El cartílago de tiburón es uno de esos productos a los que la medicina natural le atribuye numerosas propiedades terapéuticas, entre ellas, que es bueno para tratar el cáncer. También en varias partes del mundo se utiliza para la artritis, la psoriasis, la cicatrización de las heridas, los daños en la retina del ojo debido a la diabetes y para la inflamación del intestino.

No obstante, no existe mucha evidencia científica en torno a estos beneficios, según información de la compañía de salud Sanitas. “Tradicionalmente se ha considerado que tiene una acción regeneradora de las articulaciones, pero la experiencia ha demostrado que no es así. Pese a todo, muchas personas lo utilizan como suplemento nutricional”, precisa Sanitas.

De acuerdo con información de Dietary Supplements: A Framework for Evaluating Safety (La Base Exhaustiva de Datos de Medicamentos Naturales), las propiedades nutricionales de este suplemento incluyen proteínas, proteoglicanos, glicosaminoglicanos, minerales, carbohidratos y lípidos. Se cree que por esta razón su consumo aporta ciertos beneficios para la salud, la evidencia científica no es suficiente.

¿Qué tan efectivo es?

La mencionada base de datos considera que se trata de un producto “posiblemente eficaz” para el cáncer. Precisa que la mayoría de la investigación científica muestra que la ingesta de cartílago de tiburón no ayuda a las personas con cánceres avanzados previamente tratados de mama, colon, pulmón, próstata o cerebro. Tampoco parece beneficiar a quienes tienen un linfoma no Hodgkin avanzado y previamente tratado. El cartílago de tiburón no ha sido estudiado en personas con cáncer menos avanzado.

Por otro lado, indica que hay insuficiente evidencia para el tratamiento de la artritis. “Cuando se aplica en la piel, los productos que contienen cartílago de tiburón en combinación con otros ingredientes aparentemente reducen los síntomas de la artritis. Sin embargo, cualquier alivio de los síntomas se debe probablemente a los efectos del ingrediente alcanfor y no a otros ingredientes. Además, no existe investigación que muestre que el cartílago de tiburón sea absorbido por vía ósea”, asegura Natural Medicines Comprehensive Database.

En torno a este tema, el portal Mejor con Salud, cita un estudio realizado en ratas, el cual concluyó que el colágeno de tiburón tipo II, extraído de una glicoproteína del cartílago del tiburón azul (Prionace glauca), provocó efectos positivos contra los síntomas de la artritis reumatoide inducida por adyuvantes de Freud.

Sin embargo, por otro lado, una investigación divulgada en Immunopharmacology and Immunotoxicology informó que la eficacia de este suplemento para mantener la salud de las articulaciones es cuestionable. En cambio, sugiere que puede causar una reacción inmunológica que pone en riesgo la salud de los consumidores.

La Biblioteca de Medicina de Estados Unidos asegura que, según la base de datos de medicamentos naturales, también es insuficiente la evidencia en torno a los beneficios que podría tener el cartílago de tiburón para tratar un tumor canceroso llamado sarcoma de Kaposi, como tampoco la hay para el tratamiento de la psoriasis, ni para otro tipo de cáncer de riñón llamado carcinoma de células renales.

Si bien se dice que la ingesta de un extracto específico de cartílago de tiburón (AE-941) podría incrementar la supervivencia en los pacientes con carcinoma de las células renales, se requieren más estudios para probarlo.

Por tanto, se concluye que no hay estudios que demuestren la eficacia en relación con las propiedades terapéuticas que se atribuyen al cartílago de tiburón. Además, de acuerdo con las instituciones de salud, sí es posible que se generen efectos adversos como náuseas, mareos, vómitos, estreñimiento, malestar estomacal, hipotensión arterial, elevación de los niveles de calcio en sangre o cansancio. También mal sabor en la boca.

También es importante que las personas tengan en cuenta algunas contraindicaciones. Si bien la ingesta de estos productos puede ser segura para algunos individuos en pequeñas proporciones y por tiempo no superior a ocho semanas, de acuerdo con los expertos, se debe evitar su ingesta por parte de personas que estén en embarazo o en periodo de lactancia. También quienes tienen glucosa alta y aquellas que padecen de enfermedades autoinmunes, como esclerosis múltiple (EM), lupus, artritis reumatoide (AR) u otras afecciones.