Por su tradición y calidad, la cerámica artesanal de Ráquira cuenta con sello de denominación de origen desde 2010. | Foto: Mario Pedraza

ESTRATEGIA

Las expectativas de la marca Somos Ráquira

Con esta, el municipio boyacense espera impulsar su desarrollo económico a partir de la apropiación de los saberes culturales y la belleza natural que lo identifican.

6 de agosto de 2018

Cuando Juan Rodríguez decidió dedicarse a la alfarería le decían que ya estaba muy mayor para este oficio. Pero a él no le importó y aprendió observando las técnicas de los demás maestros. Hoy, junto con su esposa Josefina León tienen uno de los talleres de artesanía más conocidos de Ráquira.

Saúl Valero también tuvo que persistir. Tenía menos de 12 años, necesitaba llevar dinero a su casa y por casualidad terminó en un concurso con los artesanos más experimentados. Todos se preguntaban qué hacía un niño tan pequeño en un certamen de ese nivel. Al final, sorprendió. Ganó el premio y actualmente su icónica obra de plazas de toros se expone en algunos de los museos más importantes del mundo.

Raquireño y alfarero es casi lo mismo. Este pueblo cuenta las historias de los mejores artesanos del barro de Colombia. Un arte ancestral que la marca local Somos Ráquira busca promocionar, preservar y exaltar a través del turismo, junto con otras expresiones culturales nativas como la coplería, la carranga y la tejeduría con fibras naturales de iche y esparto. Sin dejar de lado aspectos únicos como el colorido de sus calles, la historia que cuentan las esculturas del parque principal, el culto a San Antonio de la pared y la Virgen de La Candelaria, y la impactante combinación de sus paisajes desérticos, paramunos y sabaneros.

Como dice Alejandro Salinas, promotor del proyecto: “La marca es en sí una promesa de valor que liga todos estos elementos culturales y naturales en una oferta de bienes y servicios de calidad”. Como el objetivo es que el turismo y su dinámica se conviertan en un eje de desarrollo económico, es necesario establecer un comercio de bienes y servicio justo y que los inversionistas conozcan el potencial del territorio.

Para consolidar esta apuesta, la administración raquireña, en cabeza del alcalde, Néstor Castillo, ha trabajado con las secretarías de Productividad, Cultura y Turismo de Boyacá y algunas universidades de Tunja. Igualmente, adelanta un proceso de intercambio de saberes con el municipio alfarero de Adendorf, Alemania, para lograr procesos cooperativos en materia económica y cultural. En junio de este año dos artesanos raquireños viajaron al país germano. No solo mostraron el talento local, sino que también aprendieron nuevas técnicas y procesos.