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LOS BANCOS: FULL-BILLETE

Insólito estado de liquidez viven las instituciones financieras nacionales

25 de febrero de 1985

Puede no ser la mejor técnica para hacer predicciones en economía, pero es evidente que si la costumbre de las cabañuelas--con la cual se pronostica el estado futuro del tiempo tomando como base los primeros días de enero--fuera aplicada para medir el porvenir económico del país, se encontraría que, amén de alzas en precios y limitaciones en los salarios, durante 1985 el sector financiero nacional poseería recursos para atender todos los gustos. La entrada, en cuestión de un mes, de más de 50 mil millones de pesos al sistema financiero, como resultado de los cupos de emisión de dinero utilizados por el gobierno nacional, ha creado circunstancias de liquidez desconocidas desde hace tiempo. Si bien es nornal que todos los años haya abundancia de recursos durante los primeros días, hay gente que afirma que lo que está ocurriendo actualmente no tiene punto de comparación. "No sólo hay mucha plata, sino que no hay en que invertir", comentaba en días anteriores un desolado corredor de bolsa, haciendo referencia a la falta de papeles rentables (Certificados Cafeteros, Certificados de Cambio, TAN, etc.) donde antes se colocaba el dinero en espera de que la situación se normalizara. Ahora, muchas instituciones que estaban acostumbradas a invertir sus fondos en operaciones que rentaban más del 32% anual, se han visto obligadas a tenerlos "quietos" en cuentas de UPAC, ganando una suma mucho menor.
Lo sucedido ha llevado a varios analistas a predecir una baja en las tasas de interés que se cobran en Colombia. Desde la segunda mitad de la década anterior, la cantidad disponible de recursos para atender las necesidades de crédito ha sido insuficiente y, a partir de la liberación de los intereses, el dinero se ha encarecido hasta alcanzar niveles exagerados.
De tal manera, fuera de que conseguir un préstamo es difícil, quien lo hace tiene que reconocerle a la entidad financiera intereses que fácilmente llegan a la marca del 50% anual efectivo. Semejante tasa entra en los terrenos de lo escandaloso, si se tiene en cuenta que, descontando la inflación, en los Estados Unidos, un usuario paga una suma cercana al 8% anual, mientras que en Colombia ese valor supera al 30%.
En opinión de muchos industriales, el nivel de las tasas de interés está entre los principales factores que han impedido el correcto desempeño de la economía nacional. Para las empresas que están altamente endeudadas la carga financiera ha sido de tal magnitud, que son numerosas las que se han declarado en quiebra debido a la imposibilidad de pagar sus obligaciones. Aunque para ciertas actividades hay préstamos de fomento con tasas de interés subsidiadas, su cuantía es insuficiente y su aprobación difícil
Hechas tales consideraciones, no es raro que sean los industriales quiene se muestren más esperanzados en que los intereses bajen. Sin embargo, según lo visto, hasta ahora, son los inversionistas quienes están recibiendo menos por su dinero, pues se estima que, para Certificados de Depósito a Término a 90 días, la rentabilidad ha pasado de un 40% a cerca del 35% anual efectivo. A su vez, los préstamos siguen, al parecer, tan caros como antes. "Por ahora--comentó un especialista--los bancos preSieren no prestar la plata así la tengan, en espera de poderlo hacer más tarde sin bajar los intereses". Para muchos, la situación actual equivale a un juego de tire y afloje, en donde saldrá ganando aquel que menos necesite al otro. De tal manera, hay que esperar a ver si los bancos pueden "aguantarse" sin prestar sus excesos de liquidez, o si la industria consigue en otra parte los fondos que necesita y obliga a una rebaja en los intereses.
Paradójicamente, semejante posibilidad preocupa a más de un economista, ya que se cree que con menores intereses los inversionistas preferirán comprar dólares, tal como lo han hecho en el pasado, y poner en peligro las delgadas reservas internacionales del país. En las actuales circunstancias, un depósito en dólares en el exterior puede generar una rentabilidad bruta cercana al 40% anual en condiciones tributarias muy favorables, que aumentan, comparativamente, las ventajas sobre una inversión que se haga en el país.
