OPINIÓN

Cuba: golpeando duro

Álvaro Uribe, en una de sus más exóticas decisiones diplomáticas, envió de embajador a Sudáfrica a Carlos Moreno de Caro para que aprendiera inglés.

Yezid Arteta, Yezid Arteta
16 de octubre de 2014

Primero aparecieron los perros. Luego apareció el resto de los animales de granja. Hasta que apareció la gente. Grano a grano. Habían conseguido salvar el pellejo de la matanza huyendo hacia la jungla. Entre los que volvían al caserío había un perro con sólo tres patas. Caminaba a salticos, como un hombre mutilado que se apoya en una sola muleta. La mirada lastimera y el cuerpo lacerado del perro lo decían todo: África rota.

Desde el triunfo de su revolución, Cuba ha estado de dos maneras en África. Unas veces peleando y otras curando. Colombia nunca ha estado, pues sólo reconoce a sus negros cuando tocan un tambor, lanzan golpes en un ring o patean el cuero con la selección absoluta. Para enmendar la deuda histórica con los negros, el presidente Álvaro Uribe, en una de sus más exóticas decisiones diplomáticas, envió de embajador a Sudáfrica a Carlos Moreno de Caro para que aprendiera inglés. Los sudafricanos, que son gente seria, no entendían las razones que tenía Colombia para que un “chiflado” la representara en Pretoria.

Uno de los primeros que partieron a África fue Ernesto “Che” Guevara, junto a un puñado de cubanos. Apoyaban a los guerrilleros del Congo en su lucha contra los fantoches que habían puesto los belgas. Los cubanos operaron en la región de los Grandes Lagos con guerrilleros congoleses y ruandeses. Durante una emboscada contra un convoy militar, cuenta el Che, se sorprendieron de la cantidad de marihuana que los soldados llevaban junto con los fusiles y la munición.

Guevara narra y analiza los preámbulos de Cuba en el continente africano en las anotaciones que hizo sobre su experiencia en el Congo. La nota preliminar de los apuntes del legendario guerrillero comienza con una inquietante frase: “Esta es la historia de un fracaso…”

Años después, las tropas cubanas que desembarcaron en la costa occidental de África se unieron a los combatientes del Movimiento por la Liberación de Angola (MPLA) y derrotaron en la batalla de Cuito Canavale a los mercenarios y al ejército racista de Sudáfrica, que se jactaba de tener a Nelson Mandela con un martillo en la mano picando piedra en la prisión de Robben Island. Mandela nunca olvidó eso y por esa razón Fidel fue su amigo hasta la muerte.

Hace pocos días el Washington Post publicó un artículo sobre la respuesta médica al Ébola. “Cuba está golpeando muy por encima de su peso”, destaca el acreditado diario estadounidense. Cuba, un país pequeño, con un PIB muy por debajo del de las grandes potencias occidentales, envió 63 médicos y 102 enfermeros, con más de 15 años de trabajo en el terreno, a Sierra Leona para que se juntaran a sus brigadas sanitarias que actúan en Liberia y Guinea Conakry, países en los que enviarán 296 sanitarios más.

Cuba y la organización Médicos sin Fronteras (MSF) son los dos componentes más decididos y comprometidos con la epidemia de ébola en África. Hasta la fecha, 10 miembros de MSF han perdido la vida luchando contra el virus. Los países ricos tienen miedo y su compromiso con África –un continente del que extraen toneladas de hidrocarburos y minerales- es realmente pobre, miserable, si se compara con la riqueza y el poder que ostentan ante el mundo.

Los héroes de hoy ya no andan echando tiros por el mundo. Andan sin armas. No quitando sino salvando vidas. Un chico colombiano se alista para ir a África la semana próxima. Tiene saberes que servirán de apoyo a los que luchan contra el ébola. Tiene esposa y un hijo. Puede que vuelva a su país sano y salvo o vuelva dentro de un ataúd.

Colombia es uno de los países que más aportan personal médico a organizaciones como MSF. Mujeres y hombres que no lo piensan dos veces cuando hay que acudir a una cita con la humanidad. Son historias que nada dicen a los medios colombianos puesto que toda la atención se concentra en las payasadas de nuestros políticos y las frivolidades de nuestra farándula.   

Cuando los cubanos negros llegaron a África les dijeron a los locales de su misma raza: Nosotros somos los descendientes de los que salieron de aquí encadenados. Aquí estamos, dijeron los soldados cubanos, donde hay que echar unos tiros contra el colonialismo, el racismo y el apartheid. Aquí estamos, dijeron los médicos y los educadores cubanos, ¿a quién hay que curar y educar?

Roger Casement, un patriota irlandés acusado de homosexual y traidor y luego ahorcado en Londres por los ingleses, denunció ante el parlamento británico la brutalidad colonial en el Congo. Reveló además lo que pasaba en la Amazonia, donde los caucheros de la Casa Arana esclavizaban a los indígenas con el visto bueno de los gobernantes peruanos y colombianos. Lo curioso es que los descendientes de aquellos gobernantes nos piden por estos días que nos comportemos como patriotas cuando ellos nunca lo han sido.

Sin tanto bla bla, Cuba, en las últimas décadas ha formado gratuitamente más de 3.000 médicos en sus universidades, y en la actualidad unos 4.000 profesionales sanitarios prestan sus servicios en 32 países africanos. Las grandes potencias occidentales, en cambio, no hacen más que enviar asesores y contingentes militares al continente africano, cuya misión es la de salvaguardar tenebrosos intereses. El periodista John Lee Anderson acaba de publicar en la revista The New Yorker un completo reportaje sobre los hechos en la República Centroafricana. Violencia a fondo.

Recibí una carta de una amiga que anda por aquellos lugares asistiendo enfermos y miles de desplazados. Textualmente dice: “La violencia que veo aquí es absurda, barata y sigue unas lógicas que se me escapan. Me está afectando la violencia que veo aquí en estos días, no puedo evitarlo”.

Resulta extravagante, para concluir, que una fracción política colombiana siga buscándole pelos blancos a un gato negrísimo y se empeñen en mostrar a la Cuba de hoy como la quintaesencia del mal. Dios y el diablo nos libren de que la política exterior colombiana caiga en manos de estos delirantes. Deben de estar locos los editorialistas del New York Times para pedir el fin del embargo económico contra Cuba y reconocer el relevante papel de este país en la búsqueda de la paz definitiva para Colombia.

Yezid Arteta Dávila
En twitter: @Yezid_Ar_D
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