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EL TAMBOR MAYOR

El Premio Nobel otorgado a Günter Grass es un homenaje al compromiso con la igualdad social <BR>y el respeto a las diferencias.

1 de noviembre de 1999

El jueves pasado Alemania despertó con la noticia de que acababa de ganar el Premio
Nobel de Literatura. Pero el país no se desbordó por el júbilo. Y no porque los alemanes consideren que
Günter Grass no tenga la altura literaria suficiente para merecer semejante premio. O porque estén
acostumbrados a ganar este galardón.
Al fin y al cabo el último Nobel de literatura alemán fue Heinrich Boll, quien obtuvo el premio en 1972.
El asunto iba por otro lado. La Academia Sueca había premiado a uno de los más incisivos detractores de la
unidad alemana. Y eso no se lo perdonan muchos de sus compatriotas.Traidor a la patría le dijeron en varios
ocasiones ciudadanos de a pie que lo encontraban en estaciones de tren.
Sus colegas tampoco se guardaban sus comentarios contra Grass. La novelista Christa Wolf, por ejemplo, lo
acusó de ser agente de la Stasi" (la policía secreta de la antigua República Democrática Alemana) a raíz de
su novela Es cuento largo, publicada hace dos años en su país y el año anterior en España. También la
crítica, en parte por motivos políticos, lo vapuleó por esta novela. Fue acusado de enemigo de la unidad de
Alemania, apologista del terrorismo, de tratar con demasiada suavidad al régimen de la antigua RDA, juicios
desmesurados y falsos según Miguel Sáenz, traductor al castellano de buena parte de su obra.
El autor de novelas capitales de la literatura del siglo XX, como El tambor de hojalata, Años de perro y El
rodaballo (ver recuadro), ha sido un defensor a ultranza de los ideales de la socialdemocracia, lo que le ha
traído problemas con los intelectuales marxistas y con los políticos de la derecha.
Por solo citar un ejemplo, Grass ha exigido que el gobierno alemán apruebe leyes más liberales para la
concesión de asilo político a los refugiados de otros países y lo ha criticado por vender armas a
Turquía, en lucha contra el movimiento separatista kurdo.
Según el concepto del profesor Rafael Gutiérrez Girardot, quien está radicado en Alemania, "él estaba
candidatizado desde hace muchos años y yo creo que no le habían dado el Nobel por su polémica posición
política. Era muy reacio a la unidad alemana. Ahora creo que su visión insobornable del asunto es lo que
más exalta el premio. No sólo se premia su calidad literaria sino también la moral que lo ha distinguido".
Grass ya había ganado en junio el Premio Príncipe de Asturias de las Letras de 1999 por el conjunto de su
obra que, según el jurado, combina las aspiraciones artísticas con las de justicia social. La escritura de
Grass, "de gran calidad estética, constituye un servicio apasionado a los valores de la libertad, de la defensa
de los débiles, y un apoyo decidido a los elementos que fundamentan los sistemas democráticos modernos".
Es la primera vez que este premio lo recibe un autor que no escribe en castellano. Y, sin embargo, en
Alemania poco se dijo de este galardón.
Un alemán pluricultural
Günter Grass, quien nació en Danzig en 1927 cuando ésta era una ciudad libre (en 1939 Hitler la anexó a
Alemania y en 1945 pasó a Polonia con el nombre de Gdansk), siempre se ha preciado de su ascendencia
bicultural. Grass se nutrió por igual de las tradiciones alemanas y polacas, y eso lo ha reflejado en su obra
literaria.
Durante la Segunda Guerra Mundial fue reclutado, resultó herido y cayó en manos de las tropas
norteamericanas. En 1946 recobró la libertad. Fue minero, cartero, estudió bellas artes en Dusseldorf y
comenzó a escribir poesía. Formó parte del Grupo 47, que tuvo mucho que ver con el renacimiento cultural de
Alemania tras la debacle nazi.
Grass, desde un comienzo, mostró un gran compromiso político en su obra, sin que esto la convirtiera en
panfletaria. Al respecto señala Gutiérrez Girardot: "Desde 1955 se interesó en los asuntos políticos, pero
hay una anécdota sobre un encuentro que tuvo con Miguel Angel Asturias que fue determinante. Allí se
convenció de que la literatura no sólo debería ser ficción, sino que también debería ofrecer una posición
política comprometida".
Grass es un intelectual incansable. Además de novelista y poeta ha escrito obras de teatro. "Yo creo que el
premio se lo dieron a Grass por encima de los demás opcionados por sus múltiples manifestaciones
literarias. El ha escrito teatro, poesía, novelas y ensayos de una calidad invaluable", dijo Gutiérrez Girardot.
Para los críticos Grass es una de las voces más autorizadas para describir el final de este siglo. "Esto me lo
ha enseñado el tamborilero de la gran novela de Grass: arriesga algo. Proponte siempre algo excesivo. Trabaja
sin red". (Salman Rushdie). "Todos sus libros, desde 'El tambor de hojalata' hasta 'Malos presagios',
han sido controvertidos. Con cada nueva incorporación a su hoja de vida se abre la polémica: ¿Será el próximo
Nobel de literatura o lo echamos de una vez a la hoguera? 'Es cuento largo' superó todas las cotas".
(Gemma Casadevall, periódico El Mundo, de España).
Con este reconocimiento se le hace justicia a uno de los autores más persistentes y honestos del
siglo XX, un retratista implacable de un pueblo que intenta recuperar su lugar en el mundo y que trata de dejar
atrás los fantasmas de Auchswitz.

Grass, libro por libro
Günter Grass inició su carrera de novelista con El tambor de hojalata, que fue llevada al cine por Volker
Schlöndorf en 1978 y que al año siguiente ganó un Oscar a la mejor película extranjera. En ella narra la
historia de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial y el llamado 'milagro alemán' a través de Oskar
Mazerath, un niño que al cumplir tres años se niega a crecer. Con El gato y el ratón y Años de perro
completó la Trilogía de Danzig, que redondeó su visión de aquellos años terribles. Otras obras escritas por
Grass en los años 60 y 70 fueron Anestesia local, Años de caracol, Encuentro en Tegte y Los alemanes
se extinguen.
En 1977 publicó El rodaballo, una maravillosa historia de la humanidad representada por varias
mujeres prodigiosas, "Yo creo que su novela 'El rodaballo' tiene una clara influencia de 'Cien años de
soledad, de García Márquez", señala Rafael Gutiérrez Girardot. En los años 80 publicó Alemania: una
unificación insensata, en el cual recopila varios ensayos acerca de la unidad alemana. La ratesa y Malos
presagios fueron dos novelas posteriores.
Su última novela publicada en castellano, Es largo de contar, es una historia de Alemania desde la revolución
de 1848 hasta la reunificación alemana. "A mí personalmente me impactó", señala Gutiérrez Girardot. "En
ella narra todo lo que ha sucedido con Alemania a través de las guerras mundiales hasta llegar a la
unificación de 1989. El título lo copió de una novela del escritor Teodoro Fontaine, uno de sus autores
favoritos".
Mi siglo, una novela que cuenta año por año los principales sucesos del siglo XX, es la obra que está a punto
de publicar.
Grass también ha escrito varias obras de teatro. Entre ellas Tío, tío, Inundación, Antes y Los plebeyos
ensayan la revolución.