Toda esa situación está íntimamente relacionada con el publicitado programa de ajuste de la economía que ha venido adelantando la administración (ver recuadro). Curiosamente, el tema de las tasas de interés que acaparara la atención en años pasados, ha pasado ahora a segundo plano y, al parecer, no existe ninguna política concreta al respecto. De acuerdo con los pronunciamientos hechos por la Junta Monetaria, el énfasis se está concentrando en el control de los medios de pago, dejando a los intereses que floten libremente. Semejante actitud ha sido criticada por varios especialistas,quienes sostienen que ello atenta contra la salud de la política económica. Como caso, se cita lo sucedido en los Estados Unidos, donde el resurgimiento de la economía norteamericana se inició en agosto de 1982, cuando el Prime Rate inició su descenso, permitiéndole a las industrias y a los consumidores una rápida recuperación. La estrecha relación entre las tasas de interés y el nivel de actividad productiva, volvió a ser demostrada hace apenas un mes en el pais del norte, cuando el Federal Reserve indujo una reducción en el Prime con el fin de reactivar la economía, que parecía haber perdido fuerza.
Aunque la mayoría de los analistas aceptan que en Colombia el nexo entre el costo del dinero y el comportamiento de la producción no es tan inmediato, también se reconoce que los altos intereses son un factor mas que atentan contra la reactivación.
Por lo tanto, de tiempo atrás se han conformado dos bloques de opinión que discuten sobre si la tasa de interés en Colombia debería ser controlada por decreto (la Junta Monetaria tiene las facultades legales para hacerlo) o si se debería dejar, como ahora, al amparo de las fuerzas del mercado.
Quienes favorecen la primera alternativa, arguyen que el experimento de tasas liberadas no ha funcionado y se basan en lo ocurrido para promover un control institucional "que evite que los intereses nos estrangulen". La otra cara de la moneda, la presentan los que insisten que la regulación crearia desequilibrios y costos adicionales "por debajo de la mesa", además de poner en aprietos al todavía frágil sistema financiero nacional.
Por lo pronto parece que la segunda idea seguirá reinando y el nivel de los intereses estará a la voluntad de los vaivenes del mercado. En el caso actual, con la impresionante liquidez que registra la economía, el próximo paso de las tasas de interés es una completa incógnita. Si bien la experiencia de años anteriores sugiere que volverán a subir a partir de mayo, no se sabe si el Congreso pueda autorizar más emisión con la cual habría recursos para mantener la liquidez de ahora. Igualmente, es un misterio el comportamiento de los índices de inflación que pueden inducir un alza en las tasas, agravando la ya maltrecha salud del aparato productivo. En cualquier caso, parecería que el cambio no sería tan sustancial, como para variar de un mes a otro las condiciones en que se ha venido desempeñando el sistema financiero colombiano. -
DOBLE INVIERNO
Al tiempo que en Colombia los bancos comerciales se han visto inundados por grandes cantidades de dinero, los integrantes del equipo económico se encontraban en Nueva York tratando de convencer a los bancos internacionales de la necesidad de prestarle dólares al país. La trascendental mini cumbre entre el gobierno y doce bancos privados extranjeros, tuvo como centro de operaciones el exclusivo hotel Waldorf Astoria, en pleno corazón de Manhattan, donde se alojó la delegación colombiana, y su desarrollo fue calificado en forma optimista por los representantes del Estado.
Sin embargo, otros participantes del evento dieron un reporte más acorde con las gélidas temperaturas que se vivieron la semana anterior en los Estados Unidos. Pese a que los bancos no negaron de plano las solicitudes colombianas, se volvió a insistir en la necesidad de mayores controles en la economía y se volvió a traer a colación el tema del Fondo Monetario Internacional. Al parecer, los ajustes hechos hasta ahora no han dejado satisfechos ni a los bancos comerciales, ni al Banco Mundial, y, mucho me nos, al FMI. Semejante impresión fue comprobada por las declaraciones públicas de miembros del Banco y por los comentarios hechos privadamente por las demás entidades. Aunque tales versiones discrepan sustancialmente de las informaciones oficiales, lo cierto es que por enésima vez en los últimos tres meses, el ministro de Hacienda y su comitiva se desplazaron a Washington para conversar con el FMI. Lo anterior, unido a la fuerte demanda de dólares que la última semana presentaron las corporaciones multinacionales con sede en Colombia, volvió a colocarle un interrogante mayúsculo a los alcances de la política económica y a la posibilidad de que al país se le exijan ajustes mucho más radicales que los hechos hasta ahora. -