PELEA DE TROTSKOS

Libardo González es un comentarista bibliográfico que semanalmente inunda revistas, periódicos y gacetas de comentarios de libros, los cuales como es obvio no lee, o si lo hace, no los entiende olo hace superficialmente. Eso es lo que explica que tenga una industria masiva de comentarios de libros. En el numero de SEMANA del 7 al 13 de mayo, decidió escribir sobre mi libro "Estado y Planeacion en Colombia", pero no realizar una critica lo cual es legítimo y útil, sino para descalificar el libro poniendo al autor a decir cosas que no ha dicho y a negar otras.
Para González los parámetros de lo que el llama el punto de vista marxista van de Bettelheim y Lange a Trotsky y Preobrajensky y según el "son desconocidos por el autor de este libro, lo que nos deja a oscuras sobre cuáles serían sus propuestas de planeación para Colombia", ubicándolos exclusivamente en esta gama de autores. Bien, si González hubiera sólo ojeado la bibliografía utilizada, encontraría mis referencias teóricas y justamente estos autores entre otros.
Si hubiera leído la presentación del libro encontraría la definicion conceptual que acojo de la planeación como ley fundamental de la economía y de la sociedad socialista. Si hubiera leído, igualmente, el apartado "Una apreciación final" que figura como conclusión de !a primera parte (P. 136, 137 y 139) y si hubiera leído el aparte de Conclusiones que está al final del libro, habria encontrado lo que afirma no estar escrito. Pero González había redactado el comentario antes de que le dijeran que ya era hora de publicarlo, sin importarle la lectura del libro. Por falta de espacio sólo transcribiré este párrafo de mis conclusiones: "La real descentralización y autonomía (que no significa la separación) implica el cambio del poder político... Pero implica también y de manerafundamental, el cambio de las estructuras de la propiedad territorial urbana y rural en el marco de una reforma agrariay urbana democrática.. mediante la aplicación, ahí sí, de una planeación urbana, regional y agraria" (P. 189).
González en su libelo afirma calumniosamente que he defendido:
"que la planeación ha existido en Colombia y los planes se han ejecutado a cabalidad" al mismo tiempo que el Estado capitaLista no puede llevar a cabo una planeación real. Pero no ilustra esa afirmación ni puede hacerlo. Lo que demuestro en todo el libro es que: "En términos precisos la planeación en Colombia es inexistente, porque la economía capitalista es lo contrario a ella. Lo que existe es la aplicación de políticas económicas llamadas planes de desarrollo que han tenido la función principal de integra mejor los recursos del Estado y su capacidad de movilizar capitales al fortalecimiento de las distintas ramas de la producción y del comercio... La llamada planeación en Colombia no tiene ninguna función opuesta, contraria a los intereses del gran capital nacional y extranjero, es por el contrario uno de los instrumentos utilizados por el Estado en sufunción de intervención económica aclual" (P. 137).
Lo que constituye una infamia es 12 afirmación de que yo tomo "partido por la tesis sobre el estado de clase no planificador y al servicio de los empresarios nacionales y extranjeros". Bueno, lo transcrito anteriormente me saca avante de tan grotesca acusación. Y pensar que en la presentación del libro he escrito "El socialismo que profesamos y por el que luchamos no tiene nada que ver ni con los moldes del socialismo real de tipo burocrático, ni con los socialismos que desde el gobierno administran las crisis del capitalismo perpetúan el sistema". En "Estado de planeación en Colombia" se ha fustrado además, la naturaleza transnacional de la planeación determinada por el Banco Mundial y el F.M.I. ! su carácter combinado de instrumento macroeconómico y de instancia estatal.
Después de leer el flamante comentario de González no queda más que repetir con León de Greiff: "¡Después de tantas y tan pegueñas cosas busca el espiritu mejores aires, mejores aires!"-