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Camino a los premios Óscar

Parece ser que por fin este año la competencia es fuerte. Hay muchas propuestas de calidad que repiensan la semiótica y las narrativas de la gran pantalla sin necesariamente haberse construido sobre los lineamientos tradicionales de la Academia.

Nicolás Mejía
10 de enero de 2018

Los premios Óscar son una plataforma política para la industria del cine. Con las premiaciones de los Globos de Oro y las nominaciones de los premios BAFTA, empiezan a definirse los nombres de las películas con las que la Academia va a buscar expiar sus culpas políticas de este año. El año pasado las polémicas directrices migratorias de Trump impulsaron el galardón de Mejor película extranjera para El cliente sobre Toni Erdmann. Lamentablemente, al mismo tiempo, las noticias de los episodios de acoso sexual de Casey Affleck no tuvieron las repercusiones suficientes y fue premiado como el mejor actor del 2017.

Las balotas están en manos de casi ocho mil votantes alrededor del mundo, pertenecientes a todas las ramas de la industria. Con las últimas invitaciones de membresía de la Academia - entre las que se destaca la de la directora colombiana Patricia Cardoso - se constituye un porcentaje del veintiocho por ciento de composición femenina y del trece por ciento de población negra en este electorado. Esta vez la iniciativa Time’s Up, solidaria con las víctimas de  conductas abusivas, está delineando la búsqueda de un cine comprometido con las problemáticas actuales, así como la lucha contra la subrepresentación de las mujeres en las distintas esferas de la cultura.

Estas dinámicas, entorno a lo que muchos consideran como los máximos galardones del cine, están estableciendo unos parámetros sofocantes para los realizadores, que se han traducido en muchos casos en mediocridad y malos resultados. Pero parece ser, que por fin este año la competencia es fuerte y hay muchas propuestas diferentes y refrescantes que repiensan la semiótica y las narrativas de la gran pantalla sin necesariamente haberse construido sobre los lineamientos tradicionales de la Academia. Existen claramente rasgos de compromiso político en estas producciones, pero la calidad y la genialidad en las historias y en la dirección son capaces de sobreponerse y llamar la atención por sí mismas, para esta ocasión.

Llámame por tu nombre

“El cine es un espejo de la realidad y es un filtro”, dice un amigo de la familia de Elio - un joven de diecisiete años - hablando de todo un poco, incluyendo arte y política. Y esta cinta hace esto precisamente, filtrar la realidad por medio de símbolos y de sugerencias a través de ciertas tomas, mientras refleja con una naturalidad cautivadora la esencia de lo humano. El tiempo es el verdugo en el proceso de autoconocimiento de cada individuo y en los tropiezos con el amor que este implica. La naturaleza y los ríos de Heráclito son testigos de estas transformaciones emocionales, de estas contradicciones. Elio encuentra en Oliver - un alumno de su padre que los visita – un motor para salir de la rutina, de la inercia, y así encontrarse en una espiral de emociones y experiencias para empezar a entender y asumir su sexualidad.

3 anuncios por un crimen

Martin McDonagh tiene una marca propia y auténtica para manejar la mezcla de tensión y humor en las películas que él mismo dirige y escribe. Three Billboards Outside Ebbing, Missouri es una cinta sobre la redención, es un trabajo de calidad que no le teme ni a la violencia ni al lenguaje vulgar de la cotidianidad y que de hecho los usa como herramientas para entregar un drama humano. Esta película logra cautivar con su historia y con cada uno de sus personajes y entrega una gran variedad de emociones al espectador, desde la desolación hasta la adrenalina. Angela Hayes fue asesinada y violada; siete meses después, su madre - interpretada por Frances McDormand – empieza a presionar a la policía con tres anuncios en las afueras del pueblo. Con esto se desencadena una serie de eventos que revela las búsquedas de cada personaje y sus esfuerzos por pacificar sus conciencias.

Lady Bird

Las raíces son el fundamento de esta película. “Las personas llevan los nombres que les dan sus padres, pero no creen en Dios”, dice Christine a modo de redención poco antes del final de la cinta. El nombre, la religión católica y sus padres son para ella los símbolos de Sacramento, un lugar del que quiere escapar. Mientras termina el colegio se refugia en el nombre que ella misma se da, Lady Bird, que es uno de los tantos caparazones que usa para no descubrir sus inseguridades. Las monjas del colegio, sus padres y sus compañeros del colegio son personajes muy naturales que la acompañan y complementan la humanidad de esta conmovedora historia de transición, curiosidad y madurez.

La forma del agua

El lenguaje es resultado de todas las virtudes y los vicios humanos. Inconscientemente absorbe las normatividades de la sociedad. En esta cinta Guillermo del Toro explora una pequeña ventana en este muro divisorio, presentando la sublime historia de amor entre Elisa, una mujer muda, y un hombre-anfibio prisionero en un laboratorio secreto del gobierno de los Estados Unidos. Cada uno aprende del otro, moldean su lenguaje con señas, con sonidos, con miradas. La sinceridad y la transparencia de esta relación trascienden lo terrenal e invitan a soñar.

The Florida Project

La inocencia propia del amor y de la infancia, con los riesgos que la acompañan, guían las múltiples miradas de esta historia.

Dunkerque y Las horas más oscuras

En dos películas muy distintas, toma forma la difícil tarea de juntar autenticidad y precisión a la hora de recrear eventos históricos.

Get Out

Una buena mezcla de tensión e ironía está detrás de esta creación, significativa por la fuerza de sus denuncias.

El hilo fantasma

El talento de Daniel Day-Lewis en su última actuación antes de retirarse, unido al de Paul Thomas Anderson como un genio creador de historias, promete atrapar al espectador en un laberinto emocional.