Gonzalo Mallarino, escritor. | Foto: Esteban Vega

OPINIÓN

El pensamiento mágico de Gonzalo Mallarino

La ruptura entre la ciencia y las humanidades es considerada por muchos el gran obstáculo que impide la solución de los problemas mundiales. Nuestro columnista invita aquí a su reconciliación.

Gonzalo Mallarino**
1 de septiembre de 2020

El método científico nos libra de los impostores y los charlatanes. Apegarse a él nos pone a salvo de muchas mentiras. Peligrosas mentiras. Esto nos lo recuerda con frecuencia el profesor Moisés Wasserman, cuya serenidad, rigor, bondad, sí, bondad, encuentro siempre admirables. Es una mezcla espléndida del pensamiento científico y el talante humano, humanista. Tiene la sencillez de quien sabe de qué está hablando y además está libre de supersticiones.

Entre mis escritores más queridos hay uno que tenía las dos culturas también, de forma notable: C. P. Snow, quien trabajó como civil servant en varios gobiernos de la Inglaterra de su tiempo, digamos de 1930 a 1960, en su rol de científico (era físico), y quien sin embargo produjo la serie de novelas Strangers and Brothers, piedra angular de la novela inglesa del siglo XX.

Snow reflexionó brillantemente sobre el asunto de las dos culturas. Escribió sobre eso, dio conferencias, y sobre todo, afirmó por dónde fue que la ruptura entre la ciencia y las humanidades era el gran obstáculo para la solución de los problemas mundiales. No podía entender que un científico no hubiera leído a Charles Dickens, o que un intelectual del arte fuera totalmente ajeno a la ciencia.

Mucho he discutido sobre esto con mi hijo Gonzalo, médico y microcirujano. Él parte de su método científico y persigue y desprecia, con razón, todo lo que suene a impostura y a charlatanería. Y yo me encuentro con él en la mitad del asunto, en la mitad de la mesa del comedor, digamos, con mi certidumbre del arte y el humanismo como justificación y sentido del paso de nuestra especie por la faz de la Tierra Solo en un asunto no hemos podido concordar para nada: el pensamiento mágico. Yo no sé dónde poner esto, a qué distancia de la ciencia o de las humanidades, pero sé que existe y guía el alma y los actos de los seres humanos. Sé que sirve para acercarlos, para apaciguarlos, para hacerlos felices o consolarlos. Pero no hay manera, el hombre no transige, siendo como es, melómano, cinéfilo y gran lector.

*Una vez le pregunté a un reputadísimo científico colombiano (neurólogo), por Sigmund Freud y el psicoanálisis. Otro día les cuento cómo contestó y la gran decepción que causó en mí.

** Escritor.