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Un revendedor en Copacabana. Foto: EFE.

SEMANA EN BRASIL

Se mueve la reventa para el partido Colombia - Uruguay

Miles de hinchas colombianos buscan con desespero entradas para el partido Colombia-Uruguay. Algunos pagaron más de 1.000 dólares por ir al gallinero.

Nathan Jaccard enviado especial a Brasil 2014
27 de junio de 2014

Maracaná. El nombre suena a magia, a leyenda, a Olimpo del fútbol. Un día antes del partido de Colombia contra Uruguay por los octavos de final en la basílica del balompié, muchos hinchas tricolores vagan por los alrededores del gigantesco estadio de Rio de Janeiro.

La foto es de rigor, con la réplica de la Copa Mundo en una mano y la bandera atada al cuello. Aún muchos no saben si este momento es de verdad o un sueño del que pronto despertarán.

En esa especie de fraternidad criolla que en Brasil ha primado casi siempre, una única pregunta sale de la boca del colombiano en Rio: ¿Tiene boleta? Muchos llegaron a la ‘Cidade maravilhosa’ sin entradas y están haciendo cuentas hasta cuánto van a ofrecer por una entrada revendida.



En Internet hay una compraventa activa. Los precios eso sí son de locos: mínimo 1.000 dólares para ver el partido. “Pues estamos mirando, yo máximo le meto 500 dólares, más es demasiado, relamente no puedo. Ya fui a los otros tres partidos y si me toca verlo en la pantalla gigante de Copacabana, pues no importa”, le dijo a Semana.com Daniel, un colombiano que vive en Buenos Aires.

Por Facebook, Wassap y Twitter hay cadenas y grupos de reventa. “A un conocido le sobra una. Decídanse rápido que la tengo ya comprometida”, “Tengo cuatro entradas”, “Cambio una de cuartos por dos de octavos” se puede leer en las redes sociales.

Otros se agarran de cualquier rumor. Una caleña contó, a voz baja, que al mediodía en la boletería de la Fifa iban a sacar nuevas entradas. Otros dicen que los italianos y los ingleses, eliminados de manera sorpresiva, tenían muchos tiquetes y que los iban a feriar barato.

Decenas de brasileños, los únicos que podían comprar boletas de categoría 4 (las más baratas), también tratan de hacer el negocio de la temporada. “Una señora, y tiene plata, vendía cuatro tiquetes a 3.500 dólares. Es una locura, son muy abusivos, no les costó casi nada”, le dijo con rabia a Semana.com una colombiana en Rio.

También hay quienes confiaron desde el principio que Colombia pasaba primera del grupo C. Tranquilo, Alejandro de Medellín dice que tiene boletas hasta la final si Colombia pasa. “Al principio pagamos más, pero ahora la inversión ya está dando sus frutos. Estoy tranquilo, voy al Maracaná el sábado y a la larga gasto menos que por reventa”.

Mañana de todos modos miles de colombianos vagarán por los alrededores del templo del fútbol. Aunque la Fifa lo tiene más que prohibido, hay un pelotón de revendedores profesionales. No es difícil identificarlos. Se ponen una camiseta de fútbol y tienen una pancarta que dice: “need ticket” (necesito un tiquete), una estrategia para que el cliente se acerque en confianza. Da en todo caso los mismos resultados que el tradicional “compro boleta que sobre, compro boleta que sobre”, oído en los estadios de Colombia.

Muchos esperan que a medida que el partido se acerque, la inflación desmedida se derrita. Como dice Daniel, “ya aquí, ahora hay que tener fe”.