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PINTANDO AMERICA

Viejos grabados de valiosa precisión documental en un libro recientemente editado.

22 de octubre de 1984

"América pintoresca". Wiener, Crevaux, Charnay, André. El AncorA Editores. 170 páginas. Bogotá, 1984.
Al despertar del continente americano, para Europa, ha sido inscrito en el panorama de un proceso, en el que nuestra cultura se ha ido modificando lentamente en un progreso civilizador.
La vastedad geográfica de nuestra América, insinúa, para el explorado europeo, la vastedad de otro mundo mitad mítico y mitad real, pero siempre con un transfondo de exotismo y leyenda.
El lento descubrimiento, y la colonización, fueron creando la posibilidad de conformar una imagen cada vez más documentada y cierta de la realidad y de la marginalidad--de todo un continente en fuerte contraste con la Europa ilustrada. En los siglos pasados la curiosidad de los europeos por nuestra América parece provenir, más que de un interés propio, de una definitiva diferencia frente a la naturaleza.
Es sobre los paisajes selváticos, con sus rios caudalosos, sobre una naturaleza embrujada, sobre los indígenas y sus ritos mágicos, que la mirada del explorador se encuentra atrapada y sorprendida. Más sobre la selva impenetrable y sus acechanzas, que sobre la verdadera naturaleza humana de los habitantes del nuevo continente se extiende la observación del hombre europeo. Aún en el siglo XIX la geografía sigue siendo la gran protagonista de la vida americana. Su testimonio es el de los novelistas que así lo confirman. Como anota Carlos Fuentes, nuestro continente ha sido descrito, hasta bién entrado el presente siglo, por hombres que han asumido la tradición de las grandes corrientes de exploradores.
Esta tradición tiene sus ventajas.
Una de ellas es que el explorador empujado por la curiosidad se interna en las remotas regiones en busca de lo desconocido y a su vez va acopiando observaciones para posteriormente ser relatadas con viva minuciosidad en sus crónicas y memorias. Lo que el explorador capta no es lo trascendente de la cultura; es el dato ilustrativo, la impresión inmediata, no el sistema sino el signo. Asi su labor es impresionista y su vocabulario el del naturalista.
Dentro de la larga corriente expedicionaria por la fisonomía americana poseemos los testimonios literarios de los cronistas pero también las composiciones de los grabadores que reprodujeron el entorno con fiel precisión aboliendo la distancia entre las descripciones verbales y el vivo retrato de la realidad.
La expedición de Wiener, Crevaux Charnay y André, que en 1875 parte de Centroamérica, busca dar una descripción veraz de nuestros paisajes y de nuestra fauna, explorar el territorio en busca de los tesoros de la naturaleza, la visión deslumbrante del trópico, la observación sobre nuestros indígenas y sus costumbres exóticas para luego entregar esas descripciones, recogidas a lo largo de todo el continente, a la curiosidad del hombre europeo quien todo lo ignora del Nuevo Mundo. El resultado inmediato y tangible de la expedición que culmina en 1882 es un libro profusamente ilustrado con los grabados con que se apoyan las descripciones naturalistas de los científicos.
En 1884 Montaner y Simon publican el libro en Barcelona bajo el título general de "América pintoresca"; y ahora, cien años después, El Ancora Editores recupera el valioso legado de 392 grabados lo que constituye el rescate del inestimable documento; hasta hoy una de las más completas iconografías del siglo XIX recogida en volumen
Aparte del valor artístico propio de los grabados, "América pintoresca" presenta su valiosa precisión documental, a través de la cual nos podemos internar en un largo viaje por paisajes y aldeas, por ríos y plazas, y descubrir con mirada furtiva los albores de nuestra civilización que convive con el cenit de nuestras viejas culturas, con su estatuaria característica y su arte ornamental.
A los grabadores de "América pintoresca" no se les ha escapado el trato con el gesto humano, el trazo y la visión realista, a veces caricatura de una situación. El elemento exótico y revelador está allí como la impresión reflejada en un verdadero álbum de imágenes de costumbres, de lugares y paisajes; paisajes que comprenden la naturaleza y al hombre, al hombre y sus diversas organizaciones sociales en las más remotas latitudes de su entorno.
Libro único, que si prescinde de comentarios literarios es porque los grabados son bastante elocuentes para crear un panorama diverso en imágenes que se funden con el discurrir de nuestro siglo XIX.
El enorme valor histórico y documental de "América pintoresca" lo coloca entre uno de los mejores libros de 1984. -
-Enrique Pulecio Mariño -