Diseño de Hakan Akkaya, uno de los diseñadores más reconocidos de Turquía. | Foto: AFP

MODA

La industria de la moda turca busca potenciar su diseño

Turquía espera alcanzar los 20,8 billones de dólares en ventas de zapatos y vestidos para este fin de año. Hoy busca competir con las grandes compañías a través de su talento.

María Lucía Hernández*
24 de diciembre de 2018

Estambul es una ciudad vibrante, una fiesta para los sentidos. En ella se ve de todo. En los vagones del metro es posible encontrar a una señora mayor vestida con una larga bata y una pañoleta en su cabeza y a su lado una joven con todo su torso expuesto. Es normal ver señores vestidos con chaquetas más pesadas que todos los pesares del mundo, junto a chicos con looks y peinados que les ha costado horas estilizarlos.

La industria de la moda se muestra tan variopinta como las calles de Estambul. Y su comportamiento va de la mano de la incertidumbre política y económica. Caminar por Taksim, Nisantasi o Etiler no es lo mismo que hace dos años. Para mediados de 2016, Istiklal Caddesi, una de las calles peatonales más concurridas por propios y extranjeros estaba llena de locales que prosperaban. Hoy no tanto. Muchos de ellos han cerrado y los turistas han mermado.

A pesar de ello, hay resiliencia. Según Sevgi Çatkin, gerente de producto en la tienda de comercio electrónico Morhipo.com, dos de las grandes ventajas que tienen los diseñadores en Turquía son el acceso a mano de obra y materia prima a precios muy competitivos. Algo muy apreciado también por las marcas extranjeras. Solo hace falta asomarse a nuestro clóset para darnos cuenta de que alguna pieza de Zara, Mango o H&M tiene la marquilla de ‘Made in Turkey’.

Esta receta posibilita que una marca se convierta en un éxito en los conglomerados premium y de lujo como Vakko y Beymen, o que sus diseñadores sean reconocidos y aclamados en el exterior como lo son Mehtap Elaidi, Dice Kayek, Les Benjamins y Lug Von Siga, entre otros. Incluso, permite que diseñadores extranjeros vean en Turquía un destino para abrir su negocio.

La canadiense Megan Mummery fundadora de la marca Oh Seven Days, es un ejemplo perfecto. Ella logró construir su negocio a partir de proveedores textiles que le venden ‘inventario muerto’, es decir, las telas que quedan como sobrantes de los grandes manufactureros. “Estos lugares son propios del país y son un aspecto fundacional de mi marca que se basa en el diseño sostenible. No creo que pueda replicar el mismo concepto en otro lugar”, cuenta.

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La facilidad para abrir un negocio de moda puede jugar en contra si se tiene en cuenta que es un país productor que quiere convertirse en creador. “Existen muchos diseñadores en el mercado que no poseen una estrategia, una estética definida, una visión y misión claras. Ellos compiten con los que sí las tienen y con grandes compañías que por sus diseños atraen y complacen a consumidores seculares y conservadores”, comenta Çatkin. Este es el caso de LC Waikiki, que se ha extendido a países árabes, africanos, asiáticos y de Europa del Este, y “estará dentro de los tres minoristas de moda europea más exitosos para 2023”, según su página corporativa.

LC Waikiki, Koton y NetWork parecen ser parte de la solución a los retos que enfrentan los jugadores independientes. La inclusión de estrategias colaborativas entre retailers y diseñadores lograría que estos últimos tengan un impulso internacional. El gobierno, por otra parte, “apoya a muchos diseñadores que buscan desarrollarse internacionalmente”, comenta Feride Tansung cofundadora y CEO de la oficina de relaciones públicas L’Appart Estambul. Estos cuentan con la oportunidad de asistir a showrooms como Who’s Next y Tranoï. No obstante, lo ideal sería tener un espacio propio en París, Londres o Nueva York, “porque así sería más fácil ser conocido mundialmente”, dice.

Convencer al mundo de que Turquía no es solo una potencia en textiles y manufactura es la tarea principal de la industria de la moda a corto plazo. Y los turcos tienen cómo hacerlo ya que cuentan con la experiencia y las herramientas para ser conocidos como creadores: “Las marcas locales mantienen una posición muy fuerte en el mercado; mientras los diseñadores están rodeados de un país rico en historia y cultura, excelente producción y conocimientos artesanales”, concluye Tansung. Además, Turquía nos ha enseñado que sabe cómo sortear todo tipo de vicisitudes y salir adelante. Esa personalidad de su sociedad también vale.

Especialista en mercadeo de moda*