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NUEVOS TIEMPOS

Ahora que se anuncia una reestructuración de la programación de Colcultura, vale la pena capitalizar los logros de su historia.

7 de octubre de 1996

Pocas propuestas en la televisión cultural del país cuentan con la coherencia, la creatividad y el profesionalismo de la programación de la Unidad de Televisión de Colcultura. A diferencia de otros proyectos de la Señal Colombia, lo que sus cinco espacios han desarrollado con un presupuesto mínimo es una ingeniosa visión documental que cubre la actualidad, los valores y el arte a partir de una política definida de programación cultural. Señales de vida da cuenta de los movimientos urbanos, Imaginario de las manifestaciones creativas, De dominio público recoge las coyunturas sociales de una realidad caótica, Tiempo libre registra los mejores momentos del hecho artístico nacional. Es decir, desde estos flancos se cubre una realidad total, con ingenio y penetración, que ayuda a consolidar la memoria de un país con amnesia. Y lo más importante es que se ha especializado en el documental, un género que la televisión comercial ha olvidado por completo. Pero a pesar de la rigurosidad de sus contenidos, los documentalistas colombianos que participan en este proyecto (la mayoría cineastas), han innovado radicalmente la forma, logrando soluciones visuales excelentes que muchas producciones de las cadenas comerciales envidiarían. A pesar de lo impecable del proyecto, la nueva directora de Colcultura, Isadora de Norden, ha anunciado recientemente que este proyecto "ha creado un ciclo histórico" y que a partir del año entrante será reestructurado en una única franja nocturna en la que desaparecerá la individualidad de los programas. La idea de la directora es que la programación de esta Unidad se ocupe más por difundir las actividades del Instituto, quiere emitir documentales extranjeros y darle un nuevo matiz orientado a la educación. Todas estas propuestas tienen validez, pero lo que le preocupa a algunos documentalistas es que del carácter vivo, independiente, fresco y actual que hasta el momento ha caracterizado su trabajo se pase a un tono oficialista e institucional del que hasta ahora ellos no se han dejado contaminar. Está por verse el futuro de esta programación y hasta qué punto se respeta el espíritu documentalista, pero sería una lástima que el trabajo, los equipos creativos y el lenguaje que Colcultura ha creado desaparezcan en un borrón y cuenta nueva, que eche por la borda una de las experiencias más interesantes de la televisión colombiana.