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De pie, de izquierda a derecha: Eduardo Pacheco, del Grupo Colpatria; Carlos Enrique Cavelier, de Alquería; Jerónimo Castro, de Colfuturo. Sentados: Alejandro Santo Domingo, del Grupo Santo Domingo; Carlos Ardila Lülle, de la Organización Ardila Lülle, y Luis Carlos Sarmiento Angulo, del Grupo Aval.

EDUCACIÓN

Los cacaos hicieron 'vaca'

Los grandes empresarios del país decidieron meterse la mano al bolsillo para apostarle muy duro a la educación. Van a multiplicar de 100 a 1.000 los colombianos que estudian en las universidades de grandes ligas del mundo con préstamos de Colfuturo.

19 de septiembre de 2009

Una escena poco común se vio la semana pasada. Luis Carlos Sarmiento Angulo, el banquero más poderoso del país, anunció que andaba totuma en mano recogiendo plata entre sus colegas, los empresarios. El propósito de la colecta no era otro que incrementar los fondos de la Fundación para el Futuro de Colombia (Colfuturo), una entidad que desde hace 18 años financia a los colombianos que viajan al exterior a hacer doctorados o maestrías.

El mayor accionista del Grupo Aval, en su calidad de presidente de la junta directiva de Colfuturo, se fijó la meta de recaudar 30 millones de dólares, una suma que no le ha quedado difícil. Hasta el miércoles pasado llevaba 20 millones asegurados. Los primeros empresarios que se apuntaron a esta 'vaca millonaria' fueron Julio Mario Santo Domingo y familia, Carlos Ardila Lülle y su organización, el propio Luis Carlos Sarmiento Angulo, Eduardo Pacheco del Grupo Colpatria, las empresas Bavaria, Alquería y Harinera del Valle.

Sarmiento, como promotor de esta colecta, tiene argumentos de peso para animar a los empresarios a meterse la mano al bolsillo. Un estudio contratado con la firma McKinsey & Company para evaluar a Colfuturo frente a esquemas similares que operan en otros países dejó la conclusión, desalentadora para el país, de que el impacto era muy pobre por la escasa cobertura del programa. El promedio de beneficiarios de los créditos-beca que otorga Colfuturo fue de 100 al año entre 1992 y 2006, una cifra baja comparada con casos como el de Chile, donde sobrepasa los 6.000 estudiantes. Pero Sarmiento tiene un argumento más poderoso para invitar a los empresarios a unirse a esta causa. Diversos estudios demuestran que los países que adoptan políticas de transferencia de conocimientos y tecnologías externas han mejorado sustancialmente su desarrollo y el bienestar económico de su población.

Un trabajo reciente del Banco Mundial que analizó las causas del crecimiento económico de 13 países que han logrado mantener una tasa por encima del 7 por ciento, al menos durante 25 años, reveló que hay varios puntos en común entre estos casos. Uno de ellos tiene que ver con la educación, el entrenamiento y la transferencia tecnológica.

Los ejemplos de India, China, Malasia, Corea, Irlanda, Singapur y España son elocuentes. Estos países hicieron una apuesta hace años por desarrollar modelos de formación de profesionales en el exterior. Como dice Sarmiento, la educación es fundamental para el desarrollo, la creación de nuevos empleos y la modernización de la economía. "Estos profesionales, con posgrados y doctorados de las mejores universidades del mundo, luego regresan a Colombia a trabajar y enseñar".

Pero para ampliar la capacidad de financiar a más profesionales es necesario duplicar el patrimonio de Colfuturo, que hoy asciende a 30 millones de dólares. Con un fondo de 60 millones estará en capacidad de otorgar 1.000 créditos por año, es decir multiplicar por 10 la cobertura actual. A los beneficiarios se les condona hasta el 50 por ciento del crédito en el momento en que regresen al país a aplicar los conocimientos adquiridos. Si el becario no regresa debe pagar la totalidad del dinero prestado. Colfuturo financia el ciento por ciento de los estudios hasta un monto de 50.000 dólares y hasta la fecha ha otorgado créditos-beca a 3.194 profesionales.

El gobierno también pondrá su grano de arena. Durante 10 años, a través de Colciencias, el Estado asumirá una parte de la deuda que se les condona a los beneficiarios cuando regresan al país a trabajar en entidades del gobierno, en universidades o en la empresa privada.

Si esta apuesta de los empresarios tiene éxito, en los próximos 10 años Colombia tendrá al menos 10.000 nuevos profesionales con estudios en el exterior, una meta que podría comenzar a cambiar las perspectivas de desarrollo del país.