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No todo lo que sube, baja

Nadie entiende por qué el precio de la gasolina sigue alto. Aunque pocos lo crean, el gobierno va bien encaminado: se generará un ahorro importante y estabilidad en los precios.

4 de enero de 2009

No hay un tema más sensible en Colombia que el precio de los combustibles, pues toca el bolsillo de todos. Hoy, la frustración es mucha, porque el precio de la gasolina y el acpm no va a caer, a pesar de que el costo del barril de petróleo se ha reducido más del 70 por ciento en los últimos meses. Pero esa discusión está llena de falacias que, por la tranquilidad de todos, es mejor empezar a poner en perspectiva.

En Colombia, hasta el momento, el precio de los combustibles es regulado y no lo establece el libre mercado. El Ministerio de Minas calcula el valor que se debe pagar al productor del combustible, que en el caso colombiano es Ecopetrol. ¿Por qué razón? Básicamente, porque el Estado colombiano ha obligado a la petrolera a venderles la gasolina a los colombianos, pase lo que pase, y garantizar el abastecimiento interno. En muchas oportunidades, como ocurrió la mayor parte de los últimos años, eso significaba que Ecopetrol tenía que perder, lo que los economistas llaman, un costo de oportunidad: es decir, venderles más barato a los colombianos y no vender su gasolina en los mercados internacionales a un precio más alto. Esa es la famosa política de subsidios a los combustibles.

A partir de 2007, el Presupuesto General de la Nación está pagando directamente ese costo de oportunidad. Ese año, el valor del subsidio fue de 2,1 billones de pesos, mientras en 2008 fue de 5,1 billones de pesos. Una cifra astronómica que beneficia el bolsillo de todos aquellos que tienen carro, la minoría de los colombianos.

Este es el esquema que el gobierno quiere desmontar, para llevarlo a un escenario de libre mercado, donde el precio de los combustibles en Colombia sube cuando el crudo sube en los mercados internacionales, y viceversa.

Lo que han visto los usuarios es que el precio del petróleo se ha desplomado desde 147 dólares el barril hasta 40 dólares o menos en los últimos meses. Lo obvio es pensar que esto se debería reflejar en una reducción igual del precio de la gasolina en Colombia, con lo que hoy debería estar cercano a 2.243 pesos.

Allí hay varios errores de apreciación. Primero, el mercado todavía no está liberalizado. Si se aplicara esa lógica, los colombianos deberían haber pagado la gasolina corriente a casi 10.000 pesos cuando el petróleo estuvo en su tope máximo este año. Pero aun en los momentos de precios récord en el crudo, la gasolina nunca superó los 7.500 pesos, como sí ocurrió con Estados Unidos, donde el alza del petróleo llevó los combustibles a precios nunca antes vistos (cuatro dólares el galón).

En Colombia, durante los últimos años hubo un subsidio a la gasolina que le salía carísimo al Estado y que ha beneficiado a los propietarios de vehículos, quienes realmente han pagado menos por el combustible que utilizan. Eso nadie puede negarlo.

El asunto ahora es que el petróleo está muchísimo más barato. Por eso se decidió adelantar la eliminación definitiva del subsidio, que se extendía hasta 2010 y 2011; pero esto debe ocurrir sin que signifique volatilidades o enormes variaciones de precio como las que han sufrido otros países.

Si se aplicara la liberalización automática, evidentemente, hoy los colombianos estarían pagando entre 5.000 y 6.000 pesos por el galón de gasolina (contando los impuestos), pero nadie puede garantizar cuál será el precio en el mediano plazo. El mercado del crudo es demasiado impredecible, como quedó demostrado con creces en 2008.

Por eso, el Congreso y el gobierno crearon el Fondo de Estabilización de precios de los combustibles, a través de la actual Ley del Plan de Desarrollo. Ese fondo se va a enriquecer con los recursos que ponen los usuarios a través del precio de la gasolina y 170 millones de dólares iniciales del Fondo de Ahorro y Estabilidad Petrolera (Faep). Ese dinero se utilizará cuando los precios de los combustibles estén muy altos para financiar un subsidio de 'estabilidad' en los precios; y cuando los precios del crudo en el exterior estén bajos, servirá para recoger un ahorro que se empleará nuevamente cuando los precios suban.

Este es el mejor momento para crear ese fondo, pues los precios están bajos y es cuando se puede empezar a generar un ahorro importante. Según el director de Hidrocarburos del Ministerio de Minas, Julio César Vera, a partir del primero de enero empezarán a entrar a ese fondo 1.400 pesos por cada galón de gasolina vendido en Colombia. Esto haría que este ahorro inicial fuera cercano a 500.000 millones de pesos y podría aumentar 100.000 millones al mes.

¿Qué pasaría si para la segunda mitad del año vuelven a subir los precios de los combustibles? Con un alza de 20 ó 30 dólares, esos 500.000 millones de pesos se irían en un par de meses y el nuevo esquema quedaría sin recursos. Por eso todavía no se habla de liberalización definitiva.

El otro asunto de debate es el impacto fiscal de todas estas medidas. Es evidente que el gobierno Uribe ha recibido una gran inyección de capital gracias a los precios de los combustibles. De acuerdo con un estudio elaborado por Hernán Rincón, Ignacio Lozano y Jorge Ramoset, investigadores de la Subgerencia de Estudios Económicos del Banco de la República, hoy las rentas que recibe el sector público del sector petrolero son del 3,8 por ciento del PIB, casi el doble de lo que ocurría en 2001. Además, el monto de los subsidios fue inferior al monto de los impuestos que pagaba el sector, lo que da un beneficio neto.

El próximo año, las utilidades de Ecopetrol van a ser superiores a 11 billones de pesos y muchos de esos recursos van a engrosar el presupuesto general de la Nación. Por eso muchos han dicho que es necesario revisar el esquema tributario que se aplica a los combustibles. Actualmente, dentro de los 7.400 pesos que se pagan hoy en promedio por un galón de gasolina en Colombia, el 35 por ciento corresponde a impuestos. Por ejemplo, hoy en Bogotá por cada galón de gasolina, 4.116 pesos van a Ecopetrol, mientras los otros 2.321 pesos se cobran por el pago de los impuestos a las ventas, global de la gasolina y la sobretasa.

El presidente de la Federación Nacional de Distribuidores de Derivados del Petróleo, Rodrigo Valencia, dijo que está de acuerdo con el nuevo esquema y la creación del fondo, pero cree que el gobierno debe reestructurar el esquema impositivo de los combustibles en Colombia, pues es muy elevado.

Por eso resulta preocupante que el presidente Álvaro Uribe, cuando ni siquiera ha nacido el fondo de estabilización, ya le haya echado el ojo y anunciado que esos recursos se destinarán a obras de infraestructura. Sería una medida desafortunada, pues el fondo de estabilización es una prueba de que los colombianos pueden ser previsivos y generar mecanismos de ahorro.