Desde tiempos milenarios las plantas han sido utilizadas por el ser humano y sus propiedades han sido aprovechadas para la salud.

Ciertas plantas, por ejemplo, favorecen el riego sanguíneo y hasta consiguen prevenir accidentes vasculares como la aterosclerosis, las tromboembolias y los ictus

También existen aquellas plantas que impiden o dificultan la formación de edemas, favoreciendo el retorno venoso.

Entre las maneras de aprovechar los beneficios de las plantas están las infusiones. De tal modo, el té de cola de caballo es clave, teniendo en cuenta que ayuda a mejorar la circulación y prevenir la formación de trombos o várices.

La cola de caballo también favorece la eliminación de toxinas de hígado y riñón, ya que posee propiedades diuréticas. | Foto: Getty Images

Además, los expertos en salud aseguran que el té de cola de caballo previene el endurecimiento arterial y la acumulación de lípidos como el colesterol y los triglicéridos.

La alimentación y la práctica de ejercicio son clave para tener una buena circulación. | Foto: Getty Images

Vale destacar que la mala circulación sanguínea es un problema muy frecuente, especialmente en personas mayores de 40 años. Se presenta cuando los vasos sanguíneos pierden su elasticidad y esto dificulta el flujo de sangre.

Mediante el proceso circulatorio, la sangre transporta oxígeno, nutrientes y otras sustancias que hacen su tránsito desde el corazón al resto de las células, los tejidos y órganos, precisa el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos.

La Organización Mundial de la Salud recomienda hacer actividad física moderada todos los días. | Foto: Getty Images

Factores como una alimentación poco equilibrada y el consumo de alcohol y de tabaco inciden de manera negativa en el proceso circulatorio. A esto se adiciona el sedentarismo. La falta de actividad física de manera regular es una de las causas detrás de la mala circulación y las afecciones del corazón. Por esta razón, realizar ejercicio es un hábito que todas las personas, sin importar la edad, deberían adoptar en su día a día.

El National Heart, Lung, and Blood Institute de Estados Unidos indica que la actividad física de intensidad moderada y vigorosa fortalece el músculo cardíaco.

Eso mejora la capacidad del corazón de bombear la sangre a los pulmones y a todo el resto del cuerpo. Como resultado, fluye más sangre a los músculos y los niveles de oxígeno en la sangre aumentan.

Mejorar la actividad física también puede tener resultados positivos en la circulación sanguínea de varias partes del cuerpo, como las piernas, que en ocasiones resultan afectadas por las venas várices.

Las venas várices pueden controlarse a través de algunos ejercicios suaves. | Foto: Copyright

La mencionada fuente asegura que los capilares, unos vasos sanguíneos diminutos del cuerpo, también se ensanchan. Eso les permite suministrar más oxígeno al organismo y deshacerse de los productos de desecho.

En esta línea, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos indica que elevar los niveles de oxígeno ayuda a bajar el riesgo de afecciones del corazón como el colesterol alto, la enfermedad arterial coronaria y los ataques cardíacos. El ejercicio regular también puede reducir la presión arterial y los niveles de triglicéridos.

El ejercicio físico es fundamental para mantener un sistema circulatorio saludable. | Foto: Getty Images

Por lo tanto, los expertos aseguran que cuando se realiza ejercicio periódicamente, la actividad aeróbica de intensidad moderada y vigorosa puede reducir el riesgo de miocardiopatía isquémica. En esa afección, una sustancia parecida a la cera llamada placa se acumula en el interior de las arterias coronarias. Esas arterias suministran sangre con alto contenido de oxígeno al músculo cardiaco. Normalmente, esa placa se genera por la acumulación de colesterol y de triglicéridos en la sangre.

Un colesterol alto puede traer consigo varias enfermedades que pueden ser mortales. | Foto: Ralwel

De todos modos, antes de consumir algún alimento, lo primero que hay que hacer es consultar al médico tratante o a un nutricionista, para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona, ya que las anteriores recomendaciones de ninguna manera sustituyen la asesoría médica.

¿Quiénes sufren más de venas várices?

De acuerdo con MedlinePlus, la enciclopedia virtual de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, las venas várices se presentan a raíz de la mala circulación en algunas partes del cuerpo, aunque por lo general se presentan en las piernas.

Las venas várices se generan por problemas circulatorios. | Foto: zlikovec/Getty Images

“Normalmente, las válvulas unidireccionales en las venas de las piernas mantienen el flujo de sangre hacia el corazón. Cuando las válvulas no funcionan correctamente, la sangre regresa por la vena. Esta se inflama por la sangre que se acumula allí, lo cual provoca las varices con el paso del tiempo”, explica la fuente médica.

Las venas varicosas son fáciles de identificar debido a su aspecto. | Foto: Getty Images

“Sin embargo, si el flujo de sangre a través de las venas se vuelve lo suficientemente escaso, pueden presentarse problemas como hinchazón y dolor en la pierna, coágulos sanguíneos y cambios en la piel”, indica MedlinePlus.

Entre otros factores de riesgo para sufrir de esta condición médica, cita la edad avanzada, la presencia de válvulas sanguíneas con defectos, la obesidad, el embarazo y los antecedentes de coágulos sanguíneos en las piernas.

Las várices no siempre causan dolor en los pacientes. | Foto: Copyright

Además, pueden resultar afectadas con más frecuencia las personas que tienen trabajos en los cuales deben permanecer de pie o sentadas durante periodos prolongados.

Entre los síntomas más frecuentes, MedlinePlus hace referencia a la llenura, la pesadez y el dolor en las piernas, a la presencia de venas visibles e hinchadas, la hinchazón leve en los tobillos y la aparición de calambres tanto en los muslos como en las pantorrillas.

En algunos casos puede haber inflamación en los tobillos. | Foto: Libre de derechos

Entre otras complicaciones, menciona la hinchazón de la pierna, el dolor de pierna o pantorrilla después de sentarse o estar de pie durante largos periodos, los cambios de color en la piel de las piernas o los tobillos y la piel seca, irritada, escamosa que tiene una apariencia frágil o que se quiebra con facilidad.