La presión arterial alta secundaria, conocida como hipertensión secundaria, es aquella que es provocada por otra afección médica, como enfermedades que afectan los riñones, las arterias, el corazón o el sistema endocrino.

Esta tensión se diferencia de la presión arterial alta (hipertensión primaria o hipertensión esencial), en que en esta última se desconocen las razones que la ocasionan, según el instituto de investigación Mayo Clinic.

Es de recordar que tensión o presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias, que son grandes vasos por los que circula la sangre en el organismo, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se considera que la persona presenta hipertensión cuando esa tensión es demasiado elevada.

Los expertos de Mayo Clinic explican que la presión arterial está determinada tanto por la cantidad de sangre que el corazón bombea como por el grado de resistencia al flujo de la misma en las arterias. Así, cuanta más sangre bombee y entre más estrechas estén las arterias, mayor será la presión arterial.

Información del portal especializado en temas de salud Cinfasalud, de España, indica que cuando la hipertensión arterial no se diagnostica a tiempo y no se trata, puede a mediano y largo plazo causar enfermedades renales, insuficiencia cardíaca, angina de pecho e incluso infarto, problemas de circulación en las piernas, alteraciones de la visión o ictus (accidente cerebrovascular).

Existen algunos factores de riesgo que son modificables y que ayudan a controlar la enfermedad. El primero son las dietas malsanas que se caracterizan por el consumo excesivo de sal, alimentos ricos en grasas saturadas y trans y la ingesta insuficiente de frutas y verduras. También son aspectos riesgosos la inactividad física, el consumo de tabaco y alcohol y el sobrepeso o la obesidad.

También hay otros aspectos que no pueden cambiarse como los antecedentes familiares de hipertensión, la edad superior a los 65 años y la concurrencia de otras enfermedades, como diabetes o nefropatías.

Estas son las causas

Las causas que generan la hipertensión arterial secundaria son diversas, pero normalmente están relacionadas con enfermedades y afecciones médicas diferentes. Por ejemplo, algunos padecimientos renales pueden causarla y son los siguientes, según Mayo Clinic.

- Complicaciones vinculadas con la diabetes (nefropatía diabética). La diabetes puede dañar el sistema de filtración de los riñones, lo que ocasiona presión arterial alta.

- Enfermedad renal poliquística. En esta afección heredada, los quistes en los riñones impiden que estos funcionen de forma normal y generan que la presión arterial se eleve.

- Enfermedad glomerular. Los riñones filtran los residuos y el sodio con filtros microscópicos denominados glomérulos que a veces se hinchan y no funcionan normalmente. Esto también es posible que derive en hipertensión.

- Hipertensión renovascular. Este tipo de hipertensión es causada por el estrechamiento (estenosis) de una o ambas arterias que conducen a los riñones. De acuerdo con los especialistas, esta enfermedad con frecuencia es causada por el mismo tipo de placas grasas que dañan las arterias coronarias (ateroesclerosis) o una afección diferente en la que el músculo y los tejidos fibrosos de la pared de la arteria renal se engrosan y endurecen en forma de anillo (displasia fibromuscular).

Sin embargo, estas no son las únicas causas. Las afecciones médicas que tienen efecto en los niveles de hormonas también inciden en la hipertensión secundaria. Por ejemplo, el síndrome de Cushing, que se produce por el exceso de la hormona cortisol y problemas de tiroides como hipo e hipertiroidismo.

Otras razones detrás de este padecimiento se dan por la coartación de la aorta, el apnea del sueño, la obesidad, el embarazo y la ingesta de algunos medicamentos o suplementos.

Los expertos aseguran que un tratamiento adecuado de la hipertensión arterial secundaria normalmente puede controlar tanto la enfermedad subyacente como la presión arterial alta, lo que reduce el riesgo de complicaciones graves como la enfermedad cardíaca, la insuficiencia renal y el accidente cerebrovascular.