La artritis es una de las principales afecciones que impactan a las personas mayores. Se trata de una patología que lesiona las articulaciones y que pude provocar dolores e hinchazón.
Los principales síntomas de la artritis son dolor y rigidez de las articulaciones, que suelen empeorar con la edad. Los tipos más frecuentes de artritis son la artrosis y la artritis reumatoide.
La primera hace que el cartílago, el tejido duro y resbaladizo que recubre los extremos de los huesos donde forma una articulación, se rompa. Por su parte, la reumatoide es una enfermedad en la cual el sistema inmunológico ataca las articulaciones, comenzando con el revestimiento de estas.
En la artritis reumatoide, el sistema inmunológico del cuerpo ataca el revestimiento de la cápsula de las articulaciones, que consiste en una membrana dura que encierra todas las partes de las articulaciones. Este revestimiento (membrana sinovial) se inflama y se hincha. El proceso de la enfermedad puede finalmente destruir el cartílago y el hueso dentro de la articulación, precisa un artículo publicado por Mayo Clinic.
Diversos estudios han demostrado que la alimentación es clave para hacerle frente a este padecimiento y el pescado es una de las mejores opciones. Según la agencia Europa Press, en un reciente estudio, las personas con artritis reumatoide que consumieron pescado tuvieron una mejor reacción a la enfermedad, que aquellas que lo ingirieron una vez al mes o nunca lo comieron.
También se presentó una asociación entre el aumento de las porciones con los niveles cada vez más bajos de actividad de la enfermedad. “Si nuestro hallazgo se sostiene en otros estudios, sugiere que el consumo de pescado puede disminuir la inflamación relacionada con la actividad de la artritis reumatoide”, indica Sara Tedeschi, del Brigham and Women’s Hospital, en Boston, Estados Unidos y una de las autoras principales de la investigación.
“Se ha observado que el consumo de pescado tiene muchos beneficios para la salud y nuestros resultados pueden dar a los pacientes con artritis reumatoide una razón fuerte para aumentar el consumo de este alimento”, concluye la experta, cuyo estudio se detalla en la revista académica Arthritis Care and Research.
Otros análisis realizados por el Instituto Karolinska en Estocolmo, Suecia, brindaron conclusiones similares en torno a que el consumo de pescado es una de las mejores alternativas cuando se trata de contrarrestar los efectos de la citada patología.
Los informes, a partir de las investigaciones sobre personas que sufren estas dolencias, han indicado que, por ser un antiinflamatorio natural, la ingesta habitual de pescado mejora la calidad de vida de los pacientes con artritis. Quienes lo han incorporado a su dieta han tenido menos inflamación en sus huesos y menos sensibilidad al dolor.
La explicación al respecto tiene que ver con que el pescado posee una alta fuente de ácidos grasos Omega 3, que tiene propiedades antiinflamatorias, que ayudan a mitigar el dolor.
Pescados como el atún, el salmón, las sardinas y la trucha son de los más recomendados en los pacientes con artritis y otras enfermedades degenerativas. No obstante, es importante tener en cuenta que su consumo no debe hacerse de manera frita. Con este método de preparación, el alimento pierde una buena cantidad de sus propiedades como los ácidos grasos y adiciona grasas no convenientes para el organismo.
Por ser un alimento rico en vitaminas y minerales, el consumo habitual de pescado también resulta beneficioso para aquellas personas que no tienen artrosis. Se aconseja comer una o dos porciones a la semana.
Según el portal español.arthritis.org, la dieta mediterránea que está basada en alimentos de origen vegetal como frutas, verduras, nueces, semillas y frijoles, además de aceite de oliva y pescado es muy recomendada para las personas que sufren de artritis reumatoide gracias la omega 3.
Dos de los ácidos que contiene el pescado se denominan EPA y DHA (por sus siglas en inglés). Los especialistas indican que si a las personas no les gusta el pescado, estos ácidos grasos también pueden obtenerse de fuentes tales como frijol de soya, nueces, linaza, aceitunas y sus respectivos aceites.
Aunque este alimento puede ayudar a minimizar el dolor, lo ideal es consultar al especialista para seguir un tratamiento indicado para la enfermedad.