Querido soldado:
Por la admiración y el afecto que te profeso, quiero enviarte un saludo de optimismo.
Jorge Armando Sanabria
1 de marzo de 2003
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Por la admiración y el afecto que te profeso, quiero enviarte un saludo de optimismo. Dios te cuidará desde el infinito cielo y no dejará que un disparo trunque tu felicidad. Donde te encuentres recuerda que aquí tu gente reza por tus sueños y, al igual que tú, añora para nuestra patria un final lindo y feliz.
Nunca olvides que mientras el odio y la frialdad producen desgracia, el amor es fuente de dicha y paz.
No llores cuando recibas este mensaje, sólo aprende que en la hora de la adversidad ¿qué cosa mejor que confiar en Dios, pedir su ayuda y redoblar la esperanza?