Por lo general, el flujo blanco, cuando está acompañado de un fuerte olor y una consistencia diferente a lo normal, puede ser un signo de infección vaginal como candidiasis o de alguna alteración en la flora vaginal como la vaginosis bacteriana. En estos casos, el flujo surge con síntomas como comezón vaginal y ardor, por lo que es importante consultar a un ginecólogo.

De acuerdo con el portal web Tuasaúde, el flujo blanco no siempre indica la presencia de una enfermedad o infección, ya que es normal que la mujer produzca en pequeñas cantidades este tipo de secreción, que en estos casos se da de manera fluida y sin dolor. Este flujo funciona como un lubricante y protector vaginal. Cabe resaltar que esta sustancia no solo hace presencia en las mujeres, cuando se presenta en los hombres puede llegar a ser un indicativo de tricomoniasis, por lo cual es fundamental consultar a un urólogo.

De esta manera, son muchas las causas que generan el flujo blanco, por lo que Tuasaúde relaciona las siguientes junto con algunas recomendaciones para tratarlas.

Ciclo menstrual: Por lo general, antes de menstruar, las mujeres presentan una secreción blanca y cremosa, la cual no es peligrosa porque está relacionada con los cambios hormonales de ese ciclo. Este flujo no tiene olor y tiene como objetivo principal proteger el organismo de la mujer y promover la lubricación. De este modo, no es necesario ningún tipo de tratamiento porque es un síntoma natural.

Candidiasis vaginal: Esta es una infección que surge debido al desarrollo del hongo del género Candida sp., el cual además del flujo blanco causa también comezón en la región genital, ardor al orinar, dolor durante el contacto sexual y enrojecimiento de la vagina.

Cuando se presenta esta infección, es importante consultar al ginecólogo para que sea indicado el tratamiento más adecuado, el cual puede ser el uso de medicamentos antimicóticos en comprimidos, pomadas u óvulos vaginales.

Este tipo de secreción no siempre indica la presencia de una enfermedad o infección. | Foto: Getty Images

Vaginosis bacteriana: Esta es una alteración de la flora vaginal, en la cual existe un mayor desarrollo de la bacteria Gardnerella vaginalis, que ocasiona el flujo blanco, gris o amarillo. Esta sustancia se caracteriza por su fuerte olor, comezón y ardor en la región genital. Expertos también recomiendan acudir de inmediato al ginecólogo para que le sean realizados exámenes que confirmen la vaginosis. Su tratamiento es llevado a cabo mediante el uso de antibióticos y durante el periodo de recuperación, se recomienda el uso del preservativo.

Vaginitis: Se trata de la inflación de la vagina y del cuello del útero que se puede dar por bacterias, hongos o protozoarios, que dan como resultado el flujo blanco. En muchos casos, presenta mal olor y manchas rojas en el cuello del útero, y para tratar esta infección, se deben hacer exámenes como la prueba de KOH, del PH y la colposcopia, con el fin de confirmar el diagnóstico.

Embrazo: durante la gestación es probable que se produzca un pequeño flujo blanco, debido a las alteraciones hormonales típicas en este ciclo. Debido a que es una alternación normal y natural, no es necesario un tratamiento, pero es importante consultar con el ginecológico.

Tricomoniasis en el hombre: Esta infección de transmisión sexual es causada por el parásito del género Trichomonas sp, que no solo puede infectar a los hombres sino también a las mujeres. Por lo general, esta infección suele ser asintomática, pero en algunos casos es posible que exista secreción blanca y molestias al orinar. Ante la presencia de estos síntomas, es aconsejable acudir al urólogo para que sea realizado el diagnóstico completo.

Vaginosis citolítica: Se caracteriza por el aumento de la cantidad de Lactobacillus, unas bacterias presentes en la vagina que se dan debido al desequilibrio en el pH o como consecuencia del uso de lubricantes o tampones. Cuando esta infección aparece, es importante consulta con el ginecólogo, quien podrá indicar la realización de una ducha vaginal con bicarbonato de sodio o colocarse un supositorio vaginal.