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La cinta 'Por la gracia de Dios' nos presenta a víctimas adultas, pero no por eso deja de mostrar sus rostros cuando, vulnerables, fueron abusados. Foto: Cine Colombia

Estreno

"Quería mostrar la violencia emocional y física que surge cuando las víctimas hablan, e ilustrar las repercusiones"

Llega a Colombia la película que la Iglesia católica trató de detener en Francia por retomar las denuncias reales contra un sacerdote que abusó de más de 70 niños. Esta muestra los efectos de los atropellos en las víctimas y sus familias, y de las denuncias en el sistema judicial francés. ARCADIA charló con su director.

RevistaArcadia.com
28 de noviembre de 2019

‘Por la gracias de Dios‘ habla de curas pederastas y del sistema que los soporta y recicla. Le pone cara a los niños que fueron víctimas y a los adultos que aún lo son, a las familias que no supieron qué hacer, las que nada quisieron hacer, y a las que poco hicieron pero quisieron reaccionar. 

Mientras que ‘Spotlight‘ trató el mismo tema desde el prisma del periodismo en Boston, esta historia se cuenta desde las víctimas en Lyon, e integra el impacto en sus familias, el encuentro y los debates que tuvieron entre ellos, los procesos de denuncia e investigación, y el eterno teflón de la iglesia. También le pone cara al pederasta, uno que se reconoce enfermo pero que, a pesar de esto, parece seguir. 

ARCADIA reproduce una charla con su director. Esto dijo:

¿Cómo abordó el proceso de escribir el guion? 

Inicialmente estuve tentado a moldear la realidad para que cupiera en mi libreto. Las víctimas dejaron zonas grises en sus historias, y yo tenía una tendencia a tomar atajos. Además el número de los personajes me aterraba. Estaba tentado a reducirlo. Por ejemplo, quería convertir a los abogados Francois y Emmanuel en un solo personaje para simplificar el guión. Pero las dos mujeres tenían diferentes personalidades y perspectivas en la historia, entonces abracé la magnitud del conjunto del filme e hice mi mejor esfuerzo por respetar los hechos reales y sus complejidades.

Para la primera parte de la película, le pedí a Alexandre detalles precisos sobre la línea de tiempo de sus interacciones con la Iglesia, especialmente sus reuniones con Régine Maire, la psicóloga de la iglesia encargada de proveer apoyo a las víctimas de los curas, y su confrontación con Preynat. Fue más fácil con Francois y Emmanuel porque tuve sus declaraciones. También tuve acceso a todos sus testimonios en el website Lift the Burden. Conozco sus palabras, sus expresiones. En el filme, cuando Emmanuel le dice a Preynat “Yo era un niño”, esas son las palabras reales de Pierre-Emmanuel que salieron de sus declaraciones. Aunque, en la vida real, las escribió en vez de decirlas directamente a Preynat como en la película. 

Sus películas suelen hablar de mujeres fuertes. En este caso, François Ozon puso el foco en las víctimas y en sus familias. Foto: Jean-Claude Moireau

La cinta abre con el cardenal caminando, luego contemplando la ciudad de Lyon desde lo alto de la Basílica de Notre-Dame de Fourvière...

Fue crucial ambientar la película en Lyon. Lyon fue el primer lugar del cristianismo en Galia y mantiene una tradición muy conservadora de la Iglesia. Geográficamente, la basílica sobre una colina mirando a Lyon provee una metáfora visual del poder que la iglesia tiene sobre la ciudad. La idea no fue condenar la iglesia sino explorar sus contradicciones y las complejidades del caso. En un punto un personaje explica su compromiso con la asociación al decir que “Estoy haciendo esto por la iglesia, no contra ella”. 

Al abrir su película con Alexandre, un católico practicante y ferviente, parece querer desvíar por un momento el foco contra la iglesia...

Alexandre respeta la institución y piensa que Barbarin (el Cardenal) es un hombre honesto y valiente que siempre ha condenado la pedofilia y que tomará cartas en el asunto. Él cree en la buena voluntad de Barbarin y de la Iglesia. Y, ¿por qué no? En un puntoyo filmo a Barbarin rezando, y quizá le está pidiendo ayuda a Dios. Pero es difícil que esta institución anquilosada haga los cambios necesarios. Está paralizada por sus hábitos viejos, el conservatismo, y la cultura del secretismo y proteccionismo que previene que se tomen acciones determinantes. Además, el problema con Preynat, dejando de lado su comportamiento con los niños, es que siempre fue visto como un buen cura, ssus parroquianos y su jerarquía lo estimaban. 

Desde el inicio todo queda muy claro. No hay suspenso sobre los abusos, la tensión viene cuando llegan las consecuencias de que Alexandre haya hablado sobre lo que le sucedió...

Llegamos directamente al corazón del asunto, marcando el paso con el intercambio de emails entre Alexandre y la Iglesia. Estos emails me parecieron tan poderosos y tan bien escritos que quería usarlos enteros, aunque quienes financiaban la cinta estaban preocupados por todos los voiceovers. Lo fascinante y vertiginoso en este caso es que todo está claramente dispuesto. Los hechos están ahí, haciendo que la injusticia sea más extrema e incomprensible.

Pude haber basado toda la película en el intercambio de emails entre víctimas y la Iglesia, y entre víctimas individuales. Las redes sociales y el internet jugaron un rol significantivo y aceleraron la creación de Lift the Burden. Saqué elementos de esas fuentes para escribir las escenas en las que se encuentran las víctimas, pues en la vida real ellos no se encontraron mucho. 

¿Por qué estructuró su narración como una especie de carrera de revelos entre personajes?

La realidad de lo que pasó dictó este camino. Rápidamente me di cuenta que en cierto punto, el proceso de Alexandr se detuvo y la historia continúa sin él. Su declaración lleva a que el jefe de la policía abra una investigación y contacte a Francois, que como resultado crea la asociación Lift the Burden, a través de la cual conoce a Emmanuel. Es un efecto dominó . El film comienza con una lucha individual: Alexandre contra la institución. Luego le pasa la batuta a François, que crea una colectividad. Y a través de esa colectividad, surge una nueva víctima: Emmanuel.

Emmanuel, una de las víctimas que no gozaba de una pareja estable o de reconocimiento social. Foto: Cine Colombia

Alexandre y François eran escogencias obvias por el rol que jugaron en el caso, pero Emmanuel juega más como la voz de las víctimas anónimas…

La elección de un tercer personaje fue más difícil, porque había muchas víctimas entre las cuales elegir. Necesitaba una progresión dramática. Necesitaba que el dolor y las emociones de cada personaje fueran diferentes para poder transmitir diferentes facetas de esa experiencia y diferentes consecuencias de las acciones de la iglesia en la vida privada de las víctimas. Alexandre y Francois me contaron sobre Pierre-Emmanuel. Me dijeron que venía de un trasfondo social diferente y muy sensible y vulnerable. Así que lo conocí y realmente me conmovió. Al escribir su personaje (Emmanuel), también me inspiré en los testimonios de otras víctimas que sufrían un dolor profundo. Quiero que percibamos una rabia latente en su carácter. Ha sufrido físicamente. Es epiléptico, a pesar de que el verdadero Pierre-Emmanuel no lo es. El reto es hacer que la audiencia se conecte con cada personaje a medida que entra en la historia. Sus historias son variaciones de un mismo tema, y espero que una enriquezca a la otra.

Francois, Gilles, Emmanuel y Alexandre, solo cuatro de decenas de abusados por el Padre Preynat. Foto: Cine Colombia

Las parejas son importantes en su película, tanto la mujer de François como la de Alexandre juegan roles importantes.

Y así lo son en la vida real. Sin su apoyo hubiera sido mucho más difícil que estos hombres actuaran como lo hicieron. Sus parejas realmente comparten sus luchas. Las víctimas sufrieron durante tanto tiempo en silencio que, al habla finalmente, sus palabras afectaron todo su entorno cercano, incluso provocando celos en el caso del hermano de Francois que dice “¡Hemos tenido suficiente de tu mierda de cura! Es lo único de lo que hablan papá y mamá!” Quería que la audiencia pudiera vislumbrar la violencia emocional y física que puede surgir cuando las víctimas finalmente comparten sus historias. Quería ilustrar esas repercusiones. 

Esto es notable en la relación de Emmanuel...

Su novia fue abusada también, y vivió una experiencia muy dolorosa con el sistema de justicia. Emmanuel vive una experiencia mucho más positiva y eso parece molestarle a ella. A él, el cubrimiento de los medios le hace mucho bien y le emociona al fin poder hablar del tema y ser reconocido como víctima. De repente, la gente quiere conocer su opinión, y encuentra una razón y un significado para su vida.

Me contó que lo vivió como una especie de “terapia en vivo”. El grupo se convierte para él en una manera de florecer y mejorar como individuo. Esto le sucede también a François y Alexandre, pero sobre todo a Emmanuel, quien no tenía ni trabajo ni era reconocido. El riesgo, claro, era el de ser encasillado. Didier, la víctima que se rehúsa a elevar cargos, ilustra esto cuando menciona que no quiere ser reconocido como una víctima de la pedofilia de por vida.

En el caso de Alexandre, sus hijos se involucran activamente, hablan con el Cardenal incluso…

Es difícil para Alexandre contarle a sus hijos por lo que tuvo que pasar pero, al tiempo, ya están en una edad en la que podrían pasar por algo similar. Así que para él tiene sentido, aunque queda la pregunta de si los hijos en realidad quieren saber lo que les cuenta. Suele pasar que las víctimas pueden expresar lo que sufrieron cuando sus propios hijos llegan a una edad en la que pueden ser abusados. Repentinamente todo se aclara de manera horrenda: “Yo era pequeño, como ellos, inocente, como ellos”, dice. Ese momento despierta una necesidad de hablar y actuar.

La esposa de Alexandre lo confronta, le dice que si perdona al Padre Preynat será una víctima de por vida...

Esa frase eleva muchas cuestiones que he considerado. La lógica de redención de la religión católica motiva la confrontación que organiza Régine Maire entre Alexandre y Preynat. En el marco de esa lógica se supone que el cura pide perdón, pero Preynat no lo hace, lo cual enoja mucho a su superior, Barbarin.

Del otro lado, según los psicólogos de las víctimas que entrevisté, esta confrontación es una aberración pues pone a Alexandre, una vez más, en la posición de víctima frente a su abusador, algo que Preynat sigue siendo. Para que una confrontación sea positiva y sirva para sanar se debe dejar de lado el espacio de moralidad y de religión y entrar en un marco legal. Y esto arroja una pregunta: ¿la actitud de ‘esperemos a ver’ de la Iglesia es un síntoma de una institución vetusta atrapada en sus maneras, o está enraizada la misma naturaleza de esa religión, que se pregona una religión del perdón? Barbarin dice “Siempre habrá una puerta abierta para los pecadores” incluso mientras concuerda en que Preynat debe ser castigado. Su posición es ambigua. ¿De qué lado está realmente? Esta situación lleva a alexandre a cuestionar su fe, cómo queda evidenciado en la última escena, cuando su hijo le pregunta “¿Todavía crees en Dios?”. La pregunta en realidad es si cree aún en la institución

¿Contactó al Cardenal Barbarin, a Régine Maire, a Preynat?

Cuando renuncié a la idea de hacer un documental ya no vi el punto en hablar con ellos. No hay revelaciones ahí. Los hechos que plantea la investigación y los detalles que ilustro ya han sido expuestos en los medios y en Internet, y no me tomé ninguna libertad con esos hechos. Mi prioridad era contar las historias personales de los hombres que han sido abusados cuando eran niños desde su punto de vista de víctimas. Tomé algunas libertades con las historias de sus seres cercanos, pero siendo fiel a sus experiencias y el espíritu de sus testimonios. Por eso cambié sus apellidos, para hacerlos héroes de ficción, algo que no hice con el cardenal o con Preynat.