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LOS HOMBRES DE HIERRO

Una apuesta de borrachos fue el origen de ese deporte para bárbaros que es el triatlón

20 de enero de 1986

Para empezar, hay que nadar 3.8 kilómetros en medio del mar. Luego, sin tiempo para recuperar el aliento, hay que subirse a una bicicleta de carreras y recorrer 180 kilometros. Y, como si fuera poco, se debe cerrar la jornada con una maratón de 42.195 kilómetros. Esta competencia de locos es el gran triatlon de Hawai, que se corre todos los años desde 1978 en el mes de octubre. Surgido en las playas de la célebre isla americana en el Pacífico, este deporte se ha extendido por el mundo entero y cuenta ya con decenas de miles de adeptos.
Lo más curioso del triatlón es quizás su origen: una apuesta de borrachos. En el bar de una base americana, un grupo de marines discutían acaloradamente. ¿Quién es el más fuerte? ¿Acaso Jerry, que pedalea cientos de kilómetros sin inmutarse? ¿Tal vez John, que puede nadar hasta 5 kilómetros sin detenerse? ¿O Randy, el gran campeón de la maratón? En vista de que la discusión no terminaba, resolvieron que la única manera de lograr un acuerdo era la de enfrentarse en los distintos terrenos.
El final de esta apuesta nunca se conoció, pero se sabe que poco tiempo después otro militar americano, John Collins, promovió en esas islas una carrera que bautizó "El Ironman de Hawai", ya que el ganador de la prueba debía ser considerado como un verdadero hombre de hierro. El oficial decidió fusionar las tres competencias más famosas de las islas: la carrera de natación de la playa de Waikiki, la prueba ciclística de Oahu y la gran maratón de Honolulú. De inmediato, la fórmula de mezclarlas se impuso con gran éxito: en el mundo entero hay gente que sabe correr, pedalear y nadar.
El Ironman de Hawai es hoy en día el más importante triatlón del planeta. Todos los "triatletas" o "triatlonistas" sueñan con participar en él. Pero son muy pocos los que logran hacerlo: apenas 1.000 ó 1.100 según los datos de los dos últimos años, de los cuales unos 900 alcanzan la meta. Los mejores de la competencia son siempre americanos profesionales que se ganan la vida gracias a sus victorias y al sostén de sus patrocinadores.
Suelen entrenarse entre 5 y 8 horas diarias, totalizando un promedio de 5 kilómetros de natación, 100 de bicicleta y 20 de trote. Una jornada por semana está consagrada exclusivamente a uno de los tres terrenos. Para los competidores, el triatlón es un reto, una manera de llegar siempre más lejos y de hacerlo cada vez mejor. Pero esta pasión no logra borrar la angustia a la hora de la salida. "El nudo en la garganta es el mismo para todos, incluso para los americanos que arrancan como favoritos", explica Jean-Luc Capogna, un francés que participó en el Ironman de 1984.
Cómo se hace
Pero el triatlón es mucho más que una simple mezcla de tres actividades. Durante el primer tramo a nado, es necesario mantener una cadencia y un ritmo que deben ceñirse a los cálculo efectuados por cada atleta en su temporada de preparación. Hay que nadar con el estilo crawl para tener alguna oportunidad de éxito en la competencia. Los más rápidos en esta primera etapa nadan los 3.8 kilómetros en alrededor de 50 minutos. Pero no todos los triatlones son iguales. En Hawai, por ejemplo, existe una gran ventaja en la temperatura del agua, cerca de 27 grados centígrados, mientras que en Europa, los corredores suelen tener complicaciones debido a la necesidad de un traje especial para soportar los 12 grados promedio de temperatura.
A la salida del agua, no hay tiempa ni siquiera para secarse o tomar un aire. En pocos segundos, los triatlonistas deben tomar la bicicleta previamente ubicada en un estacionamiento especial frente a la playa y colocarse el traje de lycra, especial para el ciclismo, que muchos conservarán para la maratón. En Europa, las frías aguas ofrecen una posibilidad diferente: enfundar desde el principio los tres trajes, uno encima de otro, y quitarse uno al final de cada tramo, primero el isotérmico después de la natación y luego el de lycra al concluir el ciclismo, conservando sólo una pantaloneta muy liviana para la maratón.
Pero los problemas no se limitan al vestuario. Los más graves, de seguro, tienen que ver con la alimentación. La consigna es comer, incluso si no se siente hambre. El avituallamiento comienza con el tramo en bicicleta, a cuyos tubulares deben atarse los alimentos con cinta adhesiva. Un banano, un sandwich, féculas y cereales, pero nunca carne. Los cereales suelen acompañar a los cracks del triatlón. Son ricos en glucosa, lo que constituye una base alimenticia esencial para los músculos.
Beber es también vital. No es fácil superar los 180 kilómetros de pedaleo bajo un sol canicular y 37 grados de temperatura. Pepsi-Cola sin gas y una bebida dietética americana a base de glucosa y sodio suelen ser las preferidas.
Hola soledad
Pero todo lo anterior tiene que ver solamente con los aspectos físicos. Y el triatlón tambien es complejo desde el punto de vista sicológico. Aunque casi todos los Dracticantes consideran que es mejor que su éxito o su fracaso dependa exclusivamente del trabajo individual de cada uno, la soledad es un sentimiento que no deja de angustiarlos. La carrera puede durar entre 9 y 20 horas, según las virtudes de cada competidor. Pero cualquiera que sea el tiempo, es demasiado para soportar tanta incomunicación.
En el último tramo, la soledad parece atacar con mayor fuerza. Las distancias entre uno y otro corredor son mucho más grandes que al principio y el cansancio comienza a manifestarse en forma aguda y dolorosa. Todo indica que los 10 primeros kilómetros son los más soportables de los 42 y fracción que es necesario recorrer antes de concluir la maratón y, con ella, la prueba. Después de las 5, 6 o 7 horas de bicicleta, es bueno cambiar de actividad y la novedad reanima a los triatlonistas. Pero los últimos 30 kilómetros son el escenario de la mayoría de los dramas y de los retiros, Beber varios litros y humedecer permanentemente la cabeza y el cuerpo, es indispensable. La maratón define la carrera, segun la opinión de los expertos. De hecho, el actual récord del triatlón hawaiano está en poder del norteamericano Dave Scott en 8 horas 54 minutos y 20 segundos, logrado en buena parte gracias a las 2 horas 53 minutos de la maratón.
En fin, casi una década después de la apuesta de los marines borrachos, el triatlón se ha impuesto en varios países del mundo, incluso en Colombia, donde ya cuenta con algunos adeptos, entre ellos el ciclista Luis Carlos Manrique y el nadador Pablo Restrepo, quienes se destacaron en las pruebas realizadas en el Valle y San Andrés. Y, como si la triple competencia no resultara suficientemente agotadora, en Estados Unidos ya han surgido algunos deportistas que quieren ir mas lejos y han decidido inventarse el doble-triatlón, con 8 kilómetros a nado, 360 de pedaleo y 84 a pie. ¿Será posible?--