En apenas dos años, la Empresa de Licores de Cundinamarca aumentó sus utilidades en más de 10.000 millones de pesos. Estos resultados demuestran que una empresa estatal puede ser rentable. | Foto: Daniel Reina

EMPRESAS

Lea esto y, después de tomarse un Nectar, sentirá doble satisfacción

Sepa que buena parte de los ingresos generados por la venta de esa marca de aguardientes, o de Ron SantaFe –marcas de la Empresa de Licores de Cundinamarca–, se reinvierten para mejorar la salud, la educación y el deporte del departamento.

27 de agosto de 2018

A lo largo de su historia la Empresa de Licores de Cundinamarca ha tenido grandes momentos y ha pasado, también, algunos tragos amargos. Eso suele suceder en las grandes compañías que, como esta, celebran el paso del tiempo. Hoy, casi 90 años después de haber sido fundada, la ELC es una de las empresas públicas más consolidadas del país. Su ron SantaFe ha sido distinguido con el Premio del Jurado 2018, entregado por el prestigioso instituto Monde Selection. Su aguardiente Nectar es líder en el mercado y, algo que pocos saben, sus ingresos hacen posible que se materialicen algunas de las obras más importantes del departamento.

La Licorera de Cundinamarca tiene un presente muy sólido. En los dos últimos años, la compañía modernizó su planta de producción para estar a la vanguardia industrial y, bajo la batuta de Jorge Machuca, su gerente, pasó de entregarle a la Gobernación utilidades por 17.000 millones de pesos en 2015, a 25.000 millones en 2017. Pero eso no es todo, al cierre de 2018 se espera que lleguen a los 50.000 millones de pesos para libre destinación, dinero que se utiliza en su totalidad para el bienestar de los cundinamarqueses.

De acuerdo con Machucha, “no hay otra empresa en el país que le dé tantos recursos a un departamento, ya que, además de las utilidades de la empresa, también recibe el impuesto al consumo del licor, que en esta administración ha llegado a la cifra récord de 160.000 millones de pesos al año”.

Esto ha sido posible gracias al aumento en las ventas y a que los cundinamarqueses, conscientes o no de que la compra se reinvierte en sus municipios, siguen prefiriendo las marcas de la licorera que a las que provienen de otras regiones del país. “Luego de 30 años nuestro aguardiente volvió a ser el más vendido en Colombia”, dice el gerente con el orgullo de un cundinamarqués que ha tomado los rumbos de esta empresa para convertirla en orgullo de todo un departamento.

Por ejemplo, de cada 750 mililítros vendidos de Nectar Club, 5.280 pesos van a los fondos de las secretarías de Salud y Educación. Esto quiere decir que a cada uno de estos sectores le corresponde mensualmente una cifra cercana a los 4.000 millones de pesos, que sirven para financiar desde colegios en las zonas más apartadas de Cundinamarca, hasta el hospital de alta complejidad que se construye en Zipaquirá (sobre el cual puede conocer más en la página 96).

Una de las claves para que los recursos de la Empresa de Licores no se evaporen como el alcohol, es que la compañía concentra el 92 por ciento de sus ventas en Cundinamarca y el resto en solo cinco departamentos más en los que tiene presencia.