinco sufre de este problema.

La entidad los llama tumores que nacen en la matriz o útero, pero tienen una cualidad: son benignos. Las causas de su aparición se relacionan con factores genéticos u hormonales, y suelen ser de diferentes tamaños.

Cuando una mujer los presenta, los síntomas más comunes son micción frecuente, dolores en la zona pélvica, sangrado menstrual abundante y menstruación irregular, lo que quiere decir que no cumple su ciclo de por lo menos 28 días.

Los miomas uterinos son comunes en las mujeres mayores de 50 años, concluyendo que por lo menos una de cada cinco sufre de este problema. | Foto: Getty Images

Endometriosis

De acuerdo con la Organización Mundial para la Salud (OMS), “es una enfermedad caracterizada por la presencia de tejido similar al endometrio (el revestimiento del útero) fuera del útero”.

Sus síntomas más frecuentes son: cansancio, depresión, ansiedad, menstruaciones con dolores intensos y agudos, náuseas, dolores durante las relaciones sexuales, entre otros, precisa la entidad.

Cualquier mujer puede padecer de esta enfermedad, incluso desde su primera menstruación hasta la llegada de la menopausia.

Es una enfemredad que se puede desarrollar en cualquier mujer. | Foto: Getty Images

Adenomiosis

MedlinePlus puntualiza que es el engrosamiento o el ensanchamiento de las membranas o paredes del útero. “El tejido endometrial forma el revestimiento del útero”, señala.

Las mujeres entre los 35 y los 50 años son más proclives a desarrollarla. Los síntomas más comunes son sangrados abundante, dolor pélvico y menstruación con dolores agudos.

La proliferación de las células del endometrio es la que propicia la formación de pólipos uterinos, que tienden a ser benignos. | Foto: Getty Images

Pólipos uterinos

La Clínica Mayo los define como “crecimientos adheridos a la pared interna del útero que se extienden hasta la cavidad uterina”.

La proliferación de las células del endometrio es la que propicia la formación de pólipos uterinos, que tienden a ser benignos; sin embargo, se debe prestar la debida atención porque, según la entidad, se puede desarrollar cáncer, aunque las posibilidades son mínimas.

Los signos más presentes son infertilidad, sangrado, incluso cuando ha llegado la menopausia; no obstante, la Clínica aclara que algunas mujeres no experimentan síntomas